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ABC MADRID 03-02-1946 página 15
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ABC MADRID 03-02-1946 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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yó aidehiteeó al 98 FEDERICO OLIVER -Veamos el trance de la tercera. -Es La. Divina Pastora Guilk- rn i ¡Marín la estrenó en provincias con éxito cuando era dueño de su compañía. Pero a Marín le contrató un empresario para estrenar una obra italiana, y la pobrecita Pastora pasó al lugar de sus hermanas, sin que yo, cansado de todo esto, hiciera la más pequeña gestión. Entonces arranqué las bambalinas de mi cerebro y dejé las comedias. Me puse a escribir versos y tengo ya parados libros, Tengo hasta mi prólogo magnífico de Marquina... Pero ios guardo, porque estoy persuadido de que me saldría al paso la fácil disculpa de la carestía del papel y la otra irritante de que el público no lee versos. Y eso no es verdad cuando los versos son buenos y acusan una personalidad. Entonces me dediqué a escribir artículos para El Ruedo con gusto, con ilusión y creo que con conocimiento de causa. En esta etertia paradoja, se da una estupenda. liMe ha sorprendido ver en la colección Crisol y en una antología de los mejores cuentista. españoles, el único cuento que he escrito en mi vida. Sin comerlo ni beberlo, me he visto, con la mayor sorpresa y con mi cuento sin hermanos La voz de la playa entre. Azorin y Pío Baroja. Ya no sé qué decirte... V yo no se que contestarle. Federico Oííver fue siempre autor dramático. Es quizá hoy el últirru de los hombres de teatro de una época brillante. En la escena. María Guerrero, Carmen Cobeña y Rosario Pino, con Borras, Tallaví y Fer. nando Día; de Mendoza, sin olvidar e! genio de Morano y el tálenlo de Thuillier. En las letras dramáticas, el atardecer de Echegarav, el cénit de Ga dós y toda la historia de Benavente. los Quintero. Linares Rivas y Arruches. Luego, con Muñoz Seca, quienes vinieron detrás. Un teatro batallador, que contaba ios estrenos como acontecimientos entre e! segundo y tercer turno del Real de Tita Rufo, la triunfante juventud de Anselnii y el pleno popular de Caruso. Eva lievada al escenario del Español por la compañía Caramba medio siglo repartido entre el XIX y el XX, de triunfos y popularidad. En las revistas, Blanco y Negro de los periódicos, la austera seriedad de A B C y las imaginativas informaciones de La Corres Un poco antes. Cuba; un poco después, e! barranco del Lobo... Cánovas. Maura, Canalejas. El Guerra Bombita y Machaquito -Dígatne. don Federico, ¿esas comedias no van a salir de su cajón? Las mira y hasta las acaricia. Las finas manos, casi femeniles, de este hombre que ha escrito tantas c o s a s violentas y arrebatadoras, pasan por el papel y con el pulgar limpia el polvo que en tí índice y corazón se llevaron los dedos. -X o lo creo. Yo he pasado. Y vivo bien en mi olvido. -Pero si alguien... -No nadie puede, venir aquí. Está muy lejos mi casa. La vida es ahora un torbellino. Yo escribí un día El pueblo dormido la noche de su estreno entraban lo amigos... Federico, me gritaba uno, en las butacas se están pegando. Después, el pueblo se despertó y ya ves i a que armamos. Ganaron, naturalmente, los mejores y nos reprochan nuestro despertar. Cada uno cumplimos nuestra misión en nuestro momento. Yo ya no soy joven y no tengo ánimo y fuerzas para la lucha. No visito un saloncillo; muchos, al verme, se extrañan. Mis lectores de El Ruedo seguramente no saben que este Federico Oliver es aquel de Los semidioses La vida pasa y trae a los nuevos. Además, yo no sabría hacer el teatro actual, que, seguramente, es superior al nuestro, pero distinto. Entre nosotros era un gran éxito treinta representaciones; ahora se hace una revista mil quinientas y no hay autor que no se conforme con el centenar para sus comedias. Todo ha variado. En La comedia del amor Pero, a quién puede interesarle todo esto? -Al público. -No lo creas. Andas por los pasillos de un Museo de figuras de cera. Déjame con mis versos y mi sorpresa de cuentista y corre a la calle y charla con auténticos personajes. Nosotros dos somos ya una página pasada. Nosotros, Carmen- y yo, la Cobeña y Oliver, se fueron para siempre de las candilejas. Nos miramos en los nietos y cuando una pareja humana vuelve sus ojos a la metería, ya sólo les queda mover el brasero y un montón de libros y otro de recuerdos. Esto dice el escritor. Pero esas su manos breves continúan acariciando los nueve montoncitos de cuar. ülas que son los actos de sus tres comedias. Luis DE ARMIÑAN Federico Oliver, en su juventud. STE caballero de la faz redonda, rostro rasurado, gafas gruesas, boca sonriente y algún que otro pellejillo colgante, allí donde la barba madurona ha perdido la tersura de la juventud, es don Federico Oliver, escultor en su mocedad, autor dramático por afición, temperamento y amor, periodista en la edad que otros abandonan el periódico, y poeta lírico y emocionado desde el año en que comenzó la guerra civil y en años en que los hombres dejan de hacer versos. Escribe artículos taurinos él, que puso en escena Los semidioses encendido y patriótico drama, tizo en la hoguera pasional de Joselito y Belmente: canta la bondad del mundo y sus habitantes, él, que escribió el sombrío poema La nena tan bello y tan amargo; y no va al teatro él, que durante cincuenta años de su vida fue director de compañía y recorrió dos continentes al frente de sus cómicos. Vive en la última casa de Madrid, allí donde Madrid se convierte en estepa y mira al Guadarrama; bebe café con sacarina en un bar de la Gran Vía y se deja en el metro los paraguas que compra en la calle de Carretas. Bondadoso, sevillano y cordial, caka boina, se considera madrileño y no saluda a nadie, porque su eterna distracción pone entre él y sus semejantes una muralla de olvido. E -i Por qué no escribe usted para el teatro? -le he preguntado. Sus ojos se abrillantan al contestarme: -Porque, anterior al 98, soy viejo, y los viejos dicen que han perdido los papeles. Ahí tienes mis tres últimas comedias. Las hice con ilusión, y las guardo con pena. -Hábleme de ellas. -lista es La comedia del amor farsa en tres actos. Calentita aún, se la lleve al director del Español, entonces García Vínolas, quien la destinó para inaugura la temporada 1943- 44. Me escribió una carta pidiéndome detalle. -para el pintor y el figurinista y cuando le contestaba, abandonó su cargo. Al faltarme en la dirección García Vínolas, vino a casa el asesor artístico, al que le leí la obra y quedó entusiasmado, diciéndome, no obstante, t ¡ue el nuevo director debía conocerla. Se la Jeí a éste y desde entonces espero. Me dijeron que el reparto no era fácil. La guardé, y La comedia del amor se amustia, la pobrecilla, olvidada hasta por mí. -Pasemos a la segunda: -La segunda es Consuelo la bailaora comedia de teatro popular, seguramente mi mejor comedia de este carácter. Estaba sacada de papeles y dispuesta para su estreno cuando se me adujo que el argumento no estaba desarrollado convenientemente y no podía ser estrenada. No discuto. Entró en el cajón con su otra compañera. ilustre autor de Los semulioses en la actualidad. (Foto Armiñán.

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