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ABC MADRID 03-03-1946 página 17
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ABC MADRID 03-03-1946 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página17
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teas, a nivel de la cintura de las damas, todas ¡as luces regalando brillos a las joyas y el rojo y oro del decorado radiantes, el teatro Real era el más suntuoso palacio del baile. Durante, las primeras horas, danzaba las niñas casaderas, mientras en el Colonial, en Labraña y en Doña Mariquita aguardaban los hombres de treinta años, que esperaban la llegada de la suya. En un centenar de casas, algunas mujeres llpraban su pena sobre la almohada sin pareja; en varios millares, la ilusión del baile de máscaras había trastornado la cena. Eran los años- tontos aquellos de los carnavales en la Castellana, con carrozas de cartón y percalina, bailes de tarde en el Lírico y zumba y juerg- a de destrozonas. La gente se había olvidado del barranco del Lobo, ya estaba muy lejos la sombra trágica de Mateo Morral y todavía no era conocido ni de los suyos Largo Caballero. A Pablo Iglesias le hacían diputado desde el ministerio de la Gobernación, y Maura lanzaba sus frases con gesto de Júpiter, supremo en elegancias. Febrero. Un firtal de febrero frío, lluvioso y revuelto. Mientras muchos, a la salida de los teatros y le las tertulias de los cafés, se acercaban a la plaza de Oriente para ver la entrada al baile, en I. sala del teatro Real en una noche de baile de mascaras (Dibujo de O Fsti- i ¿n un rincón de cierto aristocrático lugar, dos hombres dialogaban. -Anímate, Júamto; vamos a dar una vueltecita por allí y a embromar a esos tontainas. Juanito, gordinflón, bondadoso, se negaba sin fuerza. -Sabes que está prohibido... -Llamamos a Luis París y le decimos lo que nos proponemos. Y minutos después, avisado el gran amigo, ilustre director artístico del Real. Juanito y su acompañante entraban en el teatro por la puerta de artistas, furtiva y calladamente. El más joven cubría el rostro con amplia careta de alambre. y el otro, con un antifaz cuyas haldas sujetaba con la mano enmitonada. Ambos se envolvían en capuchones de negra seda. La pareja parecía lo que se propuso parecer: una mujer joven- -demasiado alta y ancha de hombros- -y su acom. pañantei dueña, ama o señora de respeto. Pronto situaron un palco en el que estaban sus amigos y hacia é! fueron. Sería gratísimo desvelar los nombres de los protagonistas, pero no me considero autorizado para ello. Allí r e p o s a ban periodistas, políticos, artistas y dos PUfS, SEÑOR, o tres lucidos comUIN M parsas del quinteto Xa salida de un baile de máscaras (Cuadro de Raimundo de Madrazo. de d i v o s. Las dos damas del capuchón del homenajeado a la hora vientes, la máscara descubrió su personan e g r o abrieron la inefable del magnesio. lidad a. los que quedaban en una cena sin puerta sin; timidez: ¿Quién es? -preguntó a baile de camaradas reunidos después de los caballeros se puLuis París. una gran tormenta. sieron de pie y salu- -Una muchacha rusa, que Todo aquello ha pasado. No sólo el daron. La voz en me ha rogado no diga su Real ha muerto al mismo tiempo que los falsete jrle- la mujer nombre. hombres que le rendían culto; ha muermás joven daba su- ¿Rusa? to aquella vida, la época, el momento. El nombre a cada uno, Y volviéndose a e l l a Carnaval y sus bailes, el chafarrinón de sin que ellos logragritó emocionado, cogiéndola la Pradera, el Miércoles de Ceniza, el paran adivinar quién las enguantadas manos efuseo ele tarde ¡por la Castellana, la másera ella. E! misterio sivo cara rica y el pobre mascarón. Venecia sohacía más agradable- ¡Olga! ¡Chiquilla! ñaba con el carnaval; Niza heredó la alla aventura. Al dar las dos, como Cenigarabía, haciéndola famosa; en la última A. cada uno? e cantaba k que mas pocienta, la rusa desapareció con su acom- aldea de nuestro pueblo, el niño y el día molestarle, y a veces, inclinándose un pañante. En el palco quedó un perfume poco en la oreja del elegido, murmuraba mozo se ponían las ropas de sus madres un ipoco atrabiliario y excesivo y el ma- y hermanas. El baile era el supremo deunas frases. El caballero se mordía los labios sin atreverse a. responder. Paladeaba lestar de tanta intimidad puesta en carne leite de una juventud estudiantil y coviva. Pasados los años, alguno de los proel agrio de la frase, conteniéndose edumerciante. En ciertos hogares, las mucado. Entre ellos estaba cierto señor, co- tagonistas de la broma solía preguntar a chachas se disfrazabatt para sus amigos. sus Hcompañantes de entonces: ¿Logró nocidísimo entonces, afable, cariñoso, y El mundo era bobo. Las mujeres, recousted averiguar quién era aquel insolente que sólo tenía un vicio: retratarse al lado letas. El pecado, pecado. caballo normando que Pepito pretendía de la figura de moda, fuera ésta JoseliYa no es necesario el Carnaval. Por haber conocido en San Petersburgo? to o Alhucemas, el Rey o Lerroux. Su eso ha desaparecido. Y mucho después, viejos los supervirostro afilado v serio buscaba la diestra l u i s DE A MIÍ? AN U NIDO el escenario a la sala, las pla- PENÚLTIMO BAILE DEL REAL

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