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ABC MADRID 04-09-1942 página 3
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ABC MADRID 04-09-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRADO DE INFORMAC 1 QN GENERAL; 25 CÉNTIMOSfefe: se EL REY CAUDI L I O de abre para el mundo y los caminos. se llenan peregrinaciones- 1 DIARIÓILUSTRA DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS que hendió tales senos y sendas con la huella, de una mano gigante. Es un disciplinado s aquí una bella figura representativa en Esté homenaje que sé rinde, al rey mitad vario, una rota red de escotaduras, que, han el medioevo- hispánico. Álíonso II ¡el mpnje y mitad soldado; -las dos. únicas mane- cortado 1 el continente y lian llenado las aguas. Casto- -ahora se celebra en. Oviedo leí ras de entender la vida, como decía José An- Por. el- canal más feliz, el que llamó ci Nahomenaje a su memoria- -parece puesto por. tonio- -está presidido, por la Cámara Santa- vegante de Todos los Santos, porquev puso Dios en la cumbre de los riscos de Asturias sábana y espinas de nuestro Señor- -y se rea- su quilla en él a. primero de noviembre, pepara afirmar y mantener el sentido, unitario y liza en Oviedo, símbolo; de heroísmo y baluar- netraron allá las- naos españolas; por el ot. ro, religioso de nuestra nacionalidad. La. obra de te dé unidad. Le damos profunda significación de no muchas millas de anchura, que tcrmkia Pelayo y Alfonso I, restauradores de la vieja histórica; porque en ése rey ejemplar están las en- la niasa verdinegra del cabo Deseado, mamonarquía visigótica, había sufrido una des- virtudes que España recobró a la voz, de jestuoso como una- gran ara. natural ofrendada a los Njimedes irref regables del plaviación. Pelayo guerreó para que ¡a semilla nuestro Caudillo. prendiese; Alfonso, para que. fructificase. neta, ganó las soledades; que halló plácidas, J. LOSADA D É L A TORRE. del Pacífico, ai que dio ñóníbre. Aquél dominó un pequeño territorio de la parte oriental. de Asturias. -Alfonso dilató las ¿Cómo encomiar el Acto histórico; de qué f r. oht ras hasta las montañas de Jaca por Lemanera celebrar el Hecho extraordinario? La vante, hasta Finisterre por Poniente j hasta Historiografía nos diera la medida y el data; muy 1 cerca de Guadarrama por el Sur. Pero la reflexión filosófica, el sentido, que excede- ni el uno ni el otro hubiesen logrado estos a I05 siglos, del Acontecimiento. -Pero, sólo. 1 asombrosos triunfos, sobre elmayor pcSler mila Poesía, que es historia en inspiración, en A navegación- de Magallanes, que conlitar que entonces existía sin. la férrea unidad sumó Elcano, y por. la que dieron los tanto que la historia es poesía, que quiere vde sus hombres. Una sola fe, un, a sola volunhombres- -y eran hombres, españoles- -realizarse, nos dará la breve y maravillosa vitad y una sola acción; Surgida la parcialidad, sión del Suceso. Es la época en que Camoeus roto el encanto de la mión sagrada, los años por vez primera la vuel a al mundo, es el refiere la prodigiosa aparición de Adamaste: siguientes fueron humillantes y sombríos; de 1 más grande hecho de la historia, des- envuelto en el. -pardo capuz de la tempestad; crueles luchas internas y bastardas. Pareció pués del Descubriniietuo colombino, y uno i es. el tiempo en que los grabados, que hiciera que. el naciente reino se diluiría en la terrible aquellos anchos actos históricos en que se ad- el fino buril, levantan de los senos, de nácares marea de los invafeores infieles. Alfonso- II vierte, implicada en el sino humano, la provi- de la fantasía 1 las Sirénidas verdes, los Vién- restauró; es decir, unió su vida y su obra a. dencia de Dios. La tormenta ele fiexuosas alas, la vida y la obra de Pelayo y Alfonso I, como que salpica, como ocelos, la viva luz del rayo; -tos, de rostro humano, hijos del clásico Eolo. si los años indignos hubiesen carecido, de tiem- el universo mismo, eñ círculo espertante, ¿te Todo se transfiere a mistagogia, misterio, pp; La desviación se corrigió y ro torcido. I- impenetrables brumas, pueden rrhiy pócó si el y a poesía plateresca y ornamental de lámi- quedó enderezado. Otra vez la unidad de las corazón, ardiente de los. hombres de destino na. de viejo libro. Magallanes está en su popa, tierras y los hombres echó cimientos- ál füturó saben, que tienen su hora redonda que cumplir. en el castillete de su nave La- Trinidad TieTal. fue el caso del duro Magallanes, cuan- ne una esfera armilar delante de sí y u n de Esp, aña. do en las aguas, rizosas dé esas; estrías dé compás de medida- -para niedir arcos de meNos imaginamos a este rey sin malito y sin ridiano- -en su mano siniestra. Las amuras corona, vestido de asnera estameña, con la perlas que. levanta el frío, del golfo de San del buque, abrumadas. a babor y estribor de Cruz sobre el pecho y 1 la luz de la eternidad Julián, para abatir la sublevación de sus na- esos pequeños cañones llamados pedreros, oh. en los ojos; sin áureo cetro, pero con reful- -j ves, se vio constreñido a hacer decapitar a gente- espada; no en medio de una corte ser- Mendoza y a Quesada, capitanes c e la Victo- servan, al Norte, la tierra patagona, erizada vil y regalada, sino entre férreos guerreros ria y de la Concepción dos naos valientes, de coniferas negruzcas, y al Sur, la atroz que alababan a Dios después de sus victorias. que aun parecían retener en la curya fácil geometría de hielo de la otra tierra del Fuego, 1 Mitad monje y mitad soldado. el Casto fue de sus cuadernas las sales patrias con que así llamada por las hogueras, que encendieran fórmula de fé y disciplinad- ecuación maravi- las habían mojado las playas da. Sanlúcar; y sus míseros naturales. Un bárbaro, uii barliosa- -que ningún pueblo aplicó como el nues- a relegar a Juan de Cartagena, que manda- baro de belleza cósmica, la guirnalda de abetro. ba l a S a n Antonio j y albullicioso clérigo to a la cintura, el carcaj en la mano, ludién- s Once siglos después. Franco, Caudillo de Sánchez dé Reyña, orador de- la- insurrección, do una flecha- con la- saliva -espumosa de sü boca, parece señalar el 1 Peligro humano. Ei España, ha señalado en su discurso de Lugo a una. fría costa patagona, hecha de helados és te- caudillaje dü rey astur; Esos muros cantiles ¡poblada de esas cenizosas arañas buen Poseidón mítico, también nonVorádo. -Nep- seculares que resistieron embestidas y acosos, aeronáuticas, porque se cuelgan como grumos tuno, caballero en el rizado envés dé tina ola, esas puertas bajo jas cuales desfiló el Rey Cas- de lana del cordaje de los navios, 1 y de reba- semeja dirigir el reino de los aqüilónes, ho: to, el Rey Caudillo, en unos días de gloria y ños de guanacos, los de ojillos atentos y- lo- tiles a estos navegantes hispanos. com ol- lo -íüe- de victorias Fue católico e imperial. Cató- mos peludos, que vienen en rondas detenidas rah a los navegantes homéricos. Un águila 1 lico e imperial es el ideal de- esta España, en y curiosas a contemplar al solitario viajero. extraña, demasiado musculosa y dotada de, un reconquista de- todos cus valores, conducida ¡Bien! Unos murieron; otros, fueron aban- pico que recuerda, aumentado, el del niáitín por Franco. donados. La Santiago había naufragado en- pescador conduce, sin duda, el odre, de. -los 1 tre, los escollos, de carnal. coloración, que aflo- vientos, prestos a añadir más tribulaciones. -a unos españoles, ya hechos, a ellas y cuyo, ale 1 Alfonso II combate, reprime las luchas ban- ran, sin apenas ser vistos, en la lámina verde gre oficio es e l d e superarlas. Las aSuás itiaten de un agua brumosa. Con- sólo cuatro naves, derizas, afirmando de este modo la idea, nareiteradamente la nave, conio. éií sucesivas, cional, da un orden y. un sentido a la vida de parte Magallanes para el gran hecho, de ha- cóleras d- e- melena de león. Hay una sirena, llar lá vía interoceánica. Al dar proa al; posu pueblo y busca. alianzas exteriores, somedemasiado astuta, con demasiada y retorcí- tiéndolas al interés supremo de su Patria. Es sible canal marino, tras unas bravas explo- dá. cola dV reptil, para engañar. a hombres soldado, gobernante y estadista. Y es la Cruz raciones en los finales días del octubre- de que conducen en su pecho una fe verdadera, el lábaro de su- ejército; de modo que sus em- 1520, cuando la primavera, qué amansa lá- s Sólo Apolo, que no. ha dlvidado su cítara, y presas son- cruzadas, en las que ya parece que olas y hace anchas antorchas rosadas de todos su nimbo de lumbre, parece posar su mano- suena lá voz de Pedro el Ermitaño. Funda y los celajes, se ofrenda a las regiones. ártárreconstruye y el milagro le acompaña. Oviedo ticas, también la esperanza, que es deliciosa protectora sobre la borda de la nave. Tal es. es ya sede del Reino engrandecido. Surgen compañera del equinoccio, le brinda avasa- el conocido grabado de De Bry. de las manos de sus artífices el templo de San lladores alientos. El país de Magallanes y sus Así permanece, én cuanto perennidad poéSalvador, la basílica de Santa María y la capi- estrechos es un entresijo de sendas y de senos lia 1 de San Miguel, y. la divinidad- rubrica estas marinos. Si lo contempláis en el esquema de tica, el pasó del estrecho de Todos los- Santos por los españoles. Así lo vemos ahora- nos- obras, ofrendándole la Cruz de los ángeles un mapa, imaginaréis- que ha. sido un, otros a cuatrocientos a- ños, de distancia. Así Al recibirla de los. dos orfebres que la acaba! los lo verán generaciones futuras dentro de cua- ráñ en 1 tres horas y desaparecieron, el S. eyJ juno de aquellos, que lucharon con 1 d; t rociéntos. años también. El azar marinero le atendió que fecho de Dios era porque eli mejor hubiera podido domeñar la tienl eiiCoñt s siria el qué? füere. La verdad poe estaba allí, -pendiente en el. aire, ilttmiL lo todo consu luz cegadora Y el jnila J ACIONAL. -Sorteo extraordinario mática permanente es ésta, i Digna poesía de g- ro derdéscubrimiciíto del- sepulcro del Após- d e 1 3 d e ¿ctubre. El más interesante de to- lispaña, que por ser sicr. va d é l a poesía. lo tol Santiago en Iría Flavia se hizo en su rei- ¿os primer premio, tíos millones; segundo, un fue más decididamente de la verdad! nado, como un presente del cielo al monarca millón. Reintegros en el primero s segundo 1 ¡creyente, austero y sencillo. La vía de la fe premio. i -FRAMIS MAGALLANES Y SÜ ESTRECHO L

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