Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 05-04-1946 página 8
ABC MADRID 05-04-1946 página 8
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 05-04-1946 página 8

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página8
Más información

Descripción

PERSPECTIVAS LITERARIAS DE NUESTRO TIEMPO L A literatura no es, en fin de cuentas, sino un medio de expresión que refleja el ambiente en tme se desarrolla. Aun la llamada literatura histórica- -el drama y la comedia histórica, tan en boga en la época de nuestros abuelos- -no era sino una deformación de las épocas pasadas- -unanacronismo- -en la que sus personajes pensaban y hablaban como el mundo romántico que los había creado. Lasí grandes obras maestras sirven de base para esta afirmación. Dante es el mundo medieval que comenzaba el Renacimiento. Cervantes es la crisis de la novela de caballería en los principios del mundo burgués. Jovellanos es el siglo XVIII, con sus preocupaciones filosóficas de la economía y la pedagogía, Y así podrían multi? plicarse indefinidamente los ejemplos. En nuestros días, es indudable que la Humanidad entra en una nueva etapa perfectamente diferenciada de las anteriores. Estamos, pues, -poniendo los cimientos a nuevas formas de expresión en el teatro, la poesía y la novela. Pero no es menos cierto que todo eso, el hecho de que a veces el gran público muestre su predilección por los escritores del pasado y los pone otra vez de moda. Algo de eso está ocurriendo actualmente. Cualquier librero os podrá decir que las novelas que más se piden ahora son las publicadas a finales del siglo xix: Pereda, Galdós, P. Valdés, la Bazán, Clarín, Valera y Alarcón. Cual ¿uiera de ellos se vende más que los llamados del 08 Ó los posteriores. Y conste que al decir esto no pretendo- ¡cuidado -establecer comparaciones, sino señalar un hecho indudable del mercado editorial. ¿Es que los unos escriben mejor que los otros y son capaces de llevar más interés o emoción a los lectores? No lo creo así. Lo que seguramente ocurre es que los unos representan y exponen un mundo más amable y atractivo que los otros. Y el público, al replegarse en la literatura- -y más concretamente en el caso de la novela- busca, entre otras cosas, un lenitivo y un refugio para su espíritu. El mundo de los finales del siglo xix era, sin duda, con todos sus defectos, más bello y, sobre todo, más agradable y tolerante que él de hoy. No hay más que hojear las páginas de Illanco y Nearo o de La Ilustración- -deliciosas revistas- -para darse cuenta de ello. Fue aquél un momento cumbre de la civilizado humana. El formidable progreso material de la técnica no había absorbido al hombre humano Largos períodos de guerras e intransigencias habían agotado muchas cosas, y la sociedad parecía entrar en una era de convivencias, de respetos mutuos, de fórmulas corteses y transacciones tolerantes. El Estado garantizaba a todos la seguridad y la libertad. Podían los hombres llamarse enemigos en el puro ámbito de las ideas, pero, después de dos sangrientas guerras civiles, Galdós, republicano y librepensador, escribía un prólogo rebosante de amistad y de elogios para el carlista Pereda, y Menéndez y Pelayo, católico y tradicionalista, exaltaba en la Academia los valores novelísticos de la obra galdosiana. Todo eso se ha perdido. ¿Por qué y por culpa de quién? No importa el caso. Ese es otro problema muy ¡distinto, -quizá el más importante e interesante de nutstro tiempo. El hecho terminante y terrible e que se ha perdido, y la Humanidad, en uno de los retrocesos o descensos de la Historia, vuelve, rencorosa y amargada, a los peores tiempos de la intransigencia, el recelo y el odio. Y conste que esa intolerancia de los espíritus no es tan reciente como algunos suspicaces podrían pensar. Así, c u a n d o Maeztu leyó su discurso en la Española, los. conspiscuos académicos republicanos excusaron su presencia como protesta ante la ideología del recipiendario. Por otra parte, no hay que olvidar que casi todos los. magnos ciclos literarios se produjeron una o dos generaciones después de los intensos momentos históricos de acción. Nuestra Edad de Oro culmina cuando la gran tarea imperial hispánica está terminada y comienza a declinar. Los maestros de las letras francesas del xix son hijos de los soldados vencidos de Napoleón. Las ideas de los pensadores que influyen en la historia humana se hace primero acción política y tardan años en pasar a la literatura, adonde penetran y quedan cuando ya han sido tamizados y dulcificados por el tiempo. No parece, por lo tanto, nuestra época muy propicia para grandes actividades literarias, pero quizá estemos viviendo las antevísperas de uno de los más interesantes e intensos períodos de la literatura y del arte en general. J. E. CASARIEGO I Valera

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.