ABC MADRID 16-07-1942 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación16/07/1942
- ID0000365284
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DIARIO ILUSTRA; DO DE INFORMA; CION GENERAL. 25 CÉNTIMOS ü? DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL: 25 CÉNTIMOS caracterizaciones, segunda parte junto a las figuras magnas del Teatro Real, el divino teatro asesinado; entonces se adaptaba a todas las tesituras de manera pasmosa: barítono, tenor, bajo, tenorino, contralto en falsete... Se necesitaba el genio de Garlitos para lograr sin esfuerzo esas mutaciones de voz, como sus mutaciones de rostro, tipos en que sumergía su personalidad, y curnplir las más proteicas metamorfosis. Recuerdo su voz como soldado de un arte penoso, el arte de la ópera española, que él y sus cuñadas (a las q u e se puede aplicar el calificativo de gloriosas) Ofelio Nieto y Angeles Oteín, hicieron, en cierto punto, histórico, posible; su voz que conven- cía a los autores para que escribieran, a los empresarios, que lanzaran las obras; a los artistas de lustre, qué se dignaran ayudar aceptando partichclas; a los poros, que se. moviesen; a los críticos, que atizaran las lumbres del entusiasmo del público. Voz de fanático de nuestra música, que acarició los oídos de Chapí, de Bretón, de Conrado del Campo, de Usandizaga, los pocos que soñaban un drama lírico español, rescatadores, en lo posible, del Real, verdadero Gibraltar del arte. Recuerdo la voz alegre. de Carlitós cuando organizó la Opera de cámara, espectáculo exquisito y popular, fértil manantial: de belleza, al que rindieron homenajeen América y en Europa, cantando en laureles de nuestro teatro. ¡Cómo era el júbilo de Carlos del Pozo, consagrado y puro, a mostrar en Lisboa, Bruselas, Buenos Aires y Nueva York, los primores de su encantado escenario, compuesto por prestigios de su patria! R LA VOZ SACRIFICADA CADÁVERES OUE RE- i 1 O L G H O W? N O VO Ll. OV ECUERDO esa voz cuando Carlos del SUCITAN L corresponsal de tal o cual periódico Pozo era galán de ópera, maestro en o creo que la imaginación oriental haya descubierto jamás un instrumento de tortura comparable al zapato de tacón alto y, desde luego, si este zapato, que nuestras mujeres y nuestras hijas han adoptado de una manera perfectamente, voluntaria y que, voluntariamente también, eligen sienipre inferior en algunos centímetros a la medida de sus pies, se lo impusiéramos nosotros a ellas como un castigo cuando estuviéramos quejosos do su conducta, pasaríamos por. ser los hombres más crueles, feroces y desalmados del mundo. Ello se está viendo más claro que nunca en estos días cuando, de cada cien mujeres que se ofrecen a prestar servicios auxiliares en los Ejércitos de sus respectivos- países, a duras penas si se logra utilizar unas cincuenta. Las otras cincuenta no pueden andar y no pueden andar, sencillamente, porque cstáií cojas. El zapato de tacón alto, oprimiéndoles por su falta de capacidad, los músculos y los tendones, actuó sobre ellas como una especie- de bota malaya- -instrumento de. tortura, que nos ha horrorizado a todos. en. el cinc- -y las dejó prácticamente sin bases de sustentación. Hay una ley física, según la cual el contenido nunca puede ser mayor que el continente, y, cuando una mujer se empeña en meter, un pie de treinta y seis centímetros en un zapato de treinta 1 y cuatro, yo no lo digo que no lo consiga, porque la tenacidad femenina me parece muy superior a todas las leyes físicas y aun a las metafísicas, pero, el precio que tiene que pagar por su capricho, debiera quitarle todo deseo de volver a las andadas. Para meter un pie de -56 centímetros en un zapato de- 34. Jiay que proceder exactamente como si; se quisieran meter tres trajes y doce camisas en una maleta que sólo tuviese capacidad para seis camisas y un traje, es decir, hay que ir prensando unos contra otros dentro del zapato todos los músculos del pie, haciendo con ellos un lío semejante al. que se haría con las ropas de la. maleta y confiando en que la resistencia del zapato sea superior a la elasticidad, de los órganos comprimidos. Así es como se han ido formando esos pies de mujer, qué- todos besamos, naturalmente, pero con los que, está demostrado que no se puede ir a ninguna Aparte. Se han ido formando los pies para los zapato? claro está, y yo todavía no conocí a. mujer ninguna que haya tenido la ocurrencia de: mandarse, hacer un. ós zapatos, con la forma de- sus. pies, i Según cuentan los médicos militares, casi todas las mujeres que entran a preítar servicios auxiliares en el Ejército y adoptan las botas de reglamento, notan, con gran alarma, que, al cato de algunas semanas, empiezan a crecerles los pies, pero, en realidad, no es; que les crezcan, sino que dejan de estar en- i cogidos y vuelven a ocupar su pu. qstó en el mundo. Son prisioneros que recofj ranJáitiT ier- tad. Son moribundos que renacen, SOA, -a- s- i. casi, cadáveres- que resucitan. N Y recuerdo su voz picante, agilísima, en él chiste el volumen de. voz más simpático que ha mecido la electricidad de Madrid, en la Radio de la anteguerra, divirtíendo a los es. cuchas- e impulsando al primer plano auditivo a las figuras de mérito, siempre voz elogiosa, voz amiga, sin matiz de reserva, ni dé envidia, ni de frialdad, la voz que ha articulado más adjetivos halagadores, la voz de la bondad de un hermano sin hiél que ayuda a los demás a ser felices. Y la voz que, perseverante, insistente, nos hablaba de la estética escénica y de, los goces de la música, y de la calidad de los cantantes, y de la vida y obra de los compositores; labor de años tozudos, cátedra sin pedantería, lección gratísima por lo amena que educaba alrededor, en los amplios ámbitos de la onda, en materias tan espirituales. Y oigo ahora su voz fatigada, rozada, herida, la- voz trabajosa qu- e se suicidó. Se suicidó, sí, porque sabedlo: Carlos del Pozo era locutor de la lJnión Radio el 18 de. julio de J 93- 5, y para no ayudar a la bestia roja y servir a la España renaciente, para no leer. el parte oficial del crimen y de la Antiespaña, fingió una enfermedad y se arrancó entera la dentadura, Heroísmo que parece minúsculo, y que nos hace hoy más emocionante y más entrañablemente querida su voz sacrificada. Otras voces elogiosas la han rodeado ahora, en homenaje, en. Radio Madrid. Yo agrego la mía pa- ra recordar aquella voz animadora, alentadora, combatiente del Carlas. del Pozo creador de Arte lírico nacional; y para aiudarl a. su voz opaca, mutilada de guerra, V lermoso crepúsculo cumplido. TOMÁS BORRAS J Lisboa. español, que reside en Berlín, ve, día tras día. VVolchow y se dice que -los alemanes, siempre tan puntuales, ío sabrán mejor que nadie, como se escribe el nombre de esta pequeña ciudad, que. por la hazaña de nuestra magnífica. División Azul ha entrado ya en la lista de las glorias españolas. Transmite, pues, a su periódico Wolchow, sin pensar en la escritura rusa del nombre, ni en su pronunciación en castellano. Olvida que los nombres que en original se. escriben con letras diferentes de las latinas han de transcribirse en cada idioma fonéticamente. El alemán tiene. ratón de escribir Wolchow, porque únicamente de este modo pronuncia seis letras idénticas a las rusas. Si viese. Voljov, pronunciaría Folyoi porque en alemán- la v simple, es f, y k j es v. A ningún alemán se le ocurrirá escribir Voljov. pgro aquí es frecuente- ver Wolchow, v luego pronunciar una palabra con ch de charlar Se dirá (fue también se puede escribir Vol. jof; cierto, puesto que en ruso la letra que se escribe b alta equivale á v, y al. final de 1 a palabra se pronuncia más bien i. De modo que debemos escribir Jarkov o Jarkof, pero fie ningún, modo Charkovv, pensando en m charco El alemán escribe. Charkow, puesto que las dos letras ch tienen en- su. idioma Ú sonido de nuestra j El inglés tendrá- que- poner. Kharkoy. Y- así sucesivamente. Los nombres ru- sos, búlgaros, chinos, japoneses, etc. no tienen otra posibilidad de. transcripción que la fonética. Cuando yo veo en un. artículo español Pouchkine, comprendo en seguida que el autor únicamente conoce ¿1 nombre del gran poeta ruso por revistas o libros franceses. Si escribe T uschkin, veo f U 2 sus fuentes proceden de Alemania; si Pushkin, de Inglaterra; si Puskin, -de Hungría; si Puszkin, dé Polonia. Cómo hay que escribirlo en castellano? La respuesta no. es fácil. E! castellano carece del sonido qué el ca! álán escribe con x el francés con ch fC. heyali cr) el inglés con sh (Shakespeare) No nos es posible transcribir correctamente, el nombre del poeta ruso, que murió defendiendo el honor de su esposa. O pronunciamos Puchkin o Puskin. Hay también otros sonidos que no existen en español, cómo la j francesa (je suis) No sé. pues (ya- lo dirá Julio Casares) cuál sería- la ortografía más razonable de la ciudad de Voronej, -ocupada, por I05 alemanes. Un francés, lo pronunciará- fácilmente. -El- ate- máp, río, porque tampoco, posee el equj, v. álen te ds- lá- i francesa. Escribe, pues, Vononesch, pero la imitación servil en castellano sería absurda y sólo conduciría a la. confusión. Y quien dice Voronej, dice también Rj. ey. En varios periódicos- de aquí veo Ricy que es ab. solutaniente ilógico; no se aproxima en i más mínimo a la pronunciación rusa v hace que confundan la ciudad situada al Noroeste de, Alosen con Kiev, ele Ucrania. Él mariscal rojo, derrotado por Yon B. o. ck. se llama Tiniochcnkol El alemán tiene ¡r) U 3 escribir Timoscheriko. pues eiresa lengua sa necesitan tres letras. sch para expresar, un, solo, sonido. El francés tiene que poner. Sta. íine. cori la e muda, pero necesaria p- ara evitar que se pronuncie S talen, -con n nasal. í ¿a: -Vicese ret; tría de Educación Popular, tiene, p rtes, pcrfecirt. j- azóii al- recomendar, a los pcléoílistrt espafíolt; autonomía en la transcripciüú de; no lire 5! ext. r anieros. Aqnisgráii v o, Aix- la- Chapellc, ni- Aachen. Tij- vi. n (otra glo JULIO CAMBA ria española) -y no Tichvin. Vol. jov y no Wolchow. o- -A MJKÍS REVESZ E