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ABC MADRID 18-01-1946 página 3
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ABC MADRID 18-01-1946 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRID DÍA 18 DE ENERO DE 1946 NUMERO SUELTO 40 GENTS. tf J U I. G IOS AB DIARI T RAÍ DE F OR M A 3 I G EN ER A L ol NO- de los signo s de imdurez política á que aspira todo pueblo que se halla en situación excepcional consiste en que la justicia se pronuncie y obtenga por algún modo dialéctico, debatido, oyéndose las partes; es decir, en juicio Pero cabría preguntar a los que a esto aspiran: ¿Lo hacéis vosotros 1 en vosotros mismos? ¿Vuestros juicios son tales juicios es decir, sentencias dialéctica. s, d- espués de oír las partes? ¿Comparáis interiormente los términos antes de juzgar? Me temo que piden para la vida pública hasta el juicio por Jura. do s y abominan de las dictaduras. 1 mruoho. s que son tremendamente dictatoriales en. sus juicios internos; Porque la mente humana decide, alguna vez, las cosas por juicio; pero muchas reces, también, por disposición gubernativa. U Mirando con ojos, no de político, sino de dramaturgo, la realidad caliente y humana de hoy- yo creo, que se acusa una notable depresión en la facultad media de juzgar. Por lo que respecta a España, yo creo que si se encerrasen en un cuarto la media docena de personas que tienen que entenderse sobre su futuro, llegarían prontoa un juicio bastante sensato y unánime, que l supongo que no diferiría mucho del juicio elemental y desapasionado da muchos hombres grises y provincianos. Pero, creo que hay en efctentro de estas sensateces una zona intermedia, de- juicios brillantes 1, pero ¿m matices, dictatoriales, incompletos: una zona dé tertulia, Sobremesa, chiste y listura, deToda esta zona dogmática, o paradójica, masiado complicada para acertar por el ca- o violenta, está interceptando la leal comumino de la sencillez y demasiado sencilla nicación de los que, arriba, por un exceso para acertar por el camino de la. genialidad. de responsabilidad, y abajo, -por una ausenNo está penado ústr- aperlo ni la- moneda cia de ambición, juzgan de otro modo más falsa en materia intelectual; y por eso se esquemático y sencillo. Espafa luchó intenexpende mucho ingenio con etiqueta de jui- samente, se salvó, tuvo luego que recons- cio. Hay- gentes para quienes, sucesivamen- truirse y ahor a tiene que normalizarle, amte, según el ángulo que escogen, todo. los plificar sü contenido y volver a su madurez nombr. e. 9 fundamentales de la vida pública, institucional mediante un leal entendimiensin excluir Papas ni Reyes, van siendo su- to de los poces sujetos actuantes de una eta cesivamente masones según conviene i pa histórica tan dirigida Pero los teorela- brillantez de la acometida o al cla roscuro mas no son divertidos parí las tertulias: y de la paradoja. Para los. juicios frivolos ha- es esquema tan sensato avanza entorpecido, sido un gran hallazgo ese adjetivo sonoro flanqueado por mucho- pro- fetismó brillante que, por la esencial oscuridad de su raíz, y mucho ingenio paradójico. puede atribuirse a todos; cualidad que comVerdad es que esos flancos son los que- -se parte con el mantenimiento de una ami- han aficionado tanibién a una clase de novega la certeza de que se pincha ó pone las, cuyas heroínas, a fuerza de estudiarse y morfina, y de que está subvencionado por- el repasarse el alma, acaban no entendiéndose oro extranjero zonas turbias e incom- a sí mismas, Yo creo que casi todos los prop robadas, excelentes para proveer a nuestros blemas que atosigan a esas heroínas se hujuicios de brillante- extre- mosidad. bieran, solucionado con sólo llevarlas a tiemRefuerzo muy importante de esta frivola po a un colegio di pago. Porque hay cosas, y dogmática judicatura es la llegada a 3 a lo mismo en la vida privada que en la púopinión pública de esa promoción de esfu- blica, que no tienen másvque, una solución mados límites y acus- adi- imas características Y cuando las cosas- no tienen, sano una sor que puede llamarse vagamente las señoras lución ésta es, por esencia, clar a y senciEl hombre actual es más activo y ocupado lla, como siempre, lo es la unidad. que el ce antes, y se ausenta, por lo tanto, JOSÉ M. a P E M A N mucho más de la vida de su mujer. Esta, (De ¡a Real endemia Esvañola. i por otra parte, lee más y. tiene una vida más 1 ib, re. Son, pu s, mucho más amplias las ocasiones de encuentro y diálogo de las seño ras y sus patebras van adquiriendo resonancia nueva y llenando una. parcela, hasta ahora inédita, de la pública opinión... Y así es como empezamos a advertir que la mujer, al lado de ser absolutamente conservadora, es, -al servicio de esa postura, tremendamente. violenta en sus juicios. Casi pura Naturaleza, de su vecindad con el viento y la lluvia, le viene el empuje irremediable y ciego de esos meteoros verbales que son sus juicios. No olvidemos que e s ella la inventora de esa dulce y expedititiva conjugación del más decisivo de los verbos, cuando le dice al niño con la más leve ocasión: ¡Te mataría! o Es para matarte si no es su ternura misma la que desahoga con aquella otra expresión saturniana: ¡Te comería! No es extraño, pues, que al llegar a. la opinión y el juicio nos haya sorprendido con una invencible afición- -casi tanta como a las sedas o a los perfume? -a. la última pena. No creo que en ningún Nürembéíg se dicten tal cantidad de sentencias de. muerte como las que dicta, n cinco minutos, una tertulia de señoras, entre jugadas de pináculo o tazas de té. Se habla de cur qukr agresor a sus posiciones irrenunciables, y en seguida preguntan: ¡Y no 16 han fusilado ya? Para, sin transición, ofrecer a la vecina de. mesa: ¿Tres terrones? ¡Oh, dulces labios pintados y neronianos de hues- tras señoras! EL PULMÓN DE CIUDAD INCHADA como vejiga de cabézudjjg y a testarazos de abejorro deslumbr lo, rueda, salta y rebota la frase á s huera y campanuda que fraguó las mod na pedantería: el pulmón de la. ciudad s e p e ne llamando, con empalagosa insistencis al respiradero necesario, siquiera una vez, -jila; semana, a los que trabajan toda ella remirando bajo techado lo que buenamente ser mite la civilización. J La frase en si no perjudica a nadie, su laconismo perturba la traducción sensj Creen los más- -y en la masa no cue técnicos- -que la ciudad humanizada contentarse con un pulmón e el centro su organismo. Pero como todos sabemofi mejor los técnicos- -que los Bancos corazón de las grandes ciudades, cata viscera barman 1 sirviendo el resuello d- e finanzas. Es mucho cuento resolverle a la c i u d todas sus necesidades dentro del. propio e? c nto en que se ahoga, y el problema encontraría otra solución si de los lími urbanos se saltara al vacío, pero como ai todamente dijo Gedeón, las ciudades hig nicas debieran edificarse en el campo, mj niñea gedeonada se nos antoja meterle; par de hectáreas rústica? teniéndolas ajgjs lindes y de par en par abiertas a la in? jairación de les preocupados por el bienestar ajeno. El lápiz verde, al servicio de moderi s y atinadas lucubraciones, rayará más suetó mente la zona pulmonar a la vera de f a urbe que en su ámbito; la puesta en sería más fácil y económica, y la de intereses creados mo determinará pertqj badanes sensibles ni quebraderos de cabeí Pero, ¡cuántas veces se malogran asuntosjfy enmarañan problemas por no querer afro tarlos con sencillez! Una ciudad sucia y pobre puede conté en su seno un hermoso parque natural dcm tiende sus harapos, y ninguna ciudad si la limpieza la adoba y en cada plázul se yergue siquiera, un árbol, canta, un de agua y pía un- puñado, de gorrior Siempre nos, pareció absurdo buscar la Hoza en el derribo y la alegría en el sariche interno. Te deseo, amigo, que respires, dé lunes. $i sábado, desde tu ventana, yj si es posib. tjt, vete al campo los domingos a alga más a respirar, y que no te pique ningún Pídele a Dios que el lápiz verde no ent en tu, barrio para, derribando casas, creajr puknoncitos que aprovechen a otros. y a i te dejen sin resuello. Y piensa, sobre todj que la cartilla de racionamiento no pue j resolverte también el problema de la. -yfr vi nda. JOSÉ CARLOS H DE LUNAS

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