Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 01-02-1946 página 11
ABC MADRID 01-02-1946 página 11
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 01-02-1946 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página11
Más información

Descripción

os artículos de Claudio de la Torre Sobre la infancia insular de don Benito Pérez Galdós acaban de alumbrar inesperadamente un tema inédito que no había tentado a la historia literaria. Claudio de la Torre plantea la ocasión, mejor que el pretexto, de revisar, o más bien establecer, las relaciones entre el modelo y su patria chica, las Canarias. En opinión de algunas gentes. peor sería meneallo, mas no habría malicia, sino alta curiosidad crítica o intelectual, en reconocer una existencia gloriosa que, no habiendo pecado por turbia, no fue tampoco transparente. Transparencia: he aquí una cualidad que conviene al estilo y el pensamiento del autor de los Episodios pero no a la intimidad de un célibe contra el que se lanzó el reproche de egoísta. Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad deliciosa, bienamada, muy antigua y muy moderda, que honró vivo al novelista, hijo suyo. y le recuerda muerto, a pesar de que Galdós pusiera entre su isla y su propio ser la separación geográfica que medía entre la Península y Las Afortunadas, amén de otra distancia moral, realmente desoladora. Habiendo llegado mozo a Madrid para matricularse en la Universidad, Benito Pérez Galdós volvió sólo una vez a su hogar. Fue entre 1870 y 1880. Numerosos amigos acudieron al Puerto de la Luz para recibirlo. Como notara el viajero la ausencia de uno. entre los más dilectos, cogió un papel, y garrapateando un pentagrama escribió en clave musical cierta frase de una zarzuela que estaba a la sazón en boga: Mucho tengo que contarte. El destinatario, otro melómano, le devolvió la hoja, después de concluir la frase: Mucho también tengo yo. Al día siguiente, Galdós se presentó en el domicilio de su amigo de la infancia, viejo caserón del barrio de Vegueta: Eres el primero que vengo a ver, por ser el único que no me fuiste a recibir. Tal y como siendo yo muy niño conocí esta anécdota, creo recordar que la última noche que Galdós pasó en Las Palmas, bajo un cielo estrellado, que más nunca, como los canarios decimos, habría de levantar su mirada, su desean- D pfl LÍÍI ns líon Benito Pérez Galtló en l años de SÍ, so fue la arena de una playa, frente al oleaje del océano. Galdós y tres íntimos suyos- -exactamente tres- -ofrendaron aquella velada postrera a un coloso que inedia Europa aborrecía y otra media veneraba Wagner. Mas el regreso a la Península tuvo carácter definitivo, irrevocable. En Las Palmas quedaron para siempre afectos, imágenes, paisaj e s, recuerdos entrañables, todo ese microcosmos que el sugestivo autor de En la vida del señor alegre acaba de evocar primorosamente en A B C. En Vegueta quedaba una mujer que, anos más tarde, achacosa y anciana ya, se consumió lentamente, sin obtener el consuelo de besar a su hijo. No era el de éste- -isleño por naturaleza y linaje- -un temperamento sedentario. Bien que su universo psicológico y su retablo imaginativo radicaran en Madrid, no así su universo físico, pties gustaba de pasar el verano lo más lejos posible de la Corte y recorrer lo que era entonces el ancho mundo, o sea: Suiza, Francia. Inglaterra, Italia) No siendo renuente ni sedentario, amando ei mar, como lo prueba su afición a Santander, ¿cómo se entiende que jamás volviera a Canarias y que no expresara el voto o el deseo de reaparecer por allá? En su propia obra literaria- -fértil, múltiple, heterogénea- -no existe ninguna reminiscencia, ninguna nostalgia, ninguna cita del paisaje y la sociedad en donde él, sus padres y sus abuelos habían nacido y alentado. No obstante, los personajes de Shakespeare encarecen. una y otra vez el malvasía de las islas Canarias. Más todavía: Inglaterra recuerda prolijamente el revés de Nelson y de su Escuadra en e! puerto de Santa Cruz de Tenerife. Galdós. en cambio, posterga esta página de ía Historia de España, gesta sobresaliente de la tradición isleña y antecedente de Trafalgar, y no la menciona siquiera en su glosa de la guerra de la Independencia. Es evidente que la reacción del insular ante el medio autóctono no es la misma que la del hombre del Continente. Si Chauteaubriand vuelve a los acantilados de Bretaña, y Valera a la campiña cordobesa, y Eqa de Queiroz a la meseta lusitana, Byrofi abandona Inglaterra, Heredia se ajena a Cuba y Pirandello se; olvida de Sicilia. Así Pérez Galdós ignorando a Canarias y siendo él mismo, queriéndolo o no, un canario genuino y representativo en lo físico y lo. psicológico. Queda, en todo caso, mucho por escribir y descubrir en orden á la relaciones del más grande novelista nacional, después de Cervantes, y su patria chica. Esta laguna o recodo de la biografía del autor de Misericordia debería tentar, ora a Claudio de la Torre, espíritu de consuno localista y universal, grave y alígero, ora a quien, como José Betancort, sigue siendo, a pesar de un retraimiento entre huraño y desdeñoso y con o sin su seudónimo de Ángel Guerra la magnífica novela toledana de don Benito, el canario mejor y el primer galdosiano de nuestro tiempo, MARIANO Monumento a Perca: (jaldos, en Las Palmas (f. anLrias) DAR ANAS

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.