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ABC MADRID 08-09-1942 página 11
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ABC MADRID 08-09-1942 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C MARTES 8 BE SEPTIEMBRE DE 1942. EDICIO 3 J DE I A MAÑANA. PAG. II Billo entró escoltado por un cordón de cama, radas de la Falange y fuerzas de la Policía Armada, seguido por más de un centenar de camisas azules. Su entrada en la plaza del Ayuntamiento aumentó el tono. apoteósico que había caracterizado toda su marcha por el itinerario citado. Una vez en el salón de reicepciones. el Generalísimo tuvo Que asomarse repetidas veces a balcón para corresponder ¡los ininterrumpidos gritos de ¡Franco, a Franco, Franco! Ante la grandiosidad del recibimiento, que no encuentra punto de comparación, y ante las reiteradas aclamaciones del público. S. E. el Jefe del Estado se acerico a los micrófonos instalados en el balcón central del Ayuntamiento para dirigir unías palabras de salutación. al pueblo g ¡jones. gaba a las inmediacilooiels del arce, la. sirena Caudillo. Poco antes de arrancar el coche, de la Junta de Obras cOimensó a eonaír, ha- permaneció varios momentos saludando, brazo ciéndalo inimediatameinlte las de todios los bu- en alto, a la muchedumbre, que, no obstan- ques surtos en el puerto, los cuales estaban te la distancia de siete kilómetros que la ser dispuestos para la carga de carbono En el para de Gijón, se había, trasladado al puerto puerto se enaointrtatoa también desde ayer el del Musel para hacer objeto de nuevas aclaminador de la Escuadra, Vulcano cuya maciones a Su Excedencia. Este, después de tripulación y guardias marinas, que realizan despedirse de la Comisión permanente de la viajes de estudio, se hallaban; formados so- Junta de Obras del Puerto y autoridades porbre cubierta, en la parte de popa. En lo tua. rias, emprendió el regreso a la ciudad. restantes buques mercantes, todos ellos ar- Por las barriadas tísticamente -emipa; vesad; Os, formaban también muchedumbre, que de Joven y La Calzada la. había presenciado su paso las respectivas tripulaciones sobre cubierta. en el viaje, de ida, permaneció esperándoESI personal empleado en los trabajois, de l a le al regreso para expresadle de nuevo, en Junta de Obras, así como los dedicaidos a Jas forma de ovaciones y vítores, su cariño y faenas de carboweo, en número de varios mi- adhesión. Ante la iglesia de San José, dellar se enciointraban en la explanada cen- rruida, el Caudillo hizo detener la marcha tral del puerto del Mnsel, a donde habían lle- para enterarse de los pormenores de la tra, g- ad o también las autoridades, presidiendo ai gedia consumada e n dicho templo el 14 de coche del Caudillo, al objeto de recibirle. agosto de 1936, el cual fue posteriormente Al llegar a la explanada central, el co- mtin, -derribado por la dinamita marxiste, Después, datite de. Ma- rima. y restantes autoridades se por las calles de Asturias y Corrida, la, coa- fre- liarata ron, hacia el Caudillo para darle la mitiva siguió hacia la puerta de la Villa, donbienvenida. El Jefe del Estad se dirigió in- je se había d e efectuar la- despedida oficial. mediatamente- a la, zona de concentración producidora, cuyos trabajado- res le recibierojii brazo en aíto, con ios gritóte de ¡Franco! Identificación completa y total en la ¡Frainlcíoi! ¡Franco! El Generalísimo les pasó revista, vy despuéls se- encaminó hacia el miapoteósica despedida nador- Vulcano -CIFRAEn e I citado lugar, el Ca. udiJIo descendió del La visita al minador Vulcano coche y se despidió del alcalde de Gijón, a las Gijón 7, 6 tarde. Al pie de la escalera del quien expresó su gratitud y emoción por que pruebas insuperables de fervor Vulcano estaba el comandante del buque, la ciudad le había dispensado, patriótico encargándole que cumplimentó a Su Excelencia. La enjragijoneses da del Caudillo fue señalada con las salvas que hiciese saber a los impresión su reconocimiento y la gratísima que se llede ordenanza, mientras la tripulación y guar- vaba. dias marinas presentaban armas. El GeneraInmediatamente después el Caudillo y su lísimo, acompañado del ministro de! Aire, los el regreso a O (víedo. jefes de sus Ca- sas Militar y Civil, comandan- séquito emprendieran Su Excelencia enfilaba Cuando el coche de te de Marina, alcalde, comandante del buque la carretera, de Oviedo, y coincidiendo con y otras personalidades, inspeccionó minucio- los disparos de algunos palenques, las siresamente las instalaciones y servicios del Vul- nas de todas las fábricas e industrias, así cano A continuación Bu Excelencia pasó a como las de los buques, sonaron en saludo la cámara del barco, donde descansó unos clamoroso, y cordial de despedida, de un pue- momentos. Poco después el Caudillo abandointennó el buque, en cuyo momento los cañones blo que ha demostrado hoy, no sólo lasi no su de bordo dispararon de nuevo las salvas re- sidad de sus sentimientos patrióticos, Caudillo, identificación plena y total con el glamentarias. que es la identificación absoluta con Espa altas exigencias patrióticas. -Extendí entrevista con los miembros de ía ña y con sus CIFRA. fcelencia en el Ayuntamiento, las aclamaciones s e hicieron ensordecedoras, y seguidamente, los millares de personas allí congregadas entonaron el Cara al sol que cantó (también el Caudillo y que, al final, dio los gritos de ritual, que fueron contestados clamorosamente por la multitud. Y a se había sentado S. El i Jefe del Estado en el salón de recepciones del Ayuntamiento para comenzar el almuerzo en su honor, cuando todavía se escuchaban en la plaza las clamorosas ovaciones de l a muchedumbre. Una ver terminado el- almuerzo, el Caudillo, antes de tomar de nuevo su coche para dirigirse al Instituto de Puericultura, conversó breves momentos con los camaradas de j a Vieja Guardia y con un mutilado de muestra Cruzada, ciego, manco y con graves lesiones en una pierna, interesándose por su Astado y necesidades. El público acogió este presto del Generalísimo con nuevas denrostrá ¡cion. es de fervor y simpatía, El Cara ai So interpretado por millares de voces llenas de fe en España. El Caudiüo habla con los camaradas de la Vieja Guardia y un mutilado de la Cruzada Tras el discurso pronunciado por Su Ex- íln el Instituto de Puericultura. Las salas I de Maternologia y recogida de niños A las cuatro menos cuarto, el Jefe del SEstado montó en su automóvil, acompañado del ministro del Aire y del alcalde de Gijón, y seguido de su séquito y autoridades, se dirigió por las calles céntricas, cuajadas de público, al Instituto de Puericultura. La entrada del edificio se encontraba magníficamente engalanada. La banda de música: interpretó el himno Nacional. Su Excelencia el Jefe del Estado fuc s recibido por el director del establecimiento, doctor D. Aveiin O González, y enfermeras puericulturas, que lucían sobre el uniforme el yugo y l as flechas. Su Excelencia pasó primeramente al despacho del director del Instituto, en el que descansó breves instantes. Seguidamente, y acompañado por el director del establecimiento y 1 alcalde de Gijón, visitó detenidamente las dependencias del centro benéfico, deteniéndose en todas ellas, pero de modo especial en la sala de maternología y en aquellas otras dedicadas a la recogida de os niños recién nacidos, cuyas madres se ven precisadas a trab ajar durante el día, dejando a sus hijos depositados en la referida institución. Visitó también con gran detenimiento los laboratorios para a esterilización de la leche, laboratorios químicos, la sala de operaciones y das restante; dependencias, haciendo caluroeos elogios de la- perfección de los servicios dei Centro, uno de los primeros de España. Le fueron expuestos también los planos y proyectos para a construcción dé nuevas edificaciones destinadas a completar los actuales servicios, edificaciones ya iniciadas, y por cuyas obras se interesó vivamente el Caudillo. El director del Instituto y las enfermeras puericulturas despidieron a Su Excelencia a Ja puerta de la institución, frente a cuyo edificio, y e l sus alrededores, se hallaba estacionada una compacta muchedumbre- que prorrumpió nuevamente en aclamaciones y vítores. Por la Gran Vía al puerto del Muse! Un arco de triunfo. Concentración productora iSegui damenjte el Caudillo se trasladó, por la Gran Vía- al puerto del Muse! -Eil itinerario comprende P recte amem te las zonas de mayor ra- iga. mibre ía- bril de la población, ya que en ellas ra- a- i ¡ean ca i todas las industrias de im: portajicia dé la ciudad y en ellos habita también la inmensa mayoría de los prod; uicttores. En todo este itimer- a- rio los obreros gijoneses volvieron a- repetir las clamorosas demostraciones de emtusiasimo dispensadas al Jefe del Estado a. su llegada a Gijón. Loe edificios estaban to. talan. ento engalanados, y mneJias de las fábricas realizaron en sus fachadas obras de embellecimiento. A la entrada del puerto del Mu- sel, la Junta fie Obras del Puerto había levantado un magnífico arco de triunfo, en. ei que figuraban los atributos de Marina y tle ¡a citada Institución. Cuando, el c? che dé Ca- udiUo. lle- Jefe del Estado el presidente, secretario, ingeniero director y otros miembros de la junta de -Obras- del Puerto, con los cuales mantuvo una extensa v entrevista. Los directivos de la Junta le expusieron los planas y proyectos, entre ellos- el de la construcción del nuevo espigón de transatlánticos, construcción de nuevos cargaderos y adquisición de medios para intensificar Lia carga ie carbones, que yú. es importantísima. El Caudillo, con perfecto conocimiento de todos los problemas que afectan al puerto del Musel y los que se derivan 3 e las circunstancias actuales, expuso a los miembros de la Junta sus ideas sobre el particular. La entrevista, celebrada en la explanada central del Musel, se ut l.o nT gó largo rato. Después, Su Excelencia, con todas: las autoridades, y rodeado por los camaradas de la Falange y los. productores portuarios, se dirigió- ai. pie al cargadero gigante, del. puerto, que es el más importante qe España, capaz para la carga diaria de 8.000 toneladas; Él Generalísimo ítíé hasta el cuerpo central del citado cargadero, cuyo funcionamiento le fue explicado con todo detalle, así como las posibilidades de intensificar Ja carga. Sobre la misma zona, desde la cual ha de arrancar el nuevo espigón para transatlánticos, y en la que se aprecian las mayores BP. sjbilidjJ. des para la extensión del puerto del Musel, recibió de una manera práctica y sobre el terreno ¡a explicación de las ideas contenidas en los planos que había contemplado momentos antes. Esta visita del Caudillo duró cerca de- una hora y acusó, como característica más señalada, que no fue una visita protocolaria, sino una visita de carácter verdaderamente constructivo, de la que han de derivarse indudablemente altos beneficios, nó sólo para la economía asturiana, sino para la nacional, que en el incremento de la. carga de carbones encuentra una de ¡as razones fundamentales de su prosperidad. Junta de Obras de! Puerto. El Caudillo les expone sus ideas sobre los planes y Un gesto espontáneo y cordialísimo del proyectos a desarrollar. El incremento de Caudillo, que da lugar a una escena conmovedora. Ei sargento mutilado Marino la carga de carbones Menéndez A continuación, le fueron presentados al Al emprender Su Excelencia el Jefe del Estado el regreso a- la ciudadal se reproducen las manifestaciones de inenarrable entusiasmo. Ante la iglesia de San José A las cinco y cua. rto de la tarde, Su Excelencia el Generalísimo se dirigió de nuevo a los coches para emprender el regreso a la ciudad. En dicho momento se reanudaron las demostraciones de fervor patriótico hacia el Gijón 7, 7 tarde. Cuando Su Excelencia el Jefe del Estado abandonaba, el Ayuntamiento para dirigirse al puerto del Muse! se registró una escena simpatiquísima y de indudable emoción. A la puerta, de la Casa Co íisistorial se encontraba formado con los camaradas de la Vieja Guardia y de la División Azul otro camarada, sargento del Ejército, y que durante nuestra Cruzada en el frente de Teruel perdió la vista y el brazo derecho, resultando también con heridas graves en Tina pierna. El Caudillo, a, l atravesar los soportales del Ayuntamiento para dirigirse al coche, detuvo un momejjto su mirada en el caballero mutilado, y, resueltamente, se dirigió hacia él. El carnerada de la Vieja Guardia que le servía de lazarillo, indicó al mutilado, llamado Marino Menéndez García, la presencia del Caudillo, quien, viendo su condición de ciego, le cogió. la, mano izquierda, única que- conserva, estrechándosela efusivamente. Después, y durante un ra. toí mantuvo conversación con el heroico soldado del Ejército español, interesándose por su estado, lugar en que había sido herido e incidencias padecidas durante la campaña. El sargento Menéndez, visiblemente emocionado, a duras penas podía contestar a las preguntas del Caudillo, que, al terminar la conversación, volvió a estrechar el brazo izquierdo del glorioso caballero mutilado con gran efusión y repitió el saludo por segunda vez. Los camaradas de la Falange, que presenciaron el ges to espontáneo y cordialísimo del Generalísimo, padecieron enloquecer de entusiasmo, vitoreándole incesantemente. Una vez la caravana en el puerto del Musel, el sargento Menéndez. que ocupó sitio e n uno de Jos coches de la Falange gijonesa, ifué yisto por el heroico general Moscardó, que también se diri- gió a- éi, conversando durante un rato. El defensor del Alcázar de Toledo le preguntó igualmente por su situación actual, y i n t e resó por sus necesidades. Para despedida, J e dirigió palabras de exaltado reconocimiento por su sacrificio, cticiendo Que dura. nte la Cruzada se ha, bían realizado actos de mayor o menor heroísmo, y sacrificios más o menos grandes, pero que el heroísmo y el sacrificio. del sargento Menéndez había, sido total, como total ta. mbién la entrega de su sangre a la Patria en peligro. La escena, presenciada por les camaradas. productores del puerto del Musel, fue acogida, asimismo, con desbordantes manifestaciones de entusiasmo y vítores al Caudillo y al héroe del Alcázar toledano. CIFRA.

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