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ABC MADRID 16-10-1945 página 7
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ABC MADRID 16-10-1945 página 7

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página7
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LSN EA EC IO A A U V S S RT R S POESÍA ción de cuna y serenata de ilusiones- -se funden, el Romanticismo y la Copla. El arpa becqueriana y las falcets de la Tiorba... En los nocturnos de estas soledades, entre las sombras y el misterio de los cielos, fulge la Estrella de Sevilla. I SENTIR Y PRESENTIR A Poesía contemporánea es más- afín de la mujer que del varón. Si no por el Número, por el Numen. El- -hombre siente y la mujer pre- siente. Y este conocimiento anterior determina en la féniina una vanguardia, la dota de un sentido espectral que le permite, como a ciertas aves, ver en la noche. ALFONSO DE LA TORRE O LA ÉGLOGA De Cuéllar (Segovia) Veintiséis años. Doctora en Letras con Premio extraordinario por su tesis: Carolina Coronado, poetisa romántica Profesora en la Universidad de Madrid (Facultad de Filosofía y Letras) Su libro Égloga marca un hito de conjunción, entre la Naturaleza y la Fantasía. A través de Teócrito, de u- Virgilio, de Carolaso, la paz rústica vive bajo un signo dramático, y la hermosura de los prados, al reavivar el luto de las almas, engendra la melancolía, el. d u l c e mal Pero en Alfonsa de la Torre. la E g I o g a tiene unas e m o c i o nes personales inéditas. No es la fácil galantería del marqués con las vaqueras, como en las serranillas, de Santiliána; n) l a s concupiscencias apicaradas del Arcipreste con las mesoneras, como en Juan Ruiz. Ni siquiera el sentido musical que va desde Pedro de Morales a Pedro de Espinosa, pasando por ios poetas del Geni! Es una versión Cándida, ingenua, contemplativa, manantial de fervores y preces, que le hace sentir y cantar a la Virgen, como Berceo: María, tras la ventana- -un pájaro te decía: ¡María! -Tu rueca se atolondraba y el huso se te caía. ¡Qué alegría! La azucena germinaba- -y su- -brote repetía: ¡Madre, mía! Tras la salutación virginal- -que inicia el libro como la capitular un misal miniado- -vienen chopos, palomas, campanas, hogueras y torres, rebaños y eras, en dé- cimas donde acompasan balidos y cánticos, lluvias y vientos, mugir de bueyes, relinchar de potros. Los rebaños, cúmulos alborotados- -perseguidos por zagales- -descienden a los trigales- -derribando los cercados Todo ello es la sinfonía pastoral, a cuyo estilizado acorde. Fermín y Sabiano, como Salicio y Nemeroso, dicen su dulce lamentar en tercetos de una armonía clásica: Pacían por allí los recentales- -y se oían más lejos las esquilas- -de la yeguada bajo los nogales. Ante Fermín, edad adusta y negra Sabiano, flor de mocedad, evoca e) Idilio, donde ella, más que Tirsis. es Cloe: Desde por la mañana hasta el ocaso- -persiguiendo torcaces y conejos- el día siempre nos venía escaso. Aquí el juicio abate el prejuicio. En las Églogas de Garciláso, ¿los príncipes descienden a pastores? En las de Alfonsa de la Torre, ¿los pastores ascienden a príncipes? Cuando el Idilio huye y la Elegía adviene, el amante invoca a la amada muerta como el ciego a la luz- perdida: Quién te indujo a empujar la negra puerta- -cuando todo en la tierra sonreía- -para ser sólo oscuridad incierta? Entonces, al dolor de amor, el campo, cuanto más anchuroso y libre, más cárcel es. Entonces, el día. cuanta más claridad, más noche. Entonces, 3 a Musa, cuanta más melancolía, más Poesía... MERCEDES CHAMORRO O LA CAUTIVA Toledana. Veinte años. Hija de militar, ha recorrido, en los traslados, v a r i a s c i u d a d e s, desde Burgos a Zaragoza, donde reside. Tanteos de colaboración. Recitales de poesías suyas en la radio Y, al cabo, el primer 1 i b r o, Ramo de r o m e ros prematuro ardor, juventud impetuosa, piafar de potro, vísperas inefables: ¿Qué alborada me surge de tu tierra? Porque no tienes flor y ya perfumas... Los pájaros s i n nido, las noches sin luceros, los poetas sin amada, las amadas sin tregua en sus temores y ansiedades. Andar de n u b e s, vaivén de ramas... La Novia, llega... De izquierda a derecha: M e r c e d e s Chamorro, Alfonsa de la Torre y Eva Cervantes. cuando el novio no Aquí me quedo, 1 aquí, dónde me dejas. Parada, quieta, mientras tú caminas... Sevillana. Casada. Linaje y fortuna. Su casa es un salón literario. Su temperamenPero la vida sigue, gira, rueda como la to, un crisol. Entre Lope y Teresa- -dice Fortuna del Dante: ella misma- el amor torrencial del FéCuando muere una hora, otra hora nace. nix. Las Moradas místicas de! a Santa. Su libro Rosal de Pasión es un Sal- Si uni día acaba, otro día espera. Lo que tenemos hoy pronto se marcha. terio- -gozos de dolor, dolor de gozos- Lo más lejano llega... Ante el Cristo enclavado, la jaculatoria: Empero, como tarda en llegar, la imEstaba horrible y era 3 a Hermosura paciencia se trueca, en invectiva. ¡Los La Faz manchada y era la Pureza. hombres! Pero ¿quiénes sois vosotros? Clavado en cruz y era la Fortaleza, Los describe, cetros y spadas, dueños dueño y señor de toda criatura... victoriosos del mundo... Ante la Dolorosa, la saeta: Aves taimadas que llegáis sedientas ¿Quién te hizo amarga? ¿Quién tu dulce a las calladas fuentes, y, ya saciadas, levantáis al viento lirio vuestro vuelo real, indiferentes... traspaso con puñales de pecado? ¡Ay, Madre, que fui yo! Yo, que a tu lado, En 1 a soledad, dolorida, invoca al sol forjé con mis pecados tu martirio! ¡ue huye al poniente: En Canciones de Eva resuena el alTambién tú, sol, también tú me has dejado. bogue panida, tañido por la mano contemporánea. Ningún pintor fija su retraY el grito, entre tristeza y cólera, de la to, cuyos trazos caen en lo surcos, como cautiva, al compás del remo y la cadena: ilusiones abatidas Esto de ser mujer y de adorar la noche, ¡Desolados castillos para vagar en soledad completa, que ¡pierden sus cimeras para mirar los pájaros dormidos mientras se alzan en alto mis banderas! y hablar con ¡as estrellas... Su retrato no es sólo la pintura exterior Siente la ansiedad de tierras nuevas, -el beso, la ojera- sino la interior rumor de besos, batir de alas... -la ansiedad, los ensueños- No es dibujar el muro del jardín; es decirnos sus veredas: es llegar al seguro debajo de Iss sedas. Si no llegas allí, ¿dónde te quedas? En Del cantar de mis cantares -canEsto de ser mujer... que a la nave en la y me tiene amarrada atada a mi cadena. ¡Esto de ser mujer sin caminar alerta! que es como el ancla costa tiene presa por las alas y no poder ser libre EVA CERVANTES O EL CRISOL CRISTÓIUI. DE CASTRO

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