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ABC MADRID 07-04-1946 página 3
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ABC MADRID 07-04-1946 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRID DÍA 7 DE A B RI L D E 1 9 4 6 N U MERO SUELTO 60 C ENT S. g EL SOSIEGO DE SAGASTA D I A R I O IL U sT R A D O DE 1 N F 0 R MA C i O H G ENER i L Hay allí anuncios de todas clases: anunmisma Restauración, un sosiego que la transforma de combatiente- -como lia sido has: a cios de señoras y caballeros; anuncios cuaquí- -en estadista seguro de sí mismo. Con riosos, algunos conmovedores, tirando a curATALIO Rivas ha publicado un Sagasta; ha dado en A B C del libro un el sosiego que ha adquirido Sagasta en su sis y casi todos cursis por entero; anuncios penetrante análisis Melchor Fernán- largo batallar, puede permitirse lo más ar- ridiculos y lamentables; y, sobre todo, revedez Almagro; lo que yo hago no es crítica, duo para un político, para un gobernante, ladores, íle aquí algunos: Soltera agradasino sencilla marginalia. El libro de Nata- para un estadista; puede hacer lo que pocos ble, salud, cualidades morales, esposaría verlio Rivas es un libro verídico: no acepta el saben hacer: esperar, saber esperar. Y ésta dadero hombre de corazón cuarenta cincuenautor sino lo que tiene muy comprobado; será otra de las características de Sagasta. ta y dos años, sentimientos elevados, activo, podemos leer estas páginas con entera con- No interpretemos mal el laissez faire, laissez sano, agradable, católico, no divorciado, muy tianza. El Sagasta dé Natalio Rivas y el del passer de los economistas liberales. Esa nor- bien colocado, viviendo en la ciudad o en el conde de Ronianones se completan; los dos ma, que se puede aplicar a Sagasta, tenía ya campo, para crear hogar armonioso, tierno, tienen su ineludible antecedente en el Sagas- su antecedente en España: lo tenía como verdadero, sencillo y dichoso. Foto. Escrita de Carlos Massa Sanguineti. El Sagasta norma, no económica, sino psicológica. bir en confianza. Otro: Industrial bien rede Natalio Rivas propende a la anécdota ex- Nuestro Gracián nos dice que no debemos lacionado esposaría bella rubita. Y aun uno presiva; el del conde de Romanones, a la hacer negocio del no negocio es decir, más: Cincuenta y seis, bueno, esposaría idea política; el de Massa Sanguineti, al do- que un incidente, que en si no tiene impor- propietaria de viejo castillo aislado; libracumento: discursos o manifiestos dados en tancia, aunque las circunstancias pasajeras ría de hipoteca. Antes, el amor estaba regulado por na diamplios extractos. Comienza Natalio Rivas se la den, no debemos hacer, con nuestra con un episodio de la vida de Sagasta, no precipitación, con nuestra ansiedad, con vina ley que encendía la sangre del varón, conocido. Sagasta es joven, inteligente, so- nuestros atropellamientos, que esa importan- capaz por él desde organizar el rapto hasta ciable, simpático, elegante; es ingeniero de cia ficticia se convierta en, grave y real. iniciar la conquista de un Imperio; hoy, en Caminos, está destinado en Zamora; en Za- Gracián añade que muchas cosas que eran Francia, la única ley que, al parecer, rige mora se enamora de una señorita de la lo- algo, dejándolas, fueron nada Lo que nos va én esto es, como en el mercado negro, la calidad; se opone al noviazgo, tenazmente, empavorizaba- -lance familiar, o del pueblo, ley de la oferta y la demanda. Mas si, como el padre de la novia; prefiere a otro preten- o de la región, o del país entero- con te- dice Ortega y Gasset, el amador, la juvendiente; se casa con este pretendiente la in- ner calma y saber esperar, se ha desvaneci- tud preocupada de feminidad y resuelta al dicada señorita. El día de la bodaí regresan do. Y en esta su etapa de gobernante, de combate es la que inicia el proceso orgá! o s novios de la iglesia a la casa; en la casa estadista, ¿cuál ha sido la conducta de Sa- nico que culmina en Estado, ¿el origen de pide permiso ja novia para retirarse a su gasta sino la conformidad con la sentencia qué cosa será esta nueva modalidad amatocuarto a cambiar de ropa; cambia, en efec- de Gracián? ¿Y no es este sosiego de Sa- ria de los franceses? ¿Qué cosa irá a alumto, de ropa, y luego, por una puertecita tra- gasta como un respiro, como un descanso, brar, sobre el complejo y destartalado munsera, sale a una calle donde hay esperando como na dulce sedancia que, durante la do de hoy, el anunciante de l amour? un coche; en se coche está Sagasta; em- Restauración, se han esparcido por el ámEl fenómeno llegó por sus pasos contados; prenden los dos la fuga. Cuando ha pasado bito nacional e infundan confianza en los pues que no en vano se vino tratando tan, algún tiempo, vuelven los dos a Zamora. ciudadanos? ¿Qué valen las doctrinas fren- digamos frivola y superficialmente, el proNo hay que decir que, con el transcurso de te a las actitudes personales? Las actitudes blema del amor entre los franceses, instalos años, muerto el marido de la casada, personales valdrán, en ocasiones, más que lándolo, al fin, en el tope de un largo proceso muerto el padre de la casada, la situación de las doctrinas. de desvitalización, donde el amor se va apaSagasta y su amada se normaliza. Principia gando como llama creadora hasta convertirAZORIN quieren las cosas; gsite primer lance de Sase en un simple expediente de la vida del gasta es significativo de la vida toda dd pohombre. Pero de una vida que pierde interés lítico. Sagasta se ha apoyado, a lo largo de y vigor a ojos vistas. Porque si el románti T Á E R O T I K A su vida, en la opinión pública; con la opico- ite es el peldaño anteúltimo de ese proONOCIDA es la tesis que sitúa el origen nión pública, en Zamora, contaba antes del ceso- -se limita a soñar con la musa lejana del vivir político de la Humanidad en sin ir por ella, prefiriendo su ilusión nebulance referido; contaba ante la obstinada y el hecho pi imario del rapto de las losa por el amor, el espectáculo de su propio absurda oposición del padre de la novia. Dice Natalio Rivas que la vuelta a Zamora mujeres de una tribu por varones de otra, desmelanamiento ante él, al amor mismo hede los fugitivos fuá audacia incompara- y la consiguiente, organización, necesaria- cho alma y carne de mujer, el anunciante de ble lo estupendo, c. este lance, es que en mente disciplinada y jerarquizada, que dicha hoy es el último eslabón de la cadena y ya ni Zamora se les recibiera, según la expresión empresa hizo surgir. Ese robo de las muje- siquiera esa ilusión guarda; ni lucha ni fande nuestro historiador, no sólo ¿in repulsa, res de hordas extrañas y lejanas implica la tasía algo más fácil y llano que todo eso, y movilización de un entusiasmo erótico del sino con amable acogimiento mas alto tono vital: la creación, nada menos, mucho más anémico y triste: un anuncio a que del dispositivo fundamental sobre el que tanto la palabra. ¿Y hubiera podido ocurrir esto sin ese se apoya, tensa, elástica y dispuesta, la baLa vida toda pierde entonces tono; suena ambiente popular que, Sagasta s empre ha. lleüía de la ambición humana; el coaguluni ya con ese nudillo lúgubre y cómico a la par tenido en cuenta? Sagasta ha comenzado su populorum que había de ser el Estado em- que anuncia la quiebra más grande de todas, carrera política en 1854; no ha desempeña- pezó ahí, con ese impulso, aparentemente fri- aquella por cuya rendija se abre paso el desdo cargo hasta 1868. Entre estas dos fechas, volo, que inaugura la historia de un tajo pa- moronamiento colectivo, pues que se produce la labor de Sagasta ha sido activa; ha des- sional y sang- rante. De ahí también la exac- en la raíz misma de la colectividad organiplegado nuestro político una actividad pro- titud del habla popular cuando dice con- zada, en la base familiar del Estado, cuya digiosa; interviene en conspiraciones, com- quistar a una mujer como cosa que se gana primera piedra fundamental es, el amor. bate ardorosamente en las calles, fracasa un casi a sangre y luego sobre el riesgo; y la Las mujeres se anuncian y los hombres peligroso intento y ha de escapar al extran- fiel semblanza del mozo que, cuando se dis- también; y acaso concierten pasablemente su jero; no cesa de conspirar, escribe en pe- pone a conquistarla, se prepara, se perfila negocio, pero ese encuentro fecundo, que es riódicos, mantiene correspondencia con ami- como para entrar en batalla. como la chispa magna que ilumina la vida, gos políticos, se ingenia para encontrar nuePues bien, ahora, ante la asombrada mi- como la primera cereza que arranca del eesvos medios que hagan eficaces lo manejos rada de las sabinas que contemplan, ya he- tillo toda la trama del vivir, ya no se produrevolucionarios, es con todos cordial y aco- chas piedra, desde su esquina milenaria las ce apenas en la dulce Francia. Ta erotiká, gedor; sabe sacrificarse; en suma, va poco nuestro extraño tiempo, las cosas del amor, que es como llamaban los a poco adquiriendo una experiencia preciosa. extravagancias decambia definitivamente el griegos a estos asuntos, se ha trocado allí, Erancia Cuando se inaugura la- Restauración, Sagas- la dulce signp de la pasión por ciceros, 1 bien todo lo más en el rótulo de una buena agenviolento ta iq ha sido ya todo; lo ha sido en el inter- domados y ordenados sobre la platina domés- cia parisiense. El pobre Eros, hecho correa medio de 1868 a 1875; h sido ministro de tica de sus ex grandes rotativos. La Prensa dor de comercio, es la más ridicula de las la Gobernación, ministro de Espado, presi- francesa, en efecto, abre al amor una nueva imágenes que han quedado de la mitología dente del Congreso, presichr. íe del Consejo posibilidad con sus secciones de anuncios, de esa Grecia que tanto amaba Rubén cuande ministros. ¿Qué podía esperar. Sagasta matrimoniales, extraordinariamente incre- do aun valía la pena: más que la Grecia de la nueva Monarquía? Su ambición está mentados en los días que corren, desplegán- de los griegos, la Grecia de la Francia ya satisfecha; tiene Sagasia ahora, en los dolos ante el paisaje e. ótico como un insoslinderos de la Restauración, dentro ya de la pechado horizonte. GASPAR GÓMEZ DE LA SERNA N C

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