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ABC MADRID 14-04-1946 página 15
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ABC MADRID 14-04-1946 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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Momento de capiruchar las palmeras destinadas a la obtención de la palma blanca. PARÁBOLA DE LA PALMA BLANCA Cada Domingo de Ramos Elche respira en todos los atrios, alfares y claustros del mundo. -GABRIEL MTRÓ. NTES que las palmas blancas hayan ondeado ligando a la naturaleza con. su Creador en son de triunfo, en los pórticos de las iglesias, durante la mañana del Domingo de Ramos, han recorrido otros misterios. Y no es porque se las haya privado de la luz, teniéndolas terriblemente encorsetadas durante meses y meses, ni por la tala feroz para su obtención, ni por el lento suplicio de las manos que la? tejen o rizan sino que se verifican en ellas otros avatares más profundos, que quiza las hagan dignas, de ser el alto símbolo terrenal jue mejor marca el camino del martirio para llegar al reino infinito de Dios. Por encima de los lirismos propios y evocadores de un bosque de palmeras, márgenes con flores, acequias con lentos cuajos de luna y al sol, la más primorosa y móvil alfombra de sombras, tejidas- por el viento, al mover las palmas como en todo lo creado por mano divina, arde aéreo, impenetrable un tenebroso secreto de continuidad y unidad. Ese misterio metafísico que entre lo. hombres y en la vida se llama amor. De la 1 palmera, árbol oriental, propio de los llameantes, desiertos, se puede decir que en sus oasis crece y se multiplica como en un harén. En un bosque, contadas son las palmeras machos, como numerosas las hembras y el misterio de la conservación de su especie, dictado supremo del arcano que es la ley de Dios, e llevado por la mano invisible del viento. Pero hay palmeras que, altivas, rechazan estos indescifrables mensajes y por Su esterilidad son las que de años en años, a veces hasta de siglos, se las castiga para conseguir, la palma blanca. Por no dar ningún fruto de amor, a la naturaleza, sufren esa maldición movida por el hombre, hasta que un día, aun no se sabe por qué, a: fuerza de dar palmas blancas que cantan la gloria de Cristo, les brotan los racimos dorados de los primeros dátiles. Palmeras y palmeras del encantado bosque de Elche, mientras sus hermanas lucen el esplendoroso penacho, ellas elevan una extraña silueta, que remeda a la mística de los penitentes de nuestra Semana Santa. Y el Domingo de Ramos, cuando sus palmas finas, espiritulizadas, como rayos chiquitito? robados al mismo sol, entran en los templos para celebrar en las manos cristianas aquel clamor que fue el recorrido del Maestro de Betfagé a Jerusalén. su tronco qufeda sin corona; tan sólo como una simple columna para sostener al cielo. Pero su pecado estéril traerá, por paradoja, la gracia y salvación de u fruto, porque el árbol supo rendirse ante Dios, Amor de Amores. Rarísima historia, entreverada de estigmas, es esta de la palma, blanca. Se podría decir que son palmeras de soberbia enamoradas de luceros y que un designio divino las puso en mano de sus santos mártires para que llegaran hasta aquéllos, porque en la tierra supieron redimirse del peor pecada: el de negar el amor entre sus semejantes y a todo lo creado. A. MACTA SERRANO A La mañana del Domingo de Ramos cuando las palmas de Elche son como llamas vivas que pregonan la fe cristiana del mundo. (Fotos Monferval.

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