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ABC MADRID 02-12-1944 página 3
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ABC MADRID 02-12-1944 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRADO DE INFORMA. CIQN GENERAL. 25 CÉNTIMOS en la cabeza de un periódico una fila de retratos de gobernantes y generales, que corría es palabra que ha quedado para bajo éste título sonoro: Los directores de la significar cualquier viaje, o aun sim- guerra. Sonreía gravemente y murmuraba ple empresa, largo y lleno de agitacio- con su dejo burlón: nes. Sin embargo, lo que realmente cuenta- ¡Los directores! el poema homérico que así se llama es una Luego me subrayaba los titulares que senavegación de cabotaje, que se desarrolla toda guían: El agua y, el barro interceptan las en un pequeñísimo perímetro de islas y cos- operaciones El general Tal afirma que se tas del Mediterráneo oriental. Realmente el están gastando, las municiones acumuladas alma clásica no gustaba de mayores exten- ¡para marzo El tiempo borrascoso hace imsiohes e infinitudes, ni en ejpacio, ni en tiem- previsible el ritmo de la ofensiva Y su dedo po, ni en nada. Veintiséis días dura toda la doctoral ss levantaba del diario para interacción de la Odisea y poco más I a H vtda. A, pelarme con majestad: unidades se reduce- toda fábula dramática, -Entonces... ¿Qué dirigen? y a medida humana los dioses, Jas columnas JOSÉ M. PEMAN y las fuerzas naturales. Geometría de estuche (De la Real Academia Española. es la de Euclides, y Astronomía; de bolsillo, la de Tolomeo. A los campesinos andaluces se les descubre, de vez en cuando, como un relámpago, por los entresijos de su reserva grave y silenciosa, el alma antigua y clásica que tienen. Una A es triste que la ceniza haya sido árde sus fundaméntales posturas de pensamienbol, que después de resistir las hachas to y espíritu es esta del amor al límite, al del viento, se rinda en mimoso otoño, perímetro moderado: del horror a todo lo incierto y tenebroso que está más allá de su con su savia inocente, sus nidos y sus pájavista o de su cálculo. Donde va el hombre va ros, al feudal señorío de la chimenea. Pero la muerte suelen sentenciar. Es decir: cada iras consuela saber que la vida existe para hombre lleva en sí mismo un máximo ciclo consumirse en la muerte, y, dentro de ese de vida a muerte, un total problema de con- sino irremediable, nada hay tan bonito como ducta y salvación, y no hay que buscar más agonizar dando luz, con lento sueño azulado allá. Por pasos tranquilos y humanos le gus- en regazos de invierno, e inspirando conseta al andaluz medir su predio. A los animales jas, mientras ladra allá fuera lo oscuro de gusta de humanizarlos mitológicamente: le la noche. pone al buey el nombre del torero de mcda; Podrá Ja madera quejarse en voz baja, al perro, el nombre de cualquier político; a la de su sacrificio, y la rama verde, aún joven, burra, a veces, el nombre de la suegra o de la alborotar un poco, mas ese mismo crujir es comadre con quien tuvo una cuestión Nada una nota en el universal concierto 1, servidummás sagrado para el campesino bético que el bre del mundo a la majestad (humana. Nada vallado de chumberas que limita su campo. nos consuela, en cambio, si la ceniza fue Si las cabras del vecino lo traspasan, no sólo casa, rúa, muro edilicio, piedra civil. Porviolan el derecho de propiedad, sino la armo- que, la ciudad se l.i zo. para sustraer lo mejor nía del mundo... Porque, traspasado cual- de lo humano, espíritu objetivo, objeto espiquier límite, empieza ya ese temeroso mundo ritualizado, al ciclo fatal del perecer inexoindeterminado e inasequible, donde está la rable, al recomienzo absoluto y la desnudez lluvia, el viento, el granizo: esas cosas enor- adámica. mes que se le escapan aí labrador de las ma (En medio de la indiferencia cósmica, innos, y con las que sólo sabe dialogar por venta al hombre polis para acotar un ámbimedio de los Santos o de la Virgen. to donde la. vida no sea angustioso y contiAsí, el Planista- -al que llamaban de ese nuo partir desde la nada, y las generaciones modo por su afición a sacar planos y mapas encuentren la conseguida herencia del esde sus tierras- -movía la cabeza negativamen- fuerzo anterior, teniendo, ya al venir al mun- te ante la oferta- de una nueva finca que le do, bien labrada cuna, pañales, propiedad, hacían. Hay que poderle a las cosas decía usos afinados, tradiciones, cosas. Eso es la civilización, previa suma de biegravemente. Hay que abarcarlas, quería decir hay que dominar su perímetro y no com- nes, que ahí está en las ciudades: logro de prometerse a o problemático y esotérico, la historia, para ventaja y regalo de los que Para él no era sabio ni labrar con máqui- vengan después. Orgullo de la- especie, monas, ni comprar con crédito. Como el pru- numentos triunfales sobre la naturaleza dedsnte Ulises, quería navegar nada más que mónica. Ante las urbes sentimos, pese a su modificación incesante, la venturosa presenpor el archipiélago conocido. Probablemente tenía razón ¿No ha ganado cia de lo definitivo. Y aún si. las torres que mucho el mundo en felicidad, con agrandar des- precio al aire fueron, acaban rindiéndose los problemas- -que no las soluciones- -y en- a la pesadumbre de los siglos, nos contenta sandiar lo imprevisible. Infantil y de juguete haber herido al tiempo heridor, y la lenta llamamos hoy a la precisa y limitada geome- agonía nos permite, al menos, salvar algo, tría de Euclides o a la clásica física de New- columna o torso, arco o plinto, en el reparo ton. Pero no hemos superado mucho la infan- del museo, y exclamar con el posta que el tilidad por asomarnos al temeroso cuarto os- busto sobrevive a la ciudad. Ah, el hombre, ese enigma, único ente curo de la relatividad de Einstein o de los quantas de Plank, a esos mundos de lo infi- capaz de elevarse sobre la naturaleza y de nitamente grande o pequeño, donde todo se caer más bajo. El hombre, torre, abismo. En las siete colinas clásicas llegó el munhace indeterminado y caprichoso, y, la Naturaleza, más allá de sus leyes, se comporta do antiguo a edificar una urbe portentosa. como una niña caprichosa. Él mundo ha com- Vienen los bárbaros. Es la invasión horizonprado mucha tierra a crédito, y las cosas le tal, complicada con la vertical, rebeldía. proletaria, socialismo de las postrimerías. Enpueden. Y el Planista, con su dedo enjuto y moreno, tre unos y otros derrumban los edificios egrecomo una ramita de avellano, me señalaba gios. En el siglo VIII y el ix Roma es una DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS miserable aldea donde las cabras muerden sílabas, de mármol, epitafios latinos, ante la miradai impasible de un pastor analfabeto que distrae sus soledades canturreando en albanés. Queda el ecúmeno sin ciudades, sin civilización. Sólo, hacia Asia, Bizaiicio, momificada en oro y lejanía. Pero en occidente, lluvia, florestas, miedo. Un gran señor baja entonces a. esa Roma caída. No es arqueólogo ni sabio. Entiende poco de letras. Apenas en la ancianidad consigue garabatear su firma, sin que le lleven el pulso. Pero es un noble, es decir, alguien en cuya sangre late fuerte la historia. Quiere humillarse bajo los arcos, rotos; doblar las rodillas ante lo impotente, pero admirable, y recoger del suelo una corona y unos, mármoles que prestigien su mínima corte en las nórdicas selvas. Conmueve evocar al viejo Cario Magno en el desnudo trono que ocho bueyes subieron fatigando los Alpes. En el Carrara ilustre debía sentir caricias antiguas, nieves de antaño, dándole, en lo f rio de la materia, un cafor de añoranza, maternales ternuras, mo rriñas de la forma, mientras el docto Alcuino, con anticipo de toscanas primaveras, portando la mano a- ía chioma, íavoleggiava colla sua famiglia dei Troiani, de Fiesole e di Roma. LOS DIRECTORES LLANTO POR LAS CIUDADES DIFUNTAS Y ya su barba era flor, iy. remozado, mandaba paladines a ensanchar, cristiandad, y arquitectos a elevarla, piedra a piedra. Á veces, vientos heridos le traían malas nuevas de Roldan y sus pares, j d e la sangre en la nieve Dicu! Que le son du cornñést triste au fond 1 ¿S; des bois! Entonces firme y viril, Ss ordenaba a los canteros que doblasen jornada, contrapunto de cinceles al dolor de laS- -lanzas. Y así se hizo Aquisgrán, y a su imagen se hicieron cien ciudades insignes. Podían astillarse tronos, consumirse. señoríos, ir ríos a la mar y años al olvidó. Pero quedaban, siempre, a la orilla del Rhiñ, del Mosela y del Mosa, flechas de Estrasburgo y campanas de Colonia, puertas deiVeveris, plazas de Rotterdam por donde; anduvo Era- mo. Quedaban, hoy médulas ardidas. ¿Con gloria? Con pena. Ya son ceniza, huesos, pasión y muerte de Europa, purgatorio del mundo. Cario Magno repasa el polvo con los d: dc- s y llora fuertemente de sus ojos. Pitié lui en prend il pleure, il ne peut s en tenir. n Un códice compostelano: cuenta c; ue a la muerte dal Emperador, ángeles numularios pesaron con balanza precisa sus culpas. Y tantos eran los pecados; que el platillo se hundía. Entonces, para equilibrarlo, un gallego sin cabeza echó en el contrario, corona, cetro y joyas. Las joyas de Cario Magno, esté gallego que escribe aún las conoció. Eran esas ciudades que han pasa. do a la historia. En eso ningún otro lugar de la tierra nos igualaba. En lo otro, cemento y rasca- -cielos, pueden superarnos Rusia, Australia y Norteamérica. Y pues cuentan con todo, ¿verdad Rubén, mestizo enamorado? y pues cuentan con todo, quizá no le falté Dios, aunque- El, cuyo perdón a nadie excluye, prefiera a los que sufren y elija a esas gentes viejas que en las viejas ciudades van a susurrarle cuitas a una vieja catedral. EUGENIO MONTES De la Beal Academia Española.

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