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ABC MADRID 03-02-1946 página 17
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ABC MADRID 03-02-1946 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
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LA PEQUEÑA HISTORIA EL LEVANTAMIENTO D E SAGUNTO En el primer artículo se publicaron algunos detalles acerca de ¡a organización del Alzamiento de Sagunto. En este segundo, y último, don Antonio Cánovas del Castillo, detenido en el Gobierno Civil de Madrid, explica a Marios, que fue a visitarle, sus proyectos para el caso de que la Restauración se realizara. LGÚN tiempo después de la separación de don Arsenio del partido de Cánovas, hablé yo con el general, que continuó dispensándome buena amistad, y me dijo: Di muchas vueltas en mi cabeza al asunto, pero, conocedor de la situación política, no advertía como cosa fácil y sobre todo inmediata lo que Cánovas creía posible. Por otra parte, ni en sus discursos, ni en lo que decía en los círculos de! partido, ni en las conversaciones particulares, llegó después Cánovas a aclarar con qué medios positivos creía contar para la proclamación de don Alfonso. Serrano había prometido, es cierto, reunir Cortes, ¿pero traería una mayoría monárquica? o bien, ¿cumpliría lo que ofreciera? En cambio, yo, que conocía bastante al Ejército, que había convivido con él en los campos de batalla y mantenía relaciones de amistad y compañerismo con buena parte de ios generales, jefes y oficiales, creía, por eso, que habría de triunfar el alzamiento planeado con Valmaseda, Jovellar y Daban y podría sentarse en seguida don Alfonso en el Trono. Francamente tenía prisa, porque veía deshacerse a España, advertía cómo aumentaba la guerra civil y la de Cuba, cómo cundía el desorden y la insubordinación en el Ejército; consideraba que cada día que se ganase era un día de luto quese evitaba a la Patria. ¿Qué podía suceder? ¿Que Cánovas se incomodara conmigo, como se incomodó al fin? Eso era muy sensible para mí, porque admiraba su mérito, pero no lo principal. ¿Que fracasaba? Mis convicciones me impulsaban a servir a la Monarquía, aun a riesgo de mi vida, ya que interesaba a todos ver cuanto antes a don Alfonso en el Trono y a Cánovas al frente del Gobierno, restablecida la disciplina en el Ejército- y el orden en la nación. Por eso llevé. a cabo la proclamación de Sagunto. A Es curioso, para la pequeña historia que voy relatando, recordar lo ocurrido la tarde anterior en casa de los condes de Heredia Spínola. Martínez Ca mpos, con el telegrama en que se le anunciaba que todo estaba a. punto, en el bolsillo, acudió a despedirse de los Heredia Spinola. Fue también, como de costumbre, mi padre. Llegada la hora de la salida del tren, ocupó, con el que le acompañaba, dos asientos en el vagón del ferrocarril. De haber habido Policía, la salida de Madrid ie un general tan conocido como Martínez Campos hubiera llamado la atencíónSe ha dicho que tuvo que empeñar el reloj ara pagar el billete; eso es inexacto; Ílevaba lo necesario. A mi padre vinieron a detenerle a los dos días, el 30 de diciembre; se dirigió en un coche de alquiler, con el policía, primero, al Saladero situado en lo que es hoy plaza de Santa Bárbara, desde donde al poco tiempo, por orden del go- tre ambos políticos, se sentaron y dio principio la conferencia. Martos recriminaba a don Antonio por la conducta de Martínez Campos, al producir una división en el Ejército, en los momentos en que éste, mejor organizado, se hallaba luchando contra los carlistas y dirigido por el presidente del Poder ejecutivo, duque de la Torre. Expuso la terrible, dificultad que se bernador, Moreno Benítez, fue llevado al creaba al Gobierno con. ese levantamiento y solicitaba de Cánovas desautorizase el Gobierno Civil y recibido, como los demás detenidos, con toda consideración. A Cá- acto de Martínez Campos, aunque una brigada como la de Daban, según opinión novas se le envió recado a su casa y él mismo se trasladó al departamento oficial. suya, seria fácil de vencer, y añadió que, aunque él sabía que la opinión de CánoEnterado yo, iina hora después, del su- vas era contraria a la actuación del geceso, decidí, si se me permitía, correr su neral alfonsino, que había engañado al misma suerte, y pude hacer el misino re- Gobierno diciendo que se retiraba a Avila, corrido. Se encontraba ya en el edificio de sería un acto patriótico, digno del primela calle Mayor, cuando yo llegué, don Anro, desautorizar la sublevación y evitar tonio Cánovas, don Atanasio Oñate, des- que los carlistas adquirieran más fuerza pués conde de Sepúlveda e intendente de de la que ya tenían. Palacio, don Dionisio López Roberts, don La respuesta de Cánovas la retuve en Francisco Botella y don Antonio María la memoria y después se pudo escribir en Fabié, amigo de juventud de Cánovas. extracto, como solía hacerse en el perióSe había querido detener sólo a unos dico con los apuntes y antecedentes que pocos alfonsinos, pues de n o s e publicaban, otra suerte, enterado como guardándose e n el estaba el Gobierno de las archivo. Además lo personas de significación que contestó a Marque profesaban ideas motos don Antonio hunárquicas, la redada hubiebo de repetirlo éste ra sido mayor. La gran después más amplíasala del Gobierno Civil, mente en sus disdonde Moreno Benítez tecursos. nía su despacho, no proCánovas habia reducía el efecto de una pridactado el manifiesta sión, sino más bien el de de Sandhurs, en el una tertulia, en que el goque fijaba don Alfonbernador recibiera a su so cual había de ser amistades. su política, y organiEntraban amigos dé lo zado, además, como detenidos, hablaban c o n se sabía, el partitlo éstos y se permitía a los alfonsino. Se había familiares de algunos, coopuesto, p r i m e r o mo ocurrió con mi Insigantes de ocurrir la nificante personilla, q u e muerte del marqués permaneciera junto a del Duero, a que se mi padre. 4 aprovechase la ocaEntre l o s varios sión para provocar visitantes que luego un alzamiento a favor de llegaron, recuerdo al don Alfonso y siempre a sobrino de Alcañices, las sublevaciones militareis. mi antiguo compaUno de los argumentos de ñero de colegio, Jusu contestación a Martos lio Quesada y Cañafue que él había repetido veral, luego conde de don Alfonso quej para a Benalúa y duque de realizar el derecho tío se San Pedro de Galanecesitaba derramaf santino, que e n t r e g ó gre, sino que bastaba con una carta a Cánovas. saber esperar, que tío enEste la leyó tranquitendía q u e hubiera que lamente, escribió la apelar a conspiraciones, ni respuesta en la gran aconsejó jamas, por lo tanmesa del gobernador to, a sus amibos que las y la puso en manos de Julio. organizasen, s i n o únicamente que se agruparan Lo más interesancon la confianza puesta en te de aquella tarde Dios y en la justicia de su fue la llegada de don causa, y se acabaría por C r i s t i n o Martos, La condesa de Heredia Spinola y reconocer que la fuerza de amigo de juventud el ¿tntml D. Arsenio Martínez la Monarquía l e g í t i m a de Cánovas, barbiCampo puesta enírettte de las dilampiño, muy corto sensiones c a r l i s t a s en de vista, lento en el aquellos momentos harto conocidas, acaandar, llevando, como el general Pavía, el barían por darle la razón. cordón de los lentes por encima de la oreia. El gran orador republicano acudió Vino a glosar razonadamente el manial Gobierno Civil, supongo que de acuer- fiesto de Sandhurs, en que se presentaba do con Sajpsta, con el propósito de ha- a don Alfonso no como Rey de uti parblar con Cánovas sobre el levantamiento. tido, sino de todos los españoles, lo misEn torno a los dos interlocutores se mo de los que le habían sido leales como agrupó la docena de personas que allí. se de los que estaban enfrente, a los que la encontraban, en el ángulo derecho de la noble conducta regia acabaría por atraer. entrada del salón. Don Cristino Martos Su lema era Libertad, paz y orden tres se expresaba, como es sabido, en un per- postulados desconocidos desde la revofecto castellano, sin cometer la menor in- lución del 68. Se proponía don Alfonso corrección gramatical. Si constituía un implantar la Monarquía, en la que Cánodeleite oírle en el Congreso, no lo era vas tenía fe, abrir los brazos a todas las menos el escucharle en la conversación. ideas de progreso, a todos los hombres Después de los saludos cambiados ende buena voluntad, que, desengañados de

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