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ABC MADRID 11-09-1942 página 3
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ABC MADRID 11-09-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ittTSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS J ¿0 cuerdo en lo pretérito, de confianza y aliento en el porvenir... Bien sé. que soy para él un grano más; de N tiempos felices, en aquellos en que se hundían las manos a placer en el áureo arena, pero sería ingrato este grano de arena divino tesoro juvenil, la voz ausencia si olvidase tantas y tantas horas incrustado encerraba principalmente un sentido amoroso, en sus rocas, perdido en sus orillas, escu. pecir. ausencia equivalía a evocar a la mu- chándole y desentrañando consejos y lecciojer amada, a. lamentar el desconsuelo de no nes, y viendo cómo su espuma bullidora bo- verla ni hallarla en parte alguna, con la na- rraba v deshacía nombres y nombres escritos tural corte de suspiros, lágrimas, -temores, so- en la blanda, fina y fresca alfombra de la playa. bresaltos, aves y celos y desvelos. J. ALVAREZ QUINTERO He de pedir en la Audiencia DÍARlO DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS Sg fe descienden a la Alhambra; por EU parda ritocedad salmantina, trabada de exactas- ideas, como es íle una exactitud matemática la pasión a lo lejos de cualquier estepa- castellana por su vejez gloriosa de profesor español, el hombre agasajado por Paulo V, que extraía de las raíces de su tierra la pleniiíid ambiciosa de todos los problemas universals: Y se ha detenido un punto mi castizo interlocutor. Hemos rememorado juntamente a) hombre ecuménico, el de los tratados Dele (jibus y De anima, el de la, s Disputación. metafísicas, el de la Defensa de la fe ca p ara todo malhechor tólica. Este es el teólogo ya anciano. Su Que lo condenen a ausencia, testa, peraltada. como un arco. de fuerte arque no hay castigo mayor, quitectura y con no se ¡sabe qué vaga esferi. cantó un poeta amigo. cidad cósmica, en reproducción, de la curvatuLa vida, rodando y rodando nos enseña ra- celeste, la surmonta el bonete de cuatro L hombre que luego había de hablarme puntas de la Compañía. Sus ojos menudos tiebien pronto que tales ausencias llevaban- tandel padre Suárez estaba frente a mí, nen- un. mirar entre pío y doloroso; pero no; to de agrio como de dulce y que existen otras j como lo estuvo otras veces. Era qui- es una paz intelectual l a que los impregna, más penosas y graves, ya que la de la mujer casi siempre se divertía con el dulce, placer jotesco, áspero y amoroso; bravamente espa- con nías apacibilidades, aunque anciano, de au de la esperanza... ¡Ay, del que está lejos ñol. Sus largas piernas parecían ganosas de roras que de ocaso s; la nariz es aguda, buena de la- patria! Godoy, en París, ciego y ca- leguas. En otros- tiempos él se hubiera- com- olfatcadora de novedades, sean de las que emaduco y pobre, daba por bien perdidas sus placido en probar la curva del ecuador. Aho- nan de las puras fuentes tomistas, sean de glorias y grandezas con tal de que lo dejasen ra, soñaba. O mejor, pensaba. Pensaba esos las que vienen, como sierpes entre hojarasía, dar una vueltecita por el paseo del Prado. pensamientos que están en el mismo borde ala- embutidas en el latín- ciceroniano de cualquier ¡Ay, del que se consume en una ausencia q c do de los sueños. Fantaseaba, pue s, extrayen- heresiarca ginebrino; la barba es corta y nuespera por. única solución la muerte! Yo huy. do una idea de su soledad- -su soledad, que tridamente pilosa, cómo la de esos pastores- di distante de un gran amigo, voy a cantar n ¡era un gran mar interior- como el pescador ovejas, o labriegos, lejanos, que tanto serie nostalgia y cuánto lo echo de menos, y no de perlas una gema singular en la infinita ex- parecen y son tan reciamente raciales, y. -iio en versos sonoros, como tal yézj pudiera es- tensión de las aguas. La chimenea, que daba al rasurado del barbero del lugar más q u: perarse dada su naturaleza y condición, sino calor a sus pensamientos y a sus manos elo- van vísperas de mucho campaneo y al. tiempo en prosa corriente, de puro sencilla, mengua- cuentes, fingía trasgos- de caricatura en las en da. Circunstancias íntimas y particulares me desnudas paredes de cal. Me brindó su ha- de cobrar la mesada. Ahora reza. Sí, reza. El verdadero hombre de pensamiento encuenhan alejado este verano de él, y aunque sin llazgo mental. tra un- lecho de cristal para ellos en el relágrimas, lloro su -lejanía, la falta de su rumoj- y de su eco: lector, del mar te hablo. -Este, es el, que. yo llamo. el. activismo. na- poso de la oración; Acalla de saber- queden El qarnpo en que estoy es hermoso y fértil, cipual, y defino así: un afán desalado dé Londres, por mano del verdugo de. Jaeobo T. austero y grave, pero callado. El mar habla, creación Hubo un día N b he de reite- y- en París, ¡por. -la del- otro- sayón del Parlahabla, habla. Y habla con mi lenguaje único, rarte las playas vírgenes, que- visitaban, en su mento- ha sido micmado su libro Def. cn. iio ya fuerte y poderoso, ya bonancible y acaricia- primer desposorio con ojos humanos, nues- fidei calholicce. ¡Ata. qué regusto ácido, j; -duldor. Ruge, maldice y amenaza, al- romperse tras banderas; ni el mar de los antípodas, des- ce ai par, como el de las- granadas, de- sti- tieen los acantilados, susurra y tranquiliza al velado su azul sin contacto por el tajar apre- rra, le- ha contentado y dolorido el espíritu! desmayar sus olas en- la- playa... Nunca blas- surado de nuestras quillas; ni tampoco las sel- Odíanlo quienes también hacen guerra a Esfema, como voz divina que es... Incita á la vas, de verde atmósfera de. acuario, sorpren- pañíf. Odíanlo los disidentes de la cooperación lucha; cuando brama, incita al reposo y al didas en sú etls- ueño cósmico por el- filo fecun- europea. Nunca, como ahora, se ha- sentido ensueño en sus calmas serenas, y apacibles. dador- de nuestras espadas. Ni. aun que, pie- implicado en. una destinación universal. Jül En la noche, al apagarse todo rumor mun- dra sobre piedra, alzamos catedrales de la ver- Moudego, el lírico río lusitano de los líricos dano, nos acompaña su trueno monocorde, dad- con los sillares de la montaña, queriendo sauces, que dan reiteradas cítaras a los viencontinuo, inacabable; nos advierte que él no hacer sus: agujas al sol, transparentes como la tos, discurre. tal vez. junto a los arcillosos; -miaduerme nunca, que vigila, que aguarda nues- geometría de liielo- desaquella montana misma. ros- de su convento. De fuera, y a través del tros ojo. 5- al despertar... Y a la mañana, al- Estov. i era; creación y actividad: nacional, -io; ventanal se derrama una 4 uz occidental que ofrecerle- nuestro mirar ansioso, como ora- mejor, extranácional, que se hábía tfoea do en es como un sutilísimo polvillo de oro. La ción de las pupilas, disipada ya su canción ecuitié. nica. iFero; i- no es esto sólo, qué. era; -al ciudad, bulliciosa. de estudiantes, los que hamedrosa, sú alerta singular, ¡qué belleza y frix; y: al cabo, labrar con pedazos; de lartierra brán de. -ser- un día prelados, dignatarios -y íc qué luz de esperanza en sus ondas azules! bienes- perecederos- de. imperio, que í- también trádos, se apacigua debajo de la solemne quie ¡Oh. djas ¡de, sol y de. brisa, aliento húmedo eran de l tierra. Al reino del espírituxme tud vesperal. Sí; el padre Suérez reza. Recordó 3 salobre de las aguas, cuyo murmullo pre- atengo. Hubimos- de- integrar un: día: -cn- j. e! un momento halos rostros atentos, cii, multitud, gona salud; -embellecéis a vuestra luz la na- cerkode este; nombre, que- así se tdice, Es; p a- de sus oyentes, en: las niañanas del aula, cuanturaleza; sois para el cuerpo bienestar y ener- ña. cúantoíe ra coherencia- europea fr- e. Hte- -a do él, define y -dogmatiza, y las jóvenes inteligía- sois a la vez templanza para el- alma, toda- dú sp eTs i ó: ii. particularista. Respiraban- gencias se llenan de todo signo que- descubre que al enamorarse se purifica y ennoblece: nuestros ulmóii. es, entonces y todavía un! aura la razón de este amoroso y cruel y- coniplióacuanto de hermoso contemplan los ojos pe- de Edad- Media, un- aliento de la era -caba- do y, sin embargo, unitario mundo. Rccorchnetra por ellos en el espíritu, y- lo hace mejor. lleresca; Poseíamos en iaJ- mente- oh, (turba ba con araer. Ahora, -ert mental; oración, frente de teólogos y 1 de ascetas! ¡oh, turba de legis- a un dulce Cristo de marfil, labrado con el tas y de poetas- de Araucanas! -el concepto pesado- colmillo de los elefantes ecuatoriales, De tanto mirarme en ti como tíí me voy volviendo, unitario, de Cristiandad de. -la época güelfa. que trajeron las naos portuguesas, se abisma como el mar es tan azul Recreábamos una conciencia universal del en esa contemplación, que es como: un- -pasrho de tanto mirar ai cielo. Derecho público. Nuestra pasión creadora, no de luz, y. supremo pasmo sin. duda, porque s Bien dice la copla: el mar mira al cielo- conocía: fronteras- ni- el río que lioza- cieno una: íuz que; no, tiene orillas o fronteras. Tafny. el cíelo al mar, con sus millones- de pupilas acá, ni la cordillera dentada, que razas eáciu- bién ha discurrido sobre- este estado sui srior luminosas, y de ahí la grandeza infinita de de, acullá. ¿Un- ejemplo- un humano- ejem- del espíritu en su tratado De religión. Todas 1 mar y cielo. En las noches de luna sus rayos pío quisieras Nada hay de más compro- las cosas de esta vida transitoria, hasta el ocl batorio para una tesis que su paradigma. deáquelí. H ey extranjero, y. de aquel exir. Tnjs. ro ¡tembladores en las aguas, entrando en eilas parece que bajan a su fondov en busca de Un humano ejemplo, pues: Suárez, FranciSr P- arigiügn- fp, las ve dispersas, como aristas se caK i lsrrumba el otoño. Le acude, tal vez, tesoros y de cuerpos humanos, que le van co Suárez, pensador y- jesuíta. Es el hom ofrendando los siglos. ¿Serán a veces los trá- bre u n i v e r s a l el antologo que deslíe- -e- ri igicos lamentos del mar voces de los que mu- los dedos, como- irisada red- de- arañadlos, tjiji píslajiflpntí, la. frase, que será, años l: s: i- rieron en él? Sólo Dios lo sabe. Yo- de mí atributos del ser. Pero, ni par. cuáii ibéi- í- pé tle- sus- labios -N. o hubiera Jtaij sé deciriq. iie le escucho, siempre las canciones, co; -por su- nacimiento granadino, al. r. u- creídb nun ¿a que era: dulce mo ri. v -IÍ gue me rebosan en el corazón. De triste re- mor ue percutido, -cristal- de íós arroyos- que -FRAMJS AUSENCIA E SEMBLANZA REFLEXÍVA DE SUÁREZ

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