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ABC MADRID 23-06-1946 página 13
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ABC MADRID 23-06-1946 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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LA PROPIA ESTIMACIÓN A actualidad de Benavente, Premio Nobel, renueva las de Echegaray y Cajal, coronados también del excelso lauro. Allá, en las lejanías del recuerdo, las dos sombras ilustres se mueven incitando a la revisión de causas, aparentemente frivolas y, en realidad, profundas, trascendentales. ¿Es que al otorgarles el Premio a Echegaray (1906) y a Cajal (1916) no había alcanzado, aún Nobel en España el signo de la estimación ajena? ¿Es que ahora siente España más que antes ¡a propia estimación? Vengamos a los antecedentes del Premio, como premisas, para llegar a las estimas, como conclusiones. Es notorio que Alfredo Nobel, tras inventar la dinamita y sus aun más terribles derivados, bases de la pirotecnia moderna, pasó de la fase científica a la industrial y montó en diversos países numerosas fábricas, que le hicieron en poco tiempo multimillonario. Mas este punto de riqueza fabulosa determiriQ, en el inventor, al decir de Freud. un. complejo de contrición. La Dina- L Don José Echegaray. enlaza la Corona y el Laurel. No empece, al propósito que nos guía, considerar que el P r e m i o 1 e Literatura (1906) se divide entre Echegaray y Mistral, el felibre francés; ni tampoco que el de Medicina (1916) se repartiera El doctor Ramón y Cajal. mita, manejada por la Ciencia, con fines civilizadores, abre túneles, abate montañas, tiende puentes, enlaza pueblos, hermana hombres. Pero, manejada por la Barbarie, derrumba ciudades, arruina pueblos, azuza a toda brida a los Cuatro jinetes del Apocalipsis... Atormentado por visiones espantosas, como los ¡personajes de Dostoyewski, Alfredo Nobel, atrito y contrito. siente, con el dolor de corazón, el propósito de la enmienda. Y para acallar remordimientos, destina las enormes rentas del caudal archifabuloso íl fundar una institución de Ciencia y Paz, signos y bálsamos de sji angustia. Recordemos que ese caudal entra en, las zonas astronómicas: Trescientos millones, de coronas. Las rentas distribúyense en cirico premios de a ciento cincuenta mil coronas cada uno. Y como la corona se cotiza. Término medio, a tres pesetas, cada premio- -450.000 pesetas- también entre Cajal y el histólogo italiano Golgi. Nos interesa mucho más que la profesión- -Echegaray, ingeniero Cajal, mgdico- -la fuerza del signo literario- Cajal, escritor; Echegaray, dramaturgo. Echegaray, de un lado, matemático, catedrático, rigurosamente científico, y del otro, político, agitador, ministro revolucionario, no se revela como dramaturgo hasta pasados los cuarenta. Cajal, profesor, investigador, mago del microscopio, permanece, como literato, inédito hasta bien entrada la senectud. El teatro de Echegaray, iniciado por un novel encanecido, con El libro talonario bajo el anagrama de Jorge Hayaseca todavía, al cabo de un siglo, congrega y estremece a un público antiguo e ingenuo. La literatura de Cajal, recién nacida en sus Memorias familiares, crecida y juyenil en las Charlas de café madura y lozana en sus Impresiones de nriá ochenta años multiplica sus ediciones con una popularidad inmensa entre lectores avisados y modernos. ¿Qué significa el repertorio de Echegaray sino la dictadura romántica, con injertos calderonianos, la trusa de El médico de su honra convertida en la levita de El Gfan Galeoto ¿Y acaso este rastro de sangre no mantiene un complejo perdurable, teatral y racial? ¿Y acaso no surge en los caminos blancos, como un aterrador fantasma negrc? ¿Y no provienen sus conflictos de que Ta estimación ajena abre feriales y subastas a la pr. opia estimación? CRISTÓBAL Don Jacinto Benavente. DE CASTRO

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