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ABC MADRID 09-07-1946 página 3
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ABC MADRID 09-07-1946 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRID DÍA 9 DE J U L I O DE 1 9 4 6 NUMERO SUELTO 40 GENTS; las elecciones de partidos, ¿por qué- -decía- -al elegir una Cámara, los católicos, socialistas, comunistas alcanzan cada uno la representación qué corresponda a sus votos, y al decidir Monarquía o República el que 1 pierda por unos cuantos votos lo pierde todo? Y el hombre ha hecho, tras esto, una escrupulosa adaptación de la proporción de votos aplicada a la- unidad de un mes, y ha sacado, en consecuencia, que en Italia debe haber cada mes dieciocho días de República; y el día 18- a las diez y cuarto de la mañana, debe entrar a gobernar el Rey, mientras descansa el presidente, los otros once días, hasta llegar al nuevo mes, en que 1 tornará a empezar el turno. Pero, luego, le entra al hombre el escrúpulo de los votos en blanco y perfecciona su fórmula pidiendo, a fin de que éstos no queden sin representación, para cada mes, un día blanco en el que no habrá. Gobierno ninguno, Será, el día de los anarquistas y de los santos; de los, que r o toleran Gobierno y de los 1 que no lo necesitan. D I ARIO IL U ST R ADO DE I NF O RMAGI O N G E NER AL deshonrado un pueblo o un gremio español. En fin, que al través de las. revelaciones anónimas de cada día, España se me presenta como una cosa magnífica, desconcertante, intolerante y difícil. Numancia, cuando la quieren dominar; Numancia, también, cuando la quieren sencillamente gobernar. Por eso, cuando nos. aconsejan desde otros Jcl: mas, o cuando nosotros azuzamos a los que nos gobiernan, yo sonrío con benevolencia. Tengo- un infinito crédito paciente abierto para todo el que tiene que manipular esta maravilla de gloria, ingenio y dificultad, cuya imagen, en miniatura, yo guardo en el cajón de mi correspondencia. anónima. JOSÉ M. PEMAN de la ¡leal Academia Española, EL ANÓNIMO, COMO CALA Y CATA DEL ESPÍRITU ESPAÑOL L escritor- -se ha dicho- -es un hombre, que se confiesa perpetuamente en público. Puede ser. Pero también es un hombre a quien el público se le confiesa perpetuamente. Es interesante mirar al revés, del fenómeno del escritor: considerándole, no como quien habla, sino como quien escucha; considerándole como excitador de reacciones y experimentador- de precipitados y de. análisis. El escritor y el público se confiesan mu, tua y alternativamente. Cada uno de ellos- pone a sus palabras, como en el confesonario, una rejilla, un pudor. El pudor del escritor suele ser la retórica. El del público, el anónimo. La correspondencia anónima de un escritor es el más aleccionador corte vertical en la psicología de su pueblo y de su hora. Yo, por ejemplo, pondría la documentación anónima que poseo a la disposición de esos espíritus norteños que nos aconsejan formas más populares de vida pública y les diría: Usted, tiene razón: pero léase todo esto... y sáqueme de aquí una opinión pú blica Porque- no hay nada más desconcertante que ese silencioso cacheo espiritual de España que proporcionan sus anónimas re acciones. No hay suma de más heterogéneos sumandos; ni jamás pincho de consumista delató, en un mismo saco, más arbitraria convivencia de lentejas, bombones, tabaco y gargantillas de corales. Toda la expedición de la Odisea se sometía a Ulises porque era fértil en recursos Pero, ¿a quien se someterá una expedición donde son todos Ulises? -Yo se la ofrecería- a cualquier paternal consejero de ultrapuertos, reflejada en mi documentación anónima, y le desafiaría Gobiérneme usted esto. No es que los españoles todos quieran gobernar. El español anónimo, por lo general se coloca en una posición marginal, elegante, de espectador y crítico. No es político; no es ambicioso; pero querría- -eso, veinticuatro horas. T o d o s s í- -gobernar los españoles abrigan la ilusión de gobernar veinticuatro horas; todos tienen una iniciativa original y tajante para llenar ese día mágico: Si a mí me dejaran gobernar nada más que veinticuatro horas. No es mucho; pero, sumando las veinticuatro horas deseadas por cada español, resulta la más tremenda revolución: porque en ellas, el de uno cambiaría el sistema tributario; el otro suprimiría Abastos; el otro fundaría diez Universidades más; el otro electrificaría los trenes... No hay terremoto comparable al que resultaría poniendo en fila las veinticuatro horas utópicas que cada español lleva en el alma. Porque no cabe duda que uno de los posos más decantados y persistentes en el alma hispana, es el del arbitrismo del siglo xvn. El archivo anónimo es la voz de las mil iniciativas. Todavía ayer, con ocasión del referéndum italiano, me proponía uno el modo de atenuar el radical claroscuro del Jí y el no, dando su contenido proporcional también a las minorías, como se dan en E G I R. D L E IENE usted airé triste- -advierto a mi amigo- ¿Le sucede algo? -No grave. Pero hoy me han Deduzco de mi cala del espíritu español al echado los mansos. través de mi documentación anónima que, ¿Cómo dice? ¿Quiere explicarme lo después del arbitrismo, es la vidriosidad calderoniana la otra decantación que más que eso significa? Ha sido en una tienda de la Sexta Avepesa sobre dicho espíritu, i Qué preocupación la de- la conducta rectilínea! Se reinte- nida. Para cumplir un encargo de mi mujer, he intentado 1 comprar una faja de tres gra a la vida pública éste o aquél: anónicabos, talla 41. Al intentar explicar lo que mo inmediato con resurrección de lo que deseaba, mi vocabulario de inglés ha sufridijo, de lo que hizo, hace- veinte o treinta años. El español quiere ser generoso. Pero do un colapso, -y es entonces cuando me han. echado J os mansos. Yo entiendo por tal el todo español tiene, en programa, una genérica y teórica amnistía, desvirtuada con tres sacarme el intérprete. o cuatro exclusiones pasionales y personalí- -i Ah! -subrayó apenas. sim- as. 1 para las que reserva la tremenda ex- -te será difícil comprobar hasta qué presión amenazante: Hay que. tener memo- punto deprime cuando se lleva ya un tiemria. Con esa memoria anecdótica, dura e po navegando en un idioma ese fracaso y imprescriptible, se fabrican algunos hasta cómo descorazona. la Historia. Hay quien no le. ha perdonado- -Sí, sí: me percato muy bien. Pero pientodavía a Felipe II lo de Lanuza o lo de se que tal vez haya sido motivado, no per Antonio Pérez la deficiencia de sus medios de expresión, En definitiva, todo esto revela la tremensino por el deseo de hacérsele agradable y da y senequista primacía española de los va- de evitarle un esfuerzo o acaso para usar lores morales. El casiústno, concreto y ta- un empleado que. se les ¿ba emriohecicndo y lante, es otra decantación, definitiva en amortizarlo un poco. nuestra mente. Toda la, ley de Dios lá- -No, no; nada de eso. ¡Si viera qué antiene alguno sustituida por una expeditiva gustioso pugilato le ha precedido! Tengo la regulación cte los bailes y las películas de tranquilidad de conciencia de haber luchado cine, Y toda la política es, para algunos, hasta el postrer instante. Al producirse mis una cuestión de más o menos escándalo, en primeros titubeos, la deliciosa muchacha que la largura del capot de los autqmóviles ofir ciales. España telera mejor que él pueblo me atendía adivinó lo inexorable de desenlace e hizo ademán dé pedir socorro. Yo muera pobre que no que muera rico el gome opuse con una. suficiencia, 1 por desgrabernante. cia ilusoria. Recurrí en seguida a la mímiEsta misma preocupación é, tica hace tan ca. Ahora bien: usted reconocerá que pequebradizo el honor gremial No diga nunca el escritor que le llegó tarde una car- dir, a base de mímica, una faja de señera ta, porque se conmoverá el Cuerpo de Co- cuando se es un hombre de mi porte, supone ciertas dificultades: Dios me libre, por rreos. Calderón nos acostumbró a qué las doncellas fueran responsables de la honra tanto, de atribuir a falta de imaginación de la dertfndienta que me cayó en. suerte el ño que les quitaron amarradas, dándolas, un narhaberí ido comprendido. cótico y poniéndolas uri arcabuz en el pecho. Después de esto, no puede uno saber- -Es usted todo un caballero. nunca cuándo va a considerarse violado o -Aspiro, nada más, a ser imparcial. -Fue ese instante el de su capitulación. -De manera alguna. Ya le he dicho que SEGURO DE ACCIDENTES DE TRABAJO luché lia? ta el final. El diccionario me sirPrescriben al año las acciones para reclamar vió de último redacto. el cumplimiento de las disposiciones legales- ¿No cree que debiera haber sido el pri. sobre Accidentes de Trabajo. Para la incapa- mero? -No. Al recurrir a él, ya: sabía, porque cidad temporal o muerte, -se cuenta el año desde la fecha en iuc ocurrió el accidente. una voz interior me lo dictaba así l- lo que iba a siiccdermc, Mi diccionario. 1 guardaba Para la indemnización de incapacidad perma- en su texto Ijs palabras faca, facha, falacia, nente, el año arranca desde la fecha en que falla, fallecimiento, fama, familia, fámula, se declaró dich; incapacidad todas cpmo usted comprenderá, pcvísr! n n- T

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