ABC MADRID 11-08-1946 página 19
- EdiciónABC, MADRID
- Página19
- Fecha de publicación11/08/1946
- ID0000399663
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EL PERCHEL: DELA LITERATURA AL CORAZÓN ouo Id que tiene Málaga de sorprendente se encierra quizá en este fabuloso contraste que va de. la indiferencia, de la lentitud, a la improvisación. Esta vida recatada, sosegada de la urbe se rumpe de vez en vez por esas explosiones geniales dt la improvisación popular. Por eso, la ciudad guarda siempre una nueva maravilla escondida, una sorpresa a flor de cada esquina. Y por e- o. precisamente por e- a capacidad d -creació y de improvisación, se salvan del olvido o de la indiferencia tantos viejos valores amigos. Hoy us el viejo barrio riel Perchel, F. l viejo barrio se nos iba ya quedando en pura utopía, en pura cita literaria. Desde ervante para acá. un ro- ario de p ropos- e ha idn clavando en cada esquina dí sus calléis ha quedado colgado como un- u- piro entre los hierros cruzado- de su reja- Ahí estaba precisamente 1 peligro Que toda esa literatura- e nos fuera conviniendo en arqueología, en recuerdo tn fosilizada memoria. Y frente a la literatura, la realidad. La realidad ¡Uc no- producid la compasión ier ei abandono del barrio ilu- tre. donde ios valores e- -tét eos de la ciudad apena- -si han sufrida. Donde la- co- a- -iguen como I) io manda, pidiendo clamorosamente un rigor y una atención para tanta bell. a escondida, para tan! a maravilla taparla r año- e ol! vido. Cero he aquí que de pronto vuelven- -con a sencilla precisión de la- cosa- peremu- o- festejos del barrio. Esto iba. como el barrio mi- mo del Perche! camino de quedar taníbién a i recuerdo, en historia dolorida. Y entonte- es cuando se produce e- ¡maravilla de la improvisación, e- a fuer a expansiva de la gracia- popular haciéndolo todo de una vez. Y lo que v- má- mportante. amigos se produce también, por la gracia fina de la tierra, e- e ííiilagro de salvar del o vi ¡i todo e! inundo estético, toda la belleza silenciosa y arcaugélica que el barrio tiene guardado, como un latido, para lo- que saben iru íarto. T iidad para las calles entrañable para- k amigos, para todo el mundo. Porque, al llegar al Perchel, todo el mundo es amigo... Sale a la calle ti alma entera del barrio. ¡Y qué fina, qué ponderada y señorip. lmente fina es la intuición artí- tica de la gente perchelera. La calle en estos días ha dejado de serlo. Yo no sé si han hecho de ella patio o habitación. Pero la gente estos días vh en la calle. Puro para e? o, para vivir efi la calle para recibir a los amigos, la calle e ha convertido en la más fabulosa decoración que podáis imaginar. La cal ha tapado viejos desconchones. Lo mantones de Manila han saltado del silencio H la alegría de cada balcón. Toda la alegría policroma de 1 a -tarn. pas- Htografía de las cajas de pasa- con toreros antiguos- -Ma haqtiito y (riwnla y el Rumba- -v bailarinas de talle de avi i, e de ese sevillano fino y cordial que es Manuel García del Olmo: nuestro gobernador. Su delicada sensibilidad para calibrar la hondura del gesto humano o la delicada armonía de un detalle arquitectónico no terminaba de asombrarse de todo aquel mundo, fabuloso y cordialísirno. Igual le pasaba a Manolo Pérez Bryan, gran malagueño y gran enamorado de las tradiciones indígenas. Cada esquina que doblábamos era un descubrimiento sorprendente. Aquí, en Cerezuela, las viejas estampas de Paco Madrid y los Gallos, de Vicente- Pastor y Gaona nos gritan la? corridas de Feria, de hace treinta o cuarenta año- Allí mismo, en uno de e os patios que aparecen de lugar en lugar como un homenaje a la gracia na tural. a la nombra de una tapia el aire se quiebra e la tinta agilísima de unas sevilla- El Perchel. Majeza, rumbo e hidalguía de un barrio vielo eon estirpe DODuIar. íinv A ui. en don Iñigo, un p. queño mund 1 de la- Mil v mía noches. Odaliscas con grandes collare- de perla. -y arriba, en el techo, un escenario qu mélico de mezquitas y minaretes. Después, una institución del barrio: doña Rosario del Rio. madre dé Imperio Argentina y Miguel de los Reyes, cantando una zambra. Seguimo- Ahora en otro patio el junco e- belto de Esperanza de la Victoria ofrenda la finura el ritmo de mías drizaren honor de las autoridade- En medi la calle, un corro. En el centro, el cristal finísimo de una voz portentosa- -la de Maruja Lufa Romero- -le quila su reposo al aire de ¡a adrutrada con una- caña- y unos t. angu llo ¿de Cádiz. Más abajo- todavía. Señor! malagueña- de Juan Breva, que todavía en el Perchel hay- -Amonio Moreno- -quien- e atreve con ese cante largo y difícil. Y en la calle de Segura- -monumento de adorno y de decoración popula -c- a íutiite improvi- ada que se quedará para- iempre porque el alcalde- lo concedió a ¡o vecinos que se lo pedían. El Perchel, amigo- Majeza, rumbo e hidalguía de un barrio viejo con estirpe popular y popular señorío. De la literatura, al Ahora, en otro patío, un junco esbelto ofrenda la ¡mira y el ritmo de u n a d a m a corazón; De la vieja e ilustre literatura de uno de! o más típ: cos, barrios de Andalucía y de España, a! corazón. A este generoso y ha hecho u n a t n m n- a tela 1 e irañ; nie tnPorque esto e otro cantar. Los que -aben abierto crfizón que los percheleros abren vuelve el barril tina y m calar hondo el- cutido de la cosa- pueden cada ni. che para recibir a Málaga. Porque ver el milagro. -la literatura ni corazón. aprisionar la ¡racia n i -i i de t. iuta caite mahoiTi e barrio entero es corazón. Málaga enAhí lo tenéis. e la cita literaria a e- e latido definible. tera -barrin, Barrio del Perchel, antier rrio el ¡alie L na de e- t a- n) c i- li cordial, generoso, humano que e 1- vr- i mU ad. -i meiio en t ¡tito ni ¡tico P i1. n e n mo, ea- la n- rclu- 1.