Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 20-04-1946 página 13
ABC MADRID 20-04-1946 página 13
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 20-04-1946 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página13
Más información

Descripción

La mantilla española en los cuadros de Hoya el que, llevada con gran senciNTRE el maravilloso conjunto de prendas que la indumentaria espallez por su dueña, encuadra a ñola nos ha legado a través de los maravilla su belleza singular. tiempos hay una que, por ser la que más Sobre el u o de esta genuinamente representa a España, meprenda se imrece un profundo estudio, aunque en la pri presente ocasión nos veamos precisados a hacerlo muy brevemente, dado el poco espacio de que disponemos. Es ésta la nunca bien ponderada mantilla, sutil encanto de tules o encajes, marco fiel y ornato precioso de la belleza de nuestras mujeres en. fiestas paganas y religiosas por igual. Para hablar de tan sugetente tema y precisar con justeza su diversos aspectos y modalidades, señalemos, primero, su origen, que. aunque algunos tratadistas lo remcftitan a muchos siglos atrás, cierto es que el prístino dato llega a nosotros por mediación de la duquesa de Esquilache, doña Sancha de Aragón Lo anterior conocido a esta precisa referencia no es más que el aventurado supuesto de lo que pudo ser arranque para llegar, después de una perfecta evolución, a las mantillas usadas por la mujer salmantina y murciana. Mas Lt exacta precisión, ¿lre cómo fue en su origen la mantilla nos la da la referida duquesa de Esquilache, la que, al describir las bodas de su hermano el duque de Biseglio don Alonso, con doña Lucrecia de Borja, en 1498, nos dice que el tocado de doña Jerónima, hermana del cardenal Borja, consistía en una mantilla de terciopelo negro con guarniciones de tres dedos de atocho, con unas palmas bordadas en canutillo enforrada de seda carmesí Por estos datos podemos estudiar cómo la mantilla fue en. un principio de tela, terciopelo, raso, etcétera. Más tarde- aparece con franjas de pasamanería, azabache y bandas de encaje, haciendo progresivamente c a d a vez más anchas las guarniciones y su centro más estrecho. De aquí las mantillas llamadas de casco, ejemplo de las cuales puede ser el bello retrato pintado por Velázquez, y cuyo modelo, su propia hija, luce la tan española prenda. Pero entremos en el siglo XVIII. donde la mantilla adquiere todo su apogeo, admirado en nuestros días a través del pincel costumbrista de Goya, el cual nos lega cuadros tan magistrales como el de la Reina htt condesa de María Luisa, condesa del CarFernán Núñei. pió y marquesa de la Solana, quienes la lucen con el célebre lazo lacaramba tan mieron en este siglo varias pragmáticas, en boga por aquel entonces, aun a timealgunas de ellas de indudable valor anecque de las críticas consiguientes, dada la dótico, pues en una, dictada por el conide condición de su inventora, la popular sode Aranda, puede leerse la prohibición de bresaliente del misino nombre. mantos y mantillas: tanto en aposentos como en coliseos, así corrió tampoco se En este siglo en el que la mantilla llega permitía su uso en el paseo del Buen Rea hacerse prenda casi imprescindible, hay tiro, en señal de respeto, por ser recinto no obstante algunas variantes y ausenreal, sino hasta las puertas de entrada. cias, pues en el cuadro Elevación de un Estas mismas prohibiciones, ratificadas globo Montgolfier vemos a dos señoras, durante los reinados de Carlos III y una con mantilla negra y la otra con Carlos IV, extienden su rigor a las funmanto. Mas por otra parte, y como exciones de la ópera y señalan una multa ponente del gran aprecio en que todas de dos ducados a los cobradores llaveros as clases de la sociedad tenían a la mansi consienten la entrada, de mujer alguna tilla, citemos los bellos retratos de la -on mantilla. condesa de Fernán Núñez, Joaquina CanEn 1770 un nuevo bando prohibe sean dado, duquesa de Alba, Isabel Cobos del las telas de la mantilla de seda o lana, Porcel, Antonia de Zarate, marquesa de así como que puedan llevar encajes, punSantiago, Narcísa Barañana. Las majas tas, bordados y demás adornos de nuevo al balcón y el célebre de la librera, en gasto y lujo. Prohibición ésta que, si bien E Doña llft bel Cobft del Por el Lili, lli: d e amereció en n a d a el uso continuado de la prenda, ya que la clase popular, las maja? madrileñas no -ñn- in jamás virque si la. u. vri- v madamas las gastaban d de seda y blonda, las suyas, de colores llamativos, aunque de ba yeta, lana o tafetán, estaban aureoladas por el espíritu de sus dueñas, que, garbosas, las avaloraban con su picaresda y peculiar manera de lucirlas- echadas sobre la frente, sombreando el rostro y ¡salerosamente cruzadas sobre la cintura. La mantilla adquiere, pues, todo su es. plendor a fines del siglo XVIII y principios del XIX, empezando entonces la modalidad de la peineta en teja o calza- dor, cuyo origen data de los fenicios. Y para final permítaseme la particular digresión hacia los entusiastas de nuestra típica mantilla, a los cuales recomiendo, para que puedan rendir su mejor homenaje al coloso pintor, cuyo segundó centenario celebra España entera con ier. vor y entusiasmo, que visiten y admiren de nuevo esa colección de retratos, fidedignos datos gráficos de nuestra prenda favorita, pintados por español tan glorioso como Goya. MANUEL COMBA SIGÜENZA (Catedrático deX Real Conservatorio.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.