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ABC MADRID 20-11-1942 página 6
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ABC MADRID 20-11-1942 página 6

  • EdiciónABC, MADRID
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DESTINO DEL PRECURSOR L os precursores suelen tener un destino trágico. La posteridad no llega a advertir munca hasta qué punto una idea se extiende y propaga a expensas de la vida. Roy, con una perspectiva casi histórica, podemos advertir lo que en su palabra había de intuición, de movimiento reflexivo y de profecía. En José Antonio Primo de Rivera, sobre, la simpatía de su gesto y ademán, y la cordialidad ciue sabía poner incluso en el apostrofe violento, y la precisión retórica de aquella? de sus imágenes que corresponden al mundo literafio, descollaba un don de poesía en la acepción estricta de esta palabra, en tamo que poeta quiere decir adivino. El medio en que se movieron estas facultades, no demasiado alentador entre los que pudieran ser sus afines, y francamente hostil entre sus adversarios, no era el más propicio para mover y conmover multitudes. El abandono y la indiferencia no le intimidaban, y así, mantuvo su dialéctica, de un profundo sentido político, seguro de que. si no captaba con ella adeptos inmediatamente, su razón rao se perdería en el futuro, Su palabra era un ariete de fe, pero hay que reconocer que la devolvía sonoramente el eco. Es decir, que fuera del circulo reducidísimo de sus jóvenes religionarios, contagiados de esta fe, sin eludir para mantenerla el último sacrificio, en aras del heroísmo, eran muy pocos los que creían que aquellas palabras brotaban de Ja entraña misma dé España, y descubrían al vivo la realidad de lo que estaba pasando y de lo que iba a pasar. El breve grupo. que le seguía, como, corresponde a un precursor, era, de verdaderos discípulos, en el sentido etimológico de esta palabra, es deejr. como espíritus sometidos rigurosamente a una disciplina. l a revolución desde arriba, preconizada por don Antonio Maura, fue en Primo de Rivera algo más que una frase. Hoy, volviendo Jos ojos a la vida del precursor. vemos hasta qué punto su innato aristocralismo, su elevada posición social y el ilustre nombre que ostentaba descubrían al hombre que desde la altura quería remover todas las raíces españolas, sacudir los viejos prejuicios, agitar las enfermas conciencias e impulsar, en suma, en una corriente viva, todo el peso muerto de una tradición. que los que entonces volvían la vista atrás para verla corrían el riesgo de quedar, convertidos en estatuas de sal La tradición, como la cultura, no puede ser nunca materia inerte, sino más bien limo fertilizador del que se sustenta el árbol. Ahora se lia puesto sobre el tapete el valor más o menos ejemplar del Quijote; pues bien, yo, respetando las razones de quienes rechazan el Quijote por el sentido ideal de su vida, me atrevo a decir que, si ha existido un español eminentemente quijotesco, este español lo fue José Antonio Primo de Rivera. Porque en el mundo de la acción existen dos clases, de hombre? los que luchan por la conquista del Poder y los que luchan por el imperio de, la justicia. Don Quijote, era de estos últimos, y todos los grandes precursores trazaron las normas de justicia, pero no llegaron a aplicarlas. Los dioses llaman jóvenes para sí a los predilectos, y en la hora crítica les apartan del mundo grosero de las realidades. El destino del precursor es el de luchar en la soledad, y la fortaleza de su fe nace precisamente de este desamparo. Mas lo importante es que ni lino solo de los generosos impulsos se. pierde. Tí! árbol va creando raíces y sombra, y los milagros de la fe van extendiendo los prodigio? de la doctrina, en virtud de u ¡contagio incitable. En este aspecto los precursores tienen una misión religiosa. Primo de Rivera, como pión Quijote. luchó por el imperio de la justicia, y en plena juventud dio la vida en prenda de su doctrina. Su ejemplo fue fecundo 1, y miks de- vidas jóvenes se ofrecieron tras la suva en holocausto, no de. las realidades inmediatas, sino de los presentimientos y profecías. Nosotros estamos tan próximos al símbolo, que sabemos que tenía sangre, nervios y carne, es decir, que era un hombre. Caminos y campos de España, viejas ciudad des, pueblecitos perdidos en la llanura o escondidos en el valle, entre montañas, por todos ellos fue pasando su figura, y en todos fue abriendo surco esta palabra que los hombres pegados a las realidades inmediatas se obstinaban en no oír. Mas, como la palabra se había ahogado en la propia sangre del precursor, la doctrina fue, de día en día, ahondando en la conciencia española. PROYECCIÓN HISTÓRICA DEL FUNDADOR P hace para eso. Se, hace porque nuestra generación no se resigna a seguir otra vez viviendo en aquella capa, chata incluida entré una falta de interés histórico y una falta de justicia social. AM quedan ya, en el marco inmutable de la Historia, esas palabras, que son la clave de la Falange, del Alzamiento. de Jos tres años de guerra y de la actual posición de! nuevo Estado. Quien desee una comprobación de la cifra del Movimiento que acabamos de transcribir debe solamente observar cuáles son los enemigos de la Falange: en el exterior, los que pretenden im- pedir el despertar de una ambición nacional, y en el interior, aquellos que no conocen los hondos propósitos sociales o, par el contrario, les temen conociéndoles demasiado. Cuando un i versal mente el hombre se desarraiga de, los estables quehaceres de la tierra o de los gremios artesanos para incrementar la masa desheredada, sin oficio ni beneficio, resulta obligado y natural un afán de renovación social, posible mediante regímenes económicos intervenidos. A esta realidad responden las inquietudes que, bajo FRANCISCO DE COSSTO distintas etiquetas, despuntan en todas las latitudes, y José Antonio permanecerá como uno de los políticos representativos de la época al haber nutrido a la Falange cotn tan ardienie savia. Simultáneamente, para que nadie pudiese clasificarle como un agitador destacado, José Antonio dedicó su actividad a aclarar en las mentes españolas, confusas por 5 as polvaredas de los desastres coloniales y por el liberalismo de exportación de los grandes países imperialistas, que la Patria es una misión y. por tanto, en él mundo tenemos un destino irrcnunciahle y propio que cumplir. En medio del fragor de- la presente contienda, adviértese con nitidez que el orbe tiende otra vez a ser dirigido por tres ti cuatro entidades racialea y la Hispanidad, con más, de cien millones de hombres, del e aspirar a pesar específicamente en el rumbo mundial. España. como creadora del bloque hispánico, no debe ser un país medianía. Consecuencia de la actitud- -nacional y social- -de José Antonio ha sido, el triunfo de una política entera, superadora de la bandería de los rapaces y de los grupos de resentidos clasistas, vencedor; con Jas armas de los m. tertiacional ismos, clarín incitador de todos los orgullos posibles por el hecho de ser españoles e independientes, modeladora de un Estado tutelar y libre de extranjeras influencias, forjadora de una organización que preserve 1 a las- juventudes de la debilidad división. Jasé Antonio, que ha conseguido todo esto con la creación de una fuerza actual y transmutadora, como se ve ya con alguna perspectiva histórica, tiene que ganar todavía una batalla accidental. pero útil, a 1 trayectoria que debe seguir su construcción política. Nos referimos a la destrucción de tópicos, mimetismos y doctrinales endurecimiento- que al socaire del triunfo germinan. En los textos de José Antonio existe la suficiente cantidad de sutileza para negarse al fabricante de lugares comunes, originalidad bastante para que nadie incurra en la debilidades de servidor o copista de sistemas foráneos, y flexibilidad intelectual oara desconcertar a los que de todo pretenden hacer ORTAVOZ fue losé Antonio de una generación que dijo ¡alto! en el camino manual para uso diario. Si ha de prevalecer, del ocaso seguido par la. Patria, y, según palabras de José Antonio, una actipara ser intérprete de todo un estado de vidad universal de vuelta hacia uno mismo ánimo tan complejo como el de rebeldía el problema, al recorrer la recoleta senda frente aj decaído destino nacional, tuvo que marcada, al volvernos hacia nosotros V en dar con la fórmula justa de la expresión contrar a España, radicará en comprender conceptuar con la fórmula que acertó a sus eternos impulsos sin necesidad de antiprecisar una posición radical ante las vaci- parras importadas ni respetos a ajenas conlaciones partidistas: No deja uno su tran- veniencias. Al buscar nuestra íntima razón quilidad, su vocación, sus medios normales de ser en las entrañas propias, como el Cautis? vida; la posibilidad! de cultivar el espíri- dillo viene haciendo día tras día, la obra del tu, la posibilidad de vivir fuera del ruido, Fundador será el cimiento de una en ese silencio de donde se sacan las únicas totalmente recobrada. obras fecundas: no se sale de todo eso para darse o! gusto de levantar el brazo. No se JAVIKR M. DE BEDOYA

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