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ABC MADRID 08-11-1942 página 3
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ABC MADRID 08-11-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL, 25 CÉNTIMOS VS IS EL ACENTO DIARIO ILUSTRA DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS f Jgí do sordamente porque no lo encuentran. Este rece que al descender del Norte y tocar casi es el instante mágico en que nosotros pode- con la gracia femenina y luminosa del ÁnESPUÉS de una ausencia, cuando volve- mos hallar la clave para determinar la fron- dahis, el hierro castellano, o leonés, sin permos a los lugares, sentimos lo que po- tera del acento. ¿En virtud de qué fenóme- der su calidad combativa y creadora, adquidemos llamar la decepción de la nos- no desconocido para mí- -es posible que para rió una fina acuidad semsifole- -es decir, como talgia. En el recuerdo afinarnos y diafaniza- un filólogo no. lo sea- -el acento empieza y una sensibilidad universal- -y una naturalemos la realidad. Volver significa dejar. de so- acaba, de una manera tan absoluta y. tajante? za, dinámica y viajera. La fuerza se hizo poeñar y empezar de nuevo a vivir. Y. la ausen- En el primer pueblo aragonés se acaba ra- sía también. La contemplación l- ejana de unos cia no es sólo de ámbitos y de tierras, sino dicalmente el acento catalán, en el primer personajes históricos, de esta historia nuesde hombres y de libros, y quizá más que de pueblo castellano termina el acento arago- tra, que es igual a maravilla, no es sólo bionada de trabajo. Nos ausentamos de un tra- nés. ¿Hasta qué punto el acento, es decir, la grafía, sino algo que importa rnucho más bajo habitual, y durante este tiempo, el ocio imisica del idioma, puede influir en las cos- para la reformación de la actual conciencia ya creando el sueño de. nuestro trabajo. Mu- tumbres, el carácter, la vida? ¿Será, más tiacianal, la definición de unos valores perla chas veces decimos, hay que volver a empe- bien, que ésta influya en el acento? No es mi manentes de la estirpe sea dicho con la significación valor zar, y la herramienta cae de nuestra mano misión penetrar en el fenómeno, sino simple- ma 4 u n que da a la palabra quiere decirpluMéinong. pesadamente. Pero un. día, indefectiblemente, mente en situarme en lo fantástico del hecho. revisión del espíritu Esto no sino traerlola nacional, a hay que preparar el regreso. El tiempo nos Puede no. haber cambiado del todo el paisa- actualidad, como en el azogue de un espejo, empuja a caminar, a ver otros, rostros y otros je, ni el vestido, ni el color, ni el aspecto de del día. paisajes, a escuchar otras- músicas y otras pa- los tipos, y, sin embargo, el acento surje para que en él se miren las hombres barbado, Pizarro, extremeño, luengamente labras, a descubrir, en suma, nuestro acento. como elemento diferencial, de un modo inopi- como un anacoreta, aun siendo el más áspeHay en España un viaje en ferrocarril que nado e indiscutible. Así entro, al fin, en Cas- ro hombre de la acción- ¡la Acción, que en nos descubre loque eran los viejos viajes fe- tilla, y allí me parece que los hombres no tie- la opinión poética de Fausto fue antes que rroviarios, tal como los describen los prime- nen acento. Un compañero de viaje me dice la misma Palabra! -era- rudeza ascética, penros viajeros. No me refiero al viaje de Va- al pasar por Aranda: Aquí se empieza a sadora, sí, en personaje de tan pocas letras. Hadolid a Ríoseco, en uno de los primitivos cantar el castellano No, aquí se empieza, Era como un pensamiento en operación, actrenes, que es el más viejecito de los ferro- a hablar el castellano Usted perdone, sí tuante. Fernando Cortés, igualmente extrecarriles españoles. Este tren, cuando pasa cantarle; en Valladolid hablan cantando; ésto meño, con una fina prestancia, que ya anunpor la ciudad, lleva delante de la máquina, no lo puede usted percibir Yo entonce, ciaba al- marqués mucho antes de serlo, y que como figura decorativa de ella, un hombre para no darme por vencido, afirmo un poco había andado por las escuelas de Salamanca, con una corneta, para que los carros se apar- frivolamente: Será que ése es el acento jus- era- -y nadie se asombre de esta audaz interten a su paso. Este viaje es breve, no por la to del castellano. Para recitar bien el poema pretación- -como la Teología y la Jurispruvelocidad, sino por la distancia. Sale junto del Cid, hay que cantarle dencia que allí se enseñaban metidas en coal canal de Castilla, tan verde y tan quieto, raza de hierro. Soto, con quien hicieron jueYa mis nostalgias van tocando la realidad go la Fortuna y la Desgracia, extremeño, en recuerdo de cuando era una fuerza económica formidable como vía flvial, hoy con del paisaje que abandoné. Me siento en mi que tuvo gemas de príncipes en su escarcesus barcazas casi inactivas, y ferrocarril y tierra. Empiezo a percibir el primer aire diá- la y conoció el largo fracaso de los desiercanal se contemplan y dedican un recuerdo a fano, el primer horizonte remoto, el primer tos, era la ambición viajera, en servicio de su juventud pujante y arrolladura; sigue por camino solitario que se pierde en el confín la idea, a la que le venía estrecha la reel páramo, a través de la inacabable llanura sin una sola curva, el primer rebaño pegado dondez del globo, i Esto era una destinación imperial y acaso más imperial por haber sido de Villanubla, que es tal como piensan que a la tierra que parece tierra... es Castilla los que no conocen Castilla, y llega, Y termino mi digresión. Quizá lo más im- más desdichada! Vasco Núñez de Balboa, al fin, a columbrar la ciudad de los Almiran- portante de todo sea reconocer nuestro pro- extremeño de la comarca en que son más las tes, y percibís cómo sale de la tierra, come pio acento. Volver, después de mucho tiem- ancinas, que comienza con la perfidia y acauna custodiadla torre plateresca dé la iglesia po volver, y encontrar lo primero nuestro ba con la gloria- -la gloria que todo lo perdona- al morir en Acia, bajo el hacha del de Santa María. He aquí un viaje, 1 antiguo acento. verdugo, tras de haber añadido todas las leque hoy puede hacerse como homenaje a los FKANCISCO DE COSSIO janías- cerúleas del otro Océano al horizonte primeros impulsos del vapor. mental de los hombres, es el héroe- símbolo, el héroe representativo y predecesor de las Pero yo me refiero a otro viaje, con trey de las hisnes modernos, mas con ritmo, antiguo; un ESCOLIO DE LOS CON- largas empresas que en élinjustas derrotasrozapánicas. Parece se produce ese viaje mucho más; largo, el de Barcelona a miento, vamos a decir, esa fricción impotenValladolid, por Ariza. Hay tiempo para todo OUISTADORES te de la idea con la pasiva masa de las cosas en este viaje. Para hacer amigos y para desmundo, que tantas ocasiones, N esas tierras extremas del reino de del sido fortunadespués, y eny desdicha de la pedirnos de ellos quizá para siempre, para del intento León, fronteras a la Morería, verda- ha curiosear en los pueblos del trayecto, para dera Marca; exterior de la Cristian- realización en empresas españolas. aprender cómo se sacan unos vagones de una dad, que llamamos Extremadura, el encinar vía y se llevan a otra, cómo toma agua una De la meditación lejaina a propósito de nuesmáquina, como remueve un farol o una ban- emborrona de un turbio verde- gris collados tros hombres representativos, cuando hacemos dera un mozo de tren, con qué parsimonia y laderas. Los vésperos son allí briosos de del Héroe, no una vanagloria, sino un guía pega el martillo en las ruedas para compro- color; un oro viejo de onzas en la lejanía; y eiemplo. que así es el Héroe, inferimos para bar si no hay cuidado... Y tiempo para leer pero breves, a manera de cortado brillo de nuestro día de hoy la necesaria rehabilitación un libro que no hubiésemos leído nunca- y espadas. de uin agregado de rigor ascético y pensador, La tierra- no da liberalmente de sí el vergel, que se concierta con la acción, como en Pizapara bajar a las cantinas a engañar la sed, entre trajinantes, campesinos y soldados. Pero como lo hace en esa Andalucía, casi oriental, rro; de fina ciencia, que se trueca en acto, con todo, con tener este viaje tal número de en que cada adelfo al bordo del agua campesi- como en Cortés; de audacia imaginativa, sin sugestiones, tiene una, verdaderamente ma- na parece ya la promesa del jardín, y al reparar en brumas de horizontes, cual en ravillosa la de descubrir las fronteras del lado de cada olivo ceniciento parece dibujar- Soto, y de destinación universal, aun a cambio acento. Los paisajes cambian en virtud de se, cuando se lo mira con ojos de la imagi- de dolor, como en Balboa, que vale decir en una evolución, pero el acento, no: cambia- ra- nación, el amable espectro, también cenizo- conjunto tanto como esta palabra superadicalmente en una línea. Las estaciones son M. de cualquier Ibn Tofail, decidor de kasi- ción ¡Siempre en ascenso, en curva de asel receptor más admirable del acento. Una das. o de tenues filosofías. Es el oriente censo, aunque las fuerzas grávidas hostiles nos retraigan hacia altas! estación, en su trajinar constante, es el alta- occidental si vale k paradoja. yoz del pueblo. Las gentes se llaman a vo ¿Qué es esta evocación de un país esCuatido el Gran Capitán destacó una peque: ces, las mercancías se pregonan a gritos, ss pañol, visto como en pintura de abanico, ña hueste de sus caballeros para reñir en pasostienen conversaciones a distancia, hay cie- que acabamos de hacer; qué quiere ser? lenque, o liza medieval, con otra tal de frangos que entonan canciones y salmodian ro- No es ciertamente el que intentamos an ceses, tornó García de Paredes, que la enmances, hay despedidas patéticas en las que paisaje de horizonte, sino un paisaje de cabezaba, reputando, a sus hornbres iguales a la intimidad queda rota por la. altura de la almas, si se nos permite la expresión. Aun- los combatientes galos. Por mejores os envié yo... -dijo Gonventanilla... Y, después, los viajeros irrum- que podría rotularse mejor una epopeya plupen preguntando a los demás y hablando en- ral o colectiva. Siempre se nos planted la zalo de Córdoba a García de Paredes, que tamtre sí, llamándose de un extremo a otro del interrogación de por qué fueron tantos los bién era extremeño. coche porque encontraron sitio, o protestan- extremeños conquistadores de Indias. PaPRAMIS D E

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