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ABC MADRID 22-08-1943 página 3
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ABC MADRID 22-08-1943 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRA DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS) S JS MANTILLA BLANCA Y. LE Y EN DA NEGRA en un escenario de Munich. El Rey Luis, maravillado, se enamora de ella como un loco. Esfos amores, entre románticos y vesánicos, llevados al teatro, al cine, a la novela, a la pintura, hasta a la escultura, ponen al Rey, con cetro y reino, en manos de la bella española Luis manda edificar un palacio y se lo regala. Le busca damas nobles, que forman una corte propia. La trata como a Reina legitima. Ella, voluntariosa, arbitraria, hace y deshace a su capricho. Ministros, políticos, generales, profesores van sintiendo como un vejamen la dictadura de esta Dubarry con mantilla blanca. El descontento acrece. Ella, altiva, despótica, inicia las persecuciones. ¡Al fin, el reino entero se alza. Estalla la revolución en las calles. Lola Montes, acorralada por turbas, de estudiantes y obreros, as afronta, injuriándolas, escupiéndolas, disparando ella misma su revólver. La salva, de milagro, un escuadrón de Caballería, y, apenas puesta en salvo, obliga al Rey a cerrar la Universidad, Entonces, el país entaiasá, desde el Parlamento a los Municipios, exige la expulsión de Lola Montes. El pobre hechizado la ve partir, resuelto románticamente a abdicar. Y cuando abdica y va a su encuentro, ella se nieg- a a recibirle y escapa, en un carruaje, a los- Estados Unidos, donde muere, olvidada y pobre. CRISTÓBAL DE CASTRO DIARIO ILUSTRADO DE INFORMAC 1 QN GENERAL. 25 CÉNTIMOS fg g 4 te los meses estivales, no es cosa dé rectificar sabidurías y experiencias añejas, ni mucho menos desdeñar este singular mérito que nidie pueda superar. (En torno a a La bella española Sevilla, pues, se siente orgullosa de stí 1 OLA Montes, la bella española es el calor incomparable, del mejor de Jos calo i prototipo de la Españolada universal res conocidos... El mejón con ene de refuer -A Porque así como la Leyenda Negra es zo para h afirmación en lugar de la erre la Españolada con hopa amarilla, la Españofinal que los sevillanos no pronuncian por. lada es la Leyenda Negra con mantilla blanincapacidad para lo áspero. ca. De bailarina callejera, que pasa el panNo, no le hagas, hermano lector, a los sedero ante el corro, como la Esmeralda, de villanos el agravió de compadecerles si la flügo, Lola Montes- -fino cuerpo de sirena y columna termométrica sobrepasa las cinalma varonil de amazona- -41 ega a ser baronecuenta grados centígradas... Cincuenta grasa de Lánsfield, tirana, más que favorita, de dos es poco para satisfacer el orgullo de su Luis de Baviera, pesadilla. de un reino, causa calor único; y ya se dio una vez el caso de de una. revolución. que un disconforme con los datos del Obser. Pero, ante todo y sobre todo, Lola Montes vatorio Meteorológico de 3 a Universidad es la bella española que corre Europa enhispalense pidiese rectificación en los pete a, de Varsovia a París, ornando, con manriódicos; que no tuvieron ningún inconvetilla y castañuelas, los escenarios más briniente en aceptar las temperaturas registrallantes, hechizando a los hombres más famodas por el observador espontáneo en el mue sos, siendo aclamada p pr las multitudes rolle, en los talleres, junto a las linotipias de mánticas del año 50, encarnando la Leyenda las imprentas, a la boca de los hornos fade España al- modo de Musset y Merimée, briles... Creemos que el tiempo de tales reccomo una precursora de Carmen y de la tificaciones cuenta el anecdotario de la tembruñe retrechera: peratura estival sevillana con aquella admirable expresión de Borbolla, el patriarcal po Hlentciue pour toucher ta. mantllle lítico, maestro de la campechanía andaluza daña íout l espace da Seville, una vez que sus amigos norteños lograron 3 e m en íeraia rompre les os. arrancarle de Sevilla en agosto y retenerle en Y aquí viene lo bueno, pero que lo bueSantander. Allá le llevaron los diarios la no. Lola Montes no se llama Lola Montes; noticia de haberse registrado en su ciudad sino María Roxana Giíbert. Ni es española, cincuenta y ocho grados y décimas, y al nacida en Sevilla, sino inglesa, nacida en leerlo exclamó con pena: Dublín, Ni culta, delicada y sensible, como- ¡Lo que ine he perdido! í piensas, hermano lector, que debes exigía el fino amor del Rey poétag Luis de Para disfrutar mejor- -con regustos sibacompadecer a los sevillanos cuando Baviera, sino iletrada, ordinaria, imperiolas estaciones meteorológicas anun- ríticos- -este mérito calórico, llegaron los sa, como una; bailaora de faca en la liga. Su penacho andaluz, policromo, de morena cian que las máximas temperaturas. se re- sevillanos a establecer la gradación singular sensual, celosa y reina del escándalo, patro- gistraron en Sevilla, modifica tus juicios, que reveló cierto personaje quiñteriano, a cina la realidad de una belleza platónica de frena tus sentimientos de lástima y no, te ¡saber: el calor, la calor, los calores y las ojos azules y perfil romántico: Es la audacia preocupes. A lo sumo, concédele un recuer- calores... Nos llevaría muy lejos el análisis al servicio de la superchería. El carácter, do admirativo a los hijos de la razada solar explicativo de esta sutilísima clasificación andaluza, capaces hasta de ganar él pan co- de las sensaciones térmicas a través de los máscara del temperamento. Sus Memorias, que ostentan el sugesti- tidiano con más sudor en la frente que na- meses comprendidos entre mayo y septiemvo título de Aventuras de Lola Montes, -son die y, además, con la sonrisa en los labios bre, y lo probable es que no llegásemos a una condusién definitiva. una extraña mezcla de cinismo y melancolía, para disimular, entre gracejos, la fatiga. A lo único claro que el problema nos conEs verdad que hace mucho calor en la publicadas un año antes de su muerte (1860) ofrecen páginas de un orgullo satánico y mo- hermosa ciudad tendida en la resolana ri- duce es a la realidad evidente de la incapabereña del Guadalquivir, pero no es menos cidad sevillana para los negocios. Gentes más mentos de una tristeza infinita. cierto que los sevillanos cuentan estevrigor aptas de pueblosmás prácticos obtendrían de Hija de un oficial inglés y de una criolla como una gala más. Es cosa antigua, tra- estas temperaturas, si las alcanzasen, el luhabanera, se casa, a los quince años, con un dicional, y lo viejo tiene en Sevilla, gracias cro que diera de sí la explotación razonable capitán de Marina, en cuyo barco viaja sun- a Dios, cultos y respetos imprescriptibles. Si de un ciudad que puede anunciarse como estuosamente. Visita la India, donde, en las ca- los historiadores dijeron que el máximo calor tación termal natural. Pero, ¿quién les hacerías de tigres, muestra BU formidable 1 san- de España fuá siempre sevillano, si un Rey bla a los sevillanos de semejante, empresa gre fría y. su estupenda temeridad. Á poco como Fernando V afirmó que el verano ha con este calor? Muy elevado es y mucho abandona al marido y recorre, sola y fantás- de pasarse en Sevilla, y el invierno, en lustre le da a Sevilla, pero es más verdad tica, Londres, París, Madrid, Varsovia... Burgos; si los higienistas más calificados de que no deja alientos para emprendimientos Lleva esa vida inverosímil de las grandes todos los tiempos- -desde Juan de Aviñón al la fuste. Recordar, si. no, a aquella monjiaventureras que, suntuosas, enjoyadas, des- doctor Hausser- -mantuvieron que el calor ta que fue a Sevilla a fundar con Santa Tepertando envidias, anochecen en un hotel lu- de Sevilla es sano para la naturaleza, y si resa y se le quejaba de la imposibilidad de joso y amanecen, raídas, pobres, vergonzan- las estadísticas acreditan que la mortalidad hacer sus cuotidianos rezos durante el estío: tes, inspirando lástima, en el rincón de un decrece en la preclara ciudad del Sur duran ¡Pues déjalo, hija- -replicó la fundado. mal fonducho. ra insigne- que aquí, con este fuego, basDurante varios meses se le ve con unos Los niños alimentados al pecho tienen tante se hace ya con no pecar y abanicarse (bohemios bailar en las calles de Varsovia. menos enfermedades que los criados En 1846 aparece de bailarina y cancionista a biberón. JOSÉ ANDRÉS YAZQUEZ S EL ME OR CALOR

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