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ABC MADRID 19-02-1946 página 7
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ABC MADRID 19-02-1946 página 7

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página7
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ARGENTINITA O LA INGRAVIDEZ RA comb una pluma en el aire. Esa soberana; victoria que es, en primer término, el baile... Encarnita la había logrado como nadie desde que apareció por la primera vez en escena. Y sólo con aparecer en la escena. Porque no puede decirse que la pisara... Su paso- -semejante al de las avesrque se dignan anidar tal vez cuando pueden volar si. empre- -no tenía huella. Parecía que algo tiraba de ella para arriba, algo como un resorte o un hilo invisible. Mi primera impresión de la Argentinita fue la de urio de eso? deliciosos muñecos que salen, saltando de una encantadora y encantada caja de sorpresas... Argeñiinita o la Ingravidez. Fue preciso que la vick lastrara su corazón con; el peso del gran amor, y su cuerpo delicioso conociera el valor estatuario de la línea y 1 secreto del abandono femenino y del hondo dolor, humano, para que eso que, según el poeta, es tierra en nuestra carne y siente la humedad del jardín como un halago... la hiciera reposar sobre el suelo y la convirtiera en la intérprete de los atetares hondos y las danzas flam encas, y le diera una voz cordial, aterciopelada y penetrante, sin estridencia, y una maravillosa expresión dramática en el baile y en la copla. El encantado muñeco había bajado del cielo y del aire- -su región natural- -para vivir sobre la tierra, como una mujer. Una mujer excepcional, empero, y llena de arte y de gracia... Pero, al fin, la ingravidez vino a manifestarste triunfante en ella de nuevo. Y un día, lejos de su ais- -no de su patria, que lo era ya el mundo, españolizado por ella- Encarnación, la ArgentUiita- -semejante al divino titirijero de Banville- saltó en el aire sobre los rascacielos de Nueva York, y desde allí, en un penúltimo volatín, fue a perderse entre las estrellas... Las estrellltas del cielo las cuento y no están cabales... había cantado ella alguna vez, con aquella música popular andaluza que tanto- le gustaba... E MANUEL MACHADO (Be hi Real Academia Española. pre fomentar la buena relación del Rey con los hombres políticos, otros, por fortuna, la minoría, han deslizado cerca del Monarca especies erróneas o tendenciosas, que han contribuido á crear situaciones de tirantez y disgusto, qug en más de, una ocasión han o crea el lector que se trata de haber engendrado incidentes desagradables. Y el salvado a un kombre del patíbulo. caso que nos ocupa fue uno de ellos. Fue una frase que escribió una mano Llegó al Poder ¡el general, y. confiado en augusta, en un momento de buen humor. que podría modificar, como en efecto lo loVeamos cómo se desarrolla el curioso episogró, la reserva d 4 Rey, llevó a la firma redio, que no creo haya sido publicado hasta gia en uno de sus; diarios despachos el Real ahora. decreto nombrando senador vitalicio a su Tenía el ilustre capitán general don José amigo. López Domínguez un correligionario al que insistió en. su resistencia, consideraba y quería con entrañable afecto. El Soberano pero el presidente le dijo éstas o parecidas Es ocioso decir que, siendo quien fue el nopalabras: Señor, el senador que le proponble y valeroso soldado, su amigo era un go es persona de las mejores cualidades. Le cumplido caballero. De otra! suerte no hudoy mi palabra de ello. Además tiene una biera penetrado nunca en el círculo íntimo ilusión tan grande en ocupar un puesto perde sus amistades. manente en el Senado, que si ve defraudaEl referido señor, cuyo nombre omito, no dos sus vehementes deseos, es posible que por causa de que en el sucedido que voy a enferme y le ueste la vida. El Rey repuso relatar haya nada que menoscabe su honosonriendo: Cuando usted me lo propone tan rabilidad, sino porque le profesé verdadero resueltamente, no dudó que merece la senacariño, y como la anécdota tiene mucho de duría. Muchas veces la gente mal intenciopintoresca y brotnista, me parece mejor sinada inventa lo que no es verdad. Y sin gilarlo. duda, por demostrar al viejo general, a Había prestado buenos servicios políticos quien estimaba mucho, que no le quedaba al general y éste se los premiaba facilitánrescoldo alguno, le pidió el decreto y puso dole la representación, parlamentaria varias el pie indultado de la pena de muerte veces en el Congreso y en el Senado, pero Rieron los dos cordialmente la ocurrencia, su deseo más vehemente era pertenecer a la se rompió el decreto para extender otro en Alta Cámara como vitalicio. debida forma, y el excelente y buenisimo asLópez Domínguez anhelaba complacerle pirante quedó plenamente satisfecho y conporque, sobre estimarle bastante, le considetentísimo. raba con justos títulos para ocupar el cargo. En los círculos políticos se conoció lo ocu Antes de llegar a la Presidencia del Consejo rrido, pero muchos no creyeron que fuera de Ministros lo intentó, pero observó cierEl ilustre capitán general D. José Lópet cierto, mas yo puedo afirmar su certeza, porDomfnguex. ta velada resistencia en el Rey y, procedien, que, pasados algunos años, don Alfonso, de do discretamente, no insistió, esperando ocasión favorable para vencer aquella difi- nes llegan a oídos de los Soberanos y de ahí perenne y grata memoria para mí, me honró cultad. se derivaba la prevención de don Alfonso. mocon su confianza contándomelo en la misforma que ahora lo relato. Desgraciadamente, así como ha habido palaEl afanoso candidato seguramente había sido víctima de alguna de las malévolas in- ciegos prudentes y discretos- -yo los he coNATALIO RIVAS sinuaciones que en todas las regias mansio- nocido y tratado- -que han procurado siemCOe la Real Academia de la Historia. De tiempos pasados INDULTADO DE LA PENA DE MUEkTE N

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