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ABC MADRID 27-01-1946 página 13
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ABC MADRID 27-01-1946 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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n V, i DE BUDAPEST queños terratenientes que sorprendieron al mundo derrotando a los comunistas y los socialistas en un país. ocupado por tropas rusas e intervenido por el mariscal rojo Vorochilof, subraya en otro llamamiento que, mientras que la población alemana disfruta de un mínimo de mil doscientas calorías, en Budapest la cifra se reduce a ochocientas ó, a lo sumo, a novecientas. El primado de Hungría, r e c i é n nombrado cárdena! Mindszenthy De todos los Santos es apellido adecuado para un príncipe de la Iglesia) indica en una pastoral que el número de niños nacidos con vida ha descendido de dos mil cien mensuales a ochocientos veintidós, y que en vez de los trescientos cincuenta mil litros de leche diaticys suministrados en tiempos normales, Budapest sólo dispone ahora de treinta mil litros. Finalmente. el representante de la Cruz Roja Interna cional se dirige a los húngaros que viven en el extranjero y a todos los amigos del país para que envíen, con carácter urgente, su socorro si quieren) evitar; una ¡catástrofe. La tragedia de Budapest es inconmensurable. Nessun maggior dolare! es una expresión al par sencilla y poética que armoniza con sus penas. Antes tan bella, alegre, despreocuparla, ingeniosa, con calles repletas de mujeres bellas y elegantes y música de cíngaros, se ha convertido, víctima de ¡a guerra, en un inmenso hospital sin medicamentos, sin víveres y casi sin esperanza de salvación. La perla del Danubio está agonizando... A STORES REVÉS Z C años más tendrán que transcurrir para que vuelva uno a ver la capital magiar? La última- vez la visité en compañía de Juanito Spottorno, Escogimos la r u t a más lenta, pero la más poética: la fluvial. En Viena subimos a bordo de un vapor anticuado, que nos recordaba la época de Metternich, y, tras una docena de horas de viaje, llegarnos a Budapest, no a una estación banal, sino al puerto. Era de noche, una deliciosa noche de verano; e! Danubio, casi un kilómetro de ancho, parecía uji brazo de mar. La isla de Santa Margarita, verdadero balneario en medio de la capital: el Palacio Real, sito sobre la colina de Buda; el gótico Parlamento, semejante al de Westmtnster, estaban iluminados; teníamos la sensación de haber llegado a una ciudad encantada, irreal, como en un cuento de hadas. Sin el deseo de servir de escrupuloso cicerone a Gil de Escalante no me hubiera decidido a perder todo un día para llegar a Budapest, renunciando a las cinco horas que tarda el ferrocarril, y sin ello nunca hubiera conocido la magia de las dos orillas del Danubio, contempladas desde un silencioso barco. UÁNTOS El Parlamento en la orilla dei Danubio. y otros se han llevado todo cuanto hubiera facilitado un resurgir económico. La alimentación lel país, y sobre toío de la. capital, es sencillamente catastrófica, El alcalde de Budapest se dirige a la opinión pública, a la conciencia del mundo entero: a riñes de este mes, la exigua reserva de víveres habrá terminado, y si no llega una ayuda sustanciosa, la perla del Danubio se transformará en un inmenso cementerio. El jefe del Gobierno. Zoltán Tiírly. prohombre de aquel partido de pe- Ya no volveré a ver aquel Budapest maravilloso, aunque realice varios viajes. Encontraré una gran ciudad semidestruída. cuyos habitantes no piensan en ornarla para delicia del turista, porque la totalidad de sus escuerzos y afanes se agota en buscar un pedazo cíe pan. El país ha sido doblemente devastado: primero, por los alemanes: luego, por los rusos. Unos La estatua del twfoeloe Eugenio de Sabóya ante el Palacio fteal, sobre el Ho Pest.

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