Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 30-06-1946 página 13
ABC MADRID 30-06-1946 página 13
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 30-06-1946 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página13
Más información

Descripción

UN ASISTENTE DE ESPARTERO De los apuntes para mis memorias H ACi: mucho. año. iimiu: que contaba yo unos catorce y ahora VOY camino de ochenta y dos. ya sentía afición a conocer anécdotas y a conservarlas en la memoria. Voy i referir una de las primeras que escuché, porq- ue la recuerdo fielmente y la reputo curiosa. Habí? y en. Alfouñol, mi pueblo ¿íatal, donde rodó mi cuna como dice Alareón del suyo en su precioso libro La Alpujarra un viejo campesino llamado el tío Tomás García Martín, que había servido como soldado en nuestra primera guerra civil. Hay que advertir, porque así lo demanda la justicia, que, si vulgarmente el llamar tío a un hombre entraña un concepto despectivo, en mi tierra alpu jarreña significa, en la clase jornalera, un título de consideración y respeto, que no todos disfrutan. Era aquel- simpático y bondadoso anciano el único de la villa que había pertenecido al Ejército en aquella lucha fratricida, de triste recuerdo. De luces claras, aunque de muy escasa instrucción, conservaba íntegra su privilegiada retertn a Ello daba ocasión a que gu- it t o i i r u- El general Espariera, por Antonio María Esquive) Servía él en el regimiento de Soria. Compañero suyo era el asistente de confianza del general, llamado Patricio Sáenz. Este desempeñaba las funciones más íntimas, pero el caudillo tenía dos asistentes más y él era uno de ellos, encargado de limpiar la ropa y el calzado. Veamos cómo refería la gloriosa jornada. No es posible recordar las mismas palabras, pero respondo de la exactitud de los conceptos. Tres o cuatro días antes de Nochebuena, del año 36, cayó enfermo el general con una inflamación de la vejiga, que le producía agudos dolores y mucha calentura. Precisamente Patricio había marchado a Logroño a cumplir un encargo de don Baldomero y yo quedé cuidándole. El mal que le aquejaba debía ser muy fuerte, porque él, tan valiente, pasaba la noche quejándose. Llegó la velada del 24 y entró en el dormitorio e! general Oráa, segundo jefe de aquel Ejército, y la manifestó que era preciso avanzar sobre Bilbao, porque el estado de las tropas no permitía esperar y que por lo tanto venía a pedirle autorización para tomar el mando. De ninguna manera, yo dirigiré el ataque aunque me muera. ¡Tomás- -me gritó- venga el (uniforme y las botas. Oraá quiso oponerse, porque era temerario que el general cometiese tal locura, pero, irritado, soltó dos o tres- tacos y se tiró de la cama. Le v e s t í, y su cuerpo ardía, pero ya no se quejaba, sin duda- porque, haciendo un gran esfuerzo, soportaba el d o l o r El frío era enorme y la nevada, que había caído, copiosísima. Yo c r e í q u e mi general moría aquella noche. Se circularon las ó r d e n e s de marcha, y al poco rato salimos todos a pie para tomar las barcas y fiasar a la otra orilla del río. Los caballos es per aban nuestro desembarco. Apenas tomamos t i e r r a montó el general en el suyo y yo me a g a r r é a la cola, y tuve el honor y la alegría de pasar de esa forma el puente de Lucharía. Entramos en Bilbao, me parece que el 26, y don Baldomero, aunque no curado del todo, salió mejoradísimo de a q u e 11 a empresa, que todos c r e í m o s le costaría la vida. Las veces que narraba estos sucesos le brotaban las lágrimas y no r e c o r daba más detalles de aquellos días que el haber vestido a ti Don Patricio Sien San Martín, antí no asistente del general Espartero. rar sus andanzas militares durante la campaña, No todos le escuchaban con atención, pero a mí roe encantaba oírle, porque no hay nada que preste más colorido a la verdad que la narración de un testigo presencia! cuando e persona honrada y seria. Su ídolo era el general Espartero. Hablaba de él con entusiasmada emoción, a pesar de que ya estaban muy lejanos los tiempos en que él sirviera a sus órdenes. Refería mil incidentes, todos ellos de interés, y aunque su expresión -ra tosca, daba la impresión de que se trataba de cosas vividas. Sería tarea muy larga repetir lo que contaba, a pesar de que recuerdo la menor parte, pero lo que culminaba en -n- relatos era la noche de general y haber pasado el puente de Luchana agarrado a la cola del caballo. Y es que en aquella época que el servicio militar duraba ocho años, los soldados se identificaban con sus jefes y les profesaban, a la vez que veneración, un cariño filial entrañable. Aunque yo tenía fe en sus palabras, me extrañó que (al cabo, de tanto tiempo tuviera presente el nombre del asistente íntimo de Espartero y, como le llamara la atención sobre ello, me contestó: ¿Cómo lo había de olvidar si se llamaba como nuestro Patrono? Y el que no se había fijado en que San Patricio es el Santo tutelar de mi pueblo era yo. Transcurrieron los años, y cuando ya casi no hacía memoria de los relatos del tío Tomás, que hacía mucho tiempo había muerto, hojeando un tomo de la colección que poseo de La Ilustración Española y Americana encontré el retrato del famoso asistente Patricio Sáenz Martin, que se publicó al morir Espartero, porque, después de licenciado, siguió al servicio de su amo hasta que éste falleció. Y entonces, acordándome de lo que escuché a mi viejo paisano, hice que me reprodujeran la) fotografía del fiel sirviente, que quedó; incorporada a mi c o p i o s o archivo iconográfico del siglo x r x N. KTALtO KIVAS t -ki Real Arade- mia de, la Historia.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.