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ABC MADRID 28-04-1946 página 41
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ABC MADRID 28-04-1946 página 41

  • EdiciónABC, MADRID
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ABO. D O M I N G O 28 DE ABRII DE 1946. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 41. vio nacer- -por su independencia. Y ahora, la guerra a que este libro se refiere. El 31 de agosto, los varsovianos se acostaron tranconfiados en que la guerra seria Conferencias sobre Quevedo por el duque de Maura. Estampas del quilamente, 1 de septiembre, a las seis de la evitada. El mañana despertaron sobresaltados por las exMadrid teatral fin de siglo por José Deleito Piñuela. plosiones de las primeras bombas lanzadas por alemanes. Estas dos frases Mas allá del sentido, en cierto modo cir- 1 ibres, só! o que estudiadas en vivo ya. que el los aviadores dan idea del estilo literario entrecomilladas del 1 cunstancial, que es propio, de toda conferen- -MSr. Deleito las alcarazó, y de esta maniera su TM t 1 autor, estilo sencillo, voluntariamente desprocia, éstas que d duque de JMaura ha tenido el minuciosai información se caldea con el re- visto de adjetivos, que no quitan dramatismo al ¡buen acuerdo de reunir en un volumen 1, ga- cue. rcb personal. En Estampas de Madrid tea- relato, sino que, por el contrario, aumentan su man y retienen nuestra atención, animadas por tral fia de sig ¡o se nos muestra, no ya la si- fuerza sugestiva. Desde aquel amanecer, lá caun interés orgánico y permanente. Gamo, que tuación de los teatros madrileños en, di cha épo- pital de Polonia no, ha conocido momentos Isa trata de Queyedó, tenia fundamental, por ca, sino un modo general de peinsar y de sen- tranquilos: Y así, durante veinticinco dias contristemen varios conceptos, len la Historia de España, y tir. El autor nos conduce en efecto, al teatrp secutivos de ese mes de septiembre, capital eute célebre, fue Varsovia la primera ¡quien diserta es el duque de Maura, de tna- Español, a los de la Coropea que vio sus palacios en llamas, sus cagistral soitíoridad eni las disciplinas que afec- media, Lara o Novedasas destruidas, sus recuerdos históricos en ruitan a esa ¿lase de estudios. na. Tragedia nacional y tragedias individuades. Asistimos a l o s les: Al volver a mi, casa una tarde por la calle Quevedo es todo ua mundo, parcelado por éxitos de Echagaray y de Nowy- Sviat, vi cómo una granada alemana su genio en multitud de de Calvo, -a la reveladecapitaba a un soldado polaco. Su cuerpo, sin ejercióos. inteJiectuales, ción de María Guerrecabeza, dio unos cuantos pasos y acabó derrumya que cultivó letras y ro, al. ocaso de Vico; bándose en medio de una verdadera cascada ciencias en diversidad de de sangre que le salía del cuello. pero estos nos damos cuenta del son riesgos naturales de la guerra, mientras formas, y no digamos alarde de propiedad esque otros episodios, por menos vistosos no me nada de su vida misma cénica que laizo famoso nos trágicos. N reflejan otro género de acción y de sü propio carácter, a Mario; presenciamos fríamente calculada del invasor. qua darían materia al el estreno de La loca de biógrafo y al psicólogo, la casa, d? Juan José, Hemos dicho invasor, y lo correcto sería inaun erhel caso de que el de las primeras comevasores, pues la aversión de alemanes y rusos contra la católica Polonia servía de unión españolísimo Señar de dias de Benavetate y de culpable para los dos vecinos poderosos y teJa Torre de Juan Abad (los Quintero; aplaudí- José Deleito Piñuela mibles. Michelet, con visión profética, preveía no hubiese tomado jairnos a María Tubau en Un acuerdo ruso- germano sobre el cuerpo inermás la plumas Perover su mejor época, y a Nieves Suár. ez en su de- me de Polonia, pero en rigor bastaba con cono laderamente son insepabut; experimentamos el romántico hechizo del cer el primer reparto del país, en 1772, en tiemrables el hombre y la Ttnorió, representado por D. Pedro Delga- pos de Federico y Catalina (ambos Grandes obra: ele tal- suerte, que Duque de Maura comprender do, o de Doña Inés por Carmen Cobeña, o para los historiadores) para ni tolerarían, que ni Prusia ni Rusia toleraban, uiia ios hilos del uno y de kl Comendador por Donato Jiménez... Pero Polonia fuerte, libre y soberana que pudiera la otra se trenzan en la unidad de este libro al fondo 3 e todo eso, ira csloreado forillo, nos separarlas. Y así se explica, después de la dejconsiituido por cuatro capítulos. Se refiere e parece ver al Madrid de entonces, a los ma- vastación de Varsovia, efectuada por los aleprimero, La falta da vocación a los años drileños con. sus preferencias y gustos, con manes, el deliberado abandono en que los ruiniciales de Quevedo, cuando hubo da pasar su estilo de época: ese caballero 1 de barba y le- sos dejaban la insurrección del heroico general Ipcr quiebras y fracasos, que prejuzgaron un vita; ilustra su conversación- -v hasta su dis- Bor- Komorowski, abandono que dio orinen, a la segunda gran tragedia de la capital, uno agrio destino el de ser dírrotadP 1 n cuantas ibaitallas riño ccinsigo. mismo, sin lograr tam- curso en el Congreso- -con versos de El gran de los episodios menos conocidos de toda la gaicoto; aquella muchacha de mangas de ja- guerra, que justifica las preguntas del duque de jpoco lá victoria en el combate con los demás. Parcent? ¿Por qué ha tenido lugar la insu Tundido y ulcerado, no reaccionó en místi- món y talle de avispa toca al piano la ro- rrección de Varsovia? ¿Por qué no han recibimanea de El cabo primero. -M. FERNANa imitacl- fl de su santo Patrono celeste do los polacos la ayuda eficaz que se esperaba DEZ ALMAGRO. eo, y que tan- justamente les correspondía? ¿Qué- condensa Maura- porque tampoco, le inflarazones ha habido para dejarlos en ese aisla L a tragedia d e Varsovia onaba, como al de Asís, fuego de caridad, sino miento? ¿Comenzó la lucha demasiado pronto? íestigo presencial de la tragedia durante ¿Fue un error? El autor expone de modo con (brasa de orgullo. El segundo capítulo, o tícíifcrencia nos ¡in- más de uri. lustro, et duque de Parcent ha po- vincente la verdad, toda la verdad, acerca da íorma, con riqueza de datos y observaciones, dido escribir un libro interesante, vivido, su- los sesenta y tres días de angustia y espanto de del ascenso penoso de QiKvedo hacia el po- gestivo y dramático- con la sencillez su su es- en que el pueblo varsoviano, anegado de doder político, que casi tocó con u mano, para tiio. Aristócrata ruso- polaco, porde las padre lor y convulsionado de odio, luchó sin reci (Granzow) y perteneciente a una prina s esbaiar y caer en definitiva, dando ocasión al cipales familias españolas por su madre (De bir ninguna ayuda del exterior, la pesar de que a pocos kilómetros estaba vanguar ¡autor para coníponer el cuadro general de la la Cerda) conoció de cerca el drama bolche- dia del Ejército ruso victorioso. Horrible des) vida del Estado y de la sociedad españoles, en vique, y la lucha de Polonia- -país que loengaño: en cuanto los polacos inician la inel siglo xvii. Cuadro que se completa como surrección deja de oírse lá artillería moscovita y los aviadores rojos ya no aparecen en el u hoja de díptico, con la tercera parte: El cielo varsoviano: la ofensiva rusa parece hatíescanso doloroso, que nos presenta a Queveberse paralizado... Moscú no admite que la litío, saturado 1 de experiencia, en el declive que beración de su capital sea obra de los propios le llevó de la apoteosis al indefectible epípolacos, y menos que el héroe de la hazaña sea logo, a través de un paisaje en que luces y un militar que reconoce al Gobierno en exilio sombras dan la dramática impresión de un encuentra ahora en Galerías Preciados que reside en Londres. Y de este modo se consuma! a segunda tragedia, inconmensurable, da 3 tormcntado y excepcional espíritu: muv rela más amplia y selecta variedad de Varsovia, la mártir... -A. R. presentativo del auge y decadencia de Espaconfecciones de entretiempo: gabanes liña Cae Quevedo a la vez que se desmoronan geros, americanas de cheviot y de punto, k s mures de su Patria, según los ve en patéJosé Luis Escario: Un mundo nuevo chalecos, pantalones de franela y de estico soneto. Y en la cuarta parte, el duque He aquí uá libro maravilloso por su eñcaz tambre, trincheras, gabardinas. cíe Maura nos presenta, con juicios de concontenido. José Luis Escario, con un magnífico ijunto, una interpretación, de la biografía de sentido publicista, ha dado a la estampa Un Y también las más finas novedades mundo- nuevo dedicado a la evolución de las Quevedo desde el punto de yista histórico, con en calcetines, corbatas, telas para cacomunicaciones y a su influencia en el desJa erudición llevada, siempre por el clásico misas y camisas confeccionadas, baarrollo de la civilización. lestilo, que es propio de historiador tan docutas, batines, pijamas, suéters, cortes Las incidencias por que pasó el mundo anmentado como literato de prosa, depurada. de traje o gabán, con sus forros, etcétiguo (Egipto, Asia, Grecia y Roma) en la evotera, etc. Segundo piso. Pañería saslución de sus comunicaciones; el camino en la Se ha especializado ú profesor Deleito eíi el Edad Media, las Cruzadas y las rutas de los trería, camisería. Cuatro ascensores; lestudio de una rar. a de la Historia, que, pese peregrinos, las vías de comunicación en la Edad Moderna, hasta el XIX, con sus greciosos pin la su importancia, no figura entre las preíeGalerías Preciados toresquismos, desembocan; pasando por el Siiridas por otros investigadores. Nos referimos glo del vapor en la Era atómica actual y la las costumbres, qué dan fonda a figuras y Hacemos envíos a Provincias. sirven de contenido a este ljlbro de José Luis Isucesos, contribuyendo a explicarlos. La serie Escario, quien aunando sus conocimiantos téclen publicación La vida española en tiempos nicos con la agilidad literaria, ha conseguido de Felipe IV hace visible el grado conseguido un volumen de indudable interés, que obten- jpor D. José Deleito el escudriñar liednos y drá gran éxito. ¡uses que andan como perdidos en crónicas y fcuaksqiiisra variedades de la literatura me- dedicado a instalaciones de calefacción y sa- Muchachas en floi por M. Gsllardo y Gómez nor, neamiento, con nave industrial y mucho traPero ahora hemos de registrar otro libro bajo, solicita socio capitalista para ampliación, Un poco gastado anda en. verdad, el concep tó 2 mismo autor, referente también a costuoi- de negocio. Escribid: 2717. Alas Aléala, 3 de la novela- rosa. por. exceso, quizá, en CRITICA Y NOTICIAS DE LIBROS El hombre elegante INGENIERO

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