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ABC MADRID 15-09-1946 página 9
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ABC MADRID 15-09-1946 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página9
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EL MARQUES DE MOLIMS L- marqués de Molíns es uno de los Marianos famosos en el siglo pasado y parte del presente: Mariano Alvarez de Castro, Mariano José de Larra, Mariano Pardo de Figueraa, Mariano Fortuny, Mariano Fernández. Mariano Carderera, Mariano de Cavia, Mariano Benlliure, Mariano Roca de Togores, marqués die Molíns, vizconde de Rocamora. El marqués! de Molíns es una de esas figuras de que no se habla en Jas; historias literarias, 0 de. las que apenas se habla. Y, sin embargo, esas figuras son simpáticas, coma don Antonio Ros de Olano, colaborador de Esproniceda en la comer E ti. brino; corno nuestro Sirve rio Lanza, cuentista, humorista. El marqués de Molíns nace en Albacete; nace eti 1812 y muere en 1889. Fue poeta, drani a t u rgo; ensayista, o r a d o r Desempeñó varias veces carteras de ministro, entre ellas la de Marina- -y con gran acierto- -f fue embajador en París, el primer embajador de 1 a Restaux- ación. Y fue... amigo de Larra: con Larra estuvo paseando la mañana del día en que ocurrió la tragedia. Eli marqués de Molíns es uno de esos hombres simpáticos, cordiales, que han viajado muchc, que han tratado a mucha gente y que saben muchas cosas. Estas cosas el marqués de Mo- lilis las va contando en las conversaciones particulares- -que nosotros, naturalmente, no fie- mos oído- -3 en los ensayos, o discursos académicos, que, naturalmente, sí que hemos leído, ¿j; ¡puesto que en este momento es- tamos: pensando en ellos, y de ellos vamos, a hablar. Por en- p- y cima de poeta y de autor dra, mático, se nos antoja que el marqués de Molíns es, a n t e todo, ensayista; ensayos- verdaderos ensa- bajo, por su holgada fortuna, ¿e empeñaba yos, son sus discursos en las Academias: el en. modelar a tientas, y de esta manera comarqués, perteneció a varias; de la Española menzó su estatua de San Juan de Dios, que íué director. Los temas que el marqués trata corona la portada del hospital de Antón Maren sus discursos son varios: uno de ellos, la tín Observación curiosa es tamibién la conbiografía. Y en la biografía, género difícil, secuencia que e marqués saca de la contemsobresale el marqués. Notable es la biografía plación, en París, por Piquer, de la estatua del escultor Piquer, y- la de Salcillo, y la de de Voltaire, estatua de Hondón, Huds n, dice Bretón de los Herreros, que forma un grue- el marqués. ¿Arriesgada e. sa suposición? No so tomo. Como el marqués de Molíns gusta lo sabemos. Mezclado a la vida literaria, con. entusiasde amenizar sus escritos con anécdotas, cosas que él ha visto, sus discursos son muy ame- mo, con ardor, el marqués nos entera de munos. Encontramos a cada paso observaciones chas cosas qua nq s aibían) o ¡s, a completa curiosas. El estudio de Molina sobre la es- otras que ya conocíamos. No podíamos soscultura, la escultura en España, es notable: pechar, por ejemplo, que el Parnasillo, la señala el marqués la predisposición del arte célebre reunión de escritores, fuera, más que catalán a la escultura No habla del escul- una reunión literaria, una tertulia francaior ciego Pereira y nos dice que, a pesar de mente política: En el Parnasillo 1 del café fu ceguera y de que 110 necesitaba de su tra- de! Príncipe- -escribe Molíns- poetas, y ac- dia A í el tío ni el so- 1 tores, y artistas se daban en cuerpo y alma a la política y no hablaban sino de poner bien de relieve la tabla- de los derechos, y luego de echar un velo sobre la estatua de la ley, cosas todas que no corresponden al noble arte de la escultura, sino a la jerga parlamentaria. No sabemos lo que el marqués quiere significar con lo de ecjbar un velo sobre la estatua de la ley; cosa enigmática. Notable es también el estudio que el marqués hace de los condes de Elda; ha pasado mu chas veces) por Elda, en la provincia de Alicante, el marqués, en sus viajes en diligencia, antes de los caminos de hierro, y a Elda dedica un sentido recuerdo. Me placía, sobre todo, su castillo, por lo que contrastaba con el de Villena- -escribe el marqués- erguido y solitario coma un ricohombre de I31 Edad Media, en guisa más de amenazar qutj de proteger el pueblo que se agrupa en su f a l d a el de EId. i asienta sus cimientos en la risueña m a r gen del Vinalapó, después de haberlo, encauzado en la acequia del Conde para fertilizar aquellos valles. (No oo- mprendíemo á tampoco por qué el castillo de Villena es iinenazador. ¿Cómo no hemos di acordfarnjos del Jibrito 4 el marqués Leí Manchegaf El íi irqués siente viva simpatía P r. la Mancha; la si inte tambiitf el autor de estas, líneas; 1 sentirá también todo el que ame a España: la Mancha ha 1 do el más famoso de los per- lajes españoles imaginarios. Y la Mancha. ha dado el más ÍM mde, creo que el más granilf de nuestros poetas líricos: fiay Luis de León. En, el li into del marqués s; e trazan dos utratos primorosos: uno de una labrantina manchega y otro de una gran señora también de la Mancha. ¡Y qué simpáticos los dos! ¡Y qué trágico el de la pobre Mostillera, la labradora! ¡Y cómo rinde culto la población manchega a las virtudes, la generosidad, la ardiente caridad de la Calatrava. es decir, de. la señora del caballero de Calatrava! Que el marqués siente de veras el arte, lo demuestran estos dos retratos en honor de dos insignes? manchegas. ¿Insigne la Mostillera, la pobre Mostillera? ¿Y qué mujer más abnegada, más discreta, más humilde, más sufrida? Su fin, como resultado de la primera guerra civil, fue verdaderamente pavoroso. Hay mucho de histórico en estos dos retratos. Una nación que produce esta; dos mujeres- -una en el pueblo, otra en la aristocracia- -es una nación grande. AZORIN

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