Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 24-09-1946 página 3
ABC MADRID 24-09-1946 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 24-09-1946 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

MADRID DÍA 34 DH SEPTBRE. DE 1946. NUMERO SUELTO 40 C E N T S M SEÑORA, VUELVA USTED A SU CASA D I A R I O IL u sT RADO 1 DE i N F ORMA e i o N G ENERA L yes sisto, en la conveniencia de que vuelva usted I Yo recuerdo, d mi tiempo, con venadea su casa cuanto antes. Puesto que en este ra emoción, a las figuras de mis padres piropaís somos tan virtuosos- que apenas se peca tfesores, que aunque no fueran todos demamás que con estas cosillas, debemos esfor- siado indulgentes con nosotros, pues a núesA stá bien señora, ya está bien de zarnos todos en tapar el único portillo por Itro olvido de aprender 4 a lección o a las faltas de puntualidad solía seguir algún tiveraneo. Ahora tiene usted el proble- donde el demonio entra. rón de orejas, pellizco o coca que al arranmg ¡de, los billetes para acá, como MANUEL HALCÓN, carnos un chillido, doloroso hincaba eo tuvo el de los billetes hacia allá. Siempre me nuestras conciencias el propósito de la enla encuentro en lucha con un problema tnienda, unían a la punición un fondo de creado por usted misma. Ño. crea QUe hoy cariño. cogí la. pluma para galantearla, que, por otra parte, ninguna falta k hace, pues ya M I S E S C O L A P I O S Cuando yo entré eav los Escolapios. allá conozco la colección de madrigales que le la casa el reN éstos días ha tenido lugar el ani- ipor el año 1890, era rector desacerdote más hicieron a su abuela, los sonetos que le deRamón Rúiz, vensario de San José de Calasanz. verendo padre alto, más ipanzudoi que esbeldicaron a su madre y algunos piropos de discípulo las Es- bien bajo que los que le dicen a. usted cuando da de comer cuelas No hay un soloemocione a. deescuchar to, más benevolente que severo. Años desPías que no se 1 en su casa, y la creo tradicionalmente satu- al nombre de este Santo, su ínclito fun- pués lo sustituyó el padre Francisco Giménez Campaña, sonoro como una cañavera, rada dé, cumplidos. Vtielva a enfrentarse con dador. arrogante, de voz atenorada y numen p oéla vida 1 verdadera. Este cuarto de año que Yo fui llevado de niño a los Escolapios ¡tico con inspiración quintaniana, cuyos tr- epasa fuera de su casa- -ya sabemos que en peores condiciones de comodidad y de higie- de Granada, que ¡tienen sus aulas junto al inos en el pulpito nos aTrafc traban al entune- -no le sirven para nada. Seguramente irío Genil, al oüro lado de la ciudad, en si- Isiasmo más férvido. Gustaba aquel poeta estará usted más gorda, o más flaca, a te- tio despejado y muy ameno, desde donde topador de evocar- la Reconquista, sus batanor de lo contrario de lo que desea. Los hi- (se columbran: por un- lado, el tapiz ubérri- Illas y sus héroes, las bellezas de María y 1 jos, a cambio de una morenez que la ciu- p o d e la vega, punteado de fértiles bosca- ¡amor del niño Dios infantico blanco y; dad se He. va en quince días, vuelven siempre jes, y de otro, la ciudad de Granada, con irubio con 1 germen d algo para después. Esos ¡sus huertos y jardines, coronada ipor la líNo puedo tampoco 1 olvidar entre mis noviazgos de veraneo con gentes descono- mea rojiza de la Alhambra. (maestros al alegre ipadre Juvenal, qvíe tan cidas, a los que é. dolor de la separación Ambas márgenes del río se unen casi (prestamente nos devolvía- una pelota en la sirve de reactivo, suelen acabar en bodo- írente a la residencia escolaipia por el viejo cancha con su átlético empuje de vasco, rrios disparatados. La fija es casarse en el rpuente del Violón, a cuyos extremos, los pi- Como nos hacía aprender de memoria una barrio donde uno vive siempre. Esta manía tos del fielato, (parecen regular el tráfico clasificación zoológica; al padre Isidro, atilde veraneo a base de tres meses completos constante de carros, acémilas y no pocos dado como un abate, que nos. enseñaba Quí. es un disparate, e montar una segunda ca- automóviles, ¡que entre nubes de polvo, sur- mica y el arte mundano de saludar con comsa, desdoblando el hogar, que debe ser uno. ten a Granada, de ricas vituallas a ella aflu- ¡pastura distinguida a las señoras, -sacer Aquellos saludables veraneos de nuestros pa- yentes hasta desde las orillas del mar. dotes y otras personas de respeto; al padres de. un mes o veinte días no perjudicaLos Padres Escolapios están aposentados dre ¿para qué revelar su nombre? que si ban ai nadie. Hoy, el hombre que se que- en Granada jdentro de un viejo (convento no conseguía llegar a demostrarnos de modo da tn la ciudad esperando a la familia no con sencilla iglesia adosada, que en tiempos científico y por las buenas algún tema de hace más que tonterías. En verano se re- perteneciera a, una gran finca aneja que aún ¡Matemáticas, nos lo imponía a la fuerza por, produce una epidemia, que en ios nuevos subsiste como patrimonio de la casa Ducal medio de coscorrones; al padrecit, Daniel; tiempos parecía extinguirse. Muchos hom- de Goc. tan joven, tan endeble con sus ojos azulea bres, entre los treinta y cinco y cincuen- Desde los. balcones de las salas de estu- húmedos, que una buena tarde de octubre y ta años, van por la calle haciéndose el dis- dios y clases, descúbrense Jas pinceladas sé nos fuá a ¡la enfermería f de allá no traído í Ahí va Fulano, mira que despistado azules en fuerza de verdes, del horizonte muy lluego, hubimos de conducir, con una ya, no nos ha vigío. j ¿imitado al fondo fpor la silueta amatista, son- risa, de. cera impresa en su ro- stro dqrmidot al viej o y pequeño cementerio, parai- -Sí nos ha visto perfectamente. E 9 que como traslúcida, de sierra Elvira. Cuán- profesos de la casa, situado junto a las tatas veces mis ojos infantiles, prisioneros, va siguiendo, a una zagala; aquélla, la del alzábanse morosos del libro de estudio para pias í de nuestro jardín conventual, dondebolso blanco... ¿contemplar a lo lejos con ilusión aquel ám- crecían violetas y lirios en Primavera y a Por regla general, Fulano no alcanza el campes- la sazón del entieriro tardías rosas de otoño. objetivo y aquella muchacha se le pierde en bito- de luz, fulgores ya fragancias como un Mientras el padre Daniel con los pulrri tres, que se brindaba mi vista la bulla, o al emparejarse con el novio que ancho ideal de libertad! ine- s atravesados jxx la romántica dolencia le espera en una esquina o bien en una tien fue a descansar en la- tierra a los veinte da En el Colegio existían cuatro telases de is- u edadi una sombra extraña y jubilosa, esda donde entra de improviso y Fulano se queda sobre la acera como podenco que pier- alumnos: los internos, que satisfacían por pecie de momia con su bonete de cuatro de el rastro, ligeramente contrariado hasta todas sus- comidas, dentro del Colegio, la juntas terciado a la picaresca. mueca desmodesta retribución de j. ye, pesetas; los ex- dentada, desarrapada sotana verdosa y los que coge otro. Es lamentable este espectáculo porque en ternos, que sólo concurrían a las ¿lases, y zapatones demasiado grandes, que le hamuchos casos se trata de persoria. s serias que pagaban una pequenez mensual; Ids vigila- brían servido Dios sabe cuántos lustros se dejan en cada canícula un jirón de su bue- dos éramos aquellos niños que permane- vagaba por los claustros del colegio, como cíamos en el Colegio toda la jornaldá diur- un inocente y viejo locó, llevando sobre sus na fama, Otra clase de maridos! puestos a prueba na, haciendo nuestra! comida de mediodía hombros entre carantoñas a los chicos y. son los aténganos. Todo el mundo sabe a con los condumios traídos de casa en sen- alegres farsas 1 grotescas casi un siglo, da qué clase de Hombres me refiero. Los contun- das fiambreras, y por último, los niños ipo- vida ejemplar con J recuerdo de. muchas dentes. Aquellos para quienes las alas de Cu- ibres, cuyo número seguramente doblaba o generaciones de niños a quienes había enseñado amistosamente la doctrina cristiana. pido no descansan. Esos que durante el ve- triplicaba al de las diemá! s categorías. Este dulce v chiflado fantasma de otros Bien temprano comenzaba el aleteóle rano, para suplir ausencias, tienen que mona cuyo tarse un tenderete, y cuando vienen las llu- 1 as campanas colegiales, que en el aire Jim- tierdpOiS, en ropel encuentro acudíamos I03 escolares para besarle la mano, vias no siempre están en condiciones de des- Ipio de la mañana sonaban cristalinamente, que acaso aliente aún, milagrpsamtnte, se ¡llamándonos, a misa, primero; a las clases, montarlo. llámate el padre Pío. Es el cuerdo más Pero aun queda otro; grupo de jefes, de ¡después Era de, ver la atropellada prisa tierno, que conservo de mis años infanticonque los. chicos, siempre én retraso, nos familia, del que prefiero hablar lo menos po- les en los sosegados Escolapios d ¡e Granada, sible por estar muy disentido; envidiarlos precipitábamos, ipuen te abajo, hacia la en- a quienes custodia una larga fila de frondo por unos, admirados por otros y no faltan trada de la iglesia e scolaoiá donde solía ÍSOS cip- reses, plantados junto a la impetuoquienes los llama monstruos. Son aquellos ¡aguardarnos alguno de ios ipadres profeso- isa corriente de una acequia moruna. fes, quien con gesto despierto e impaciente, que aprenden vivir solos i Por todas estas y otras cosas, señora, in- nos incitaba al apresuramiento marcado por MELCHOR DE ALMAGRO SAN MARTIN Jas campanas del colegio. Y E

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.