Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 15-07-1942 página 3
ABC MADRID 15-07-1942 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 15-07-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

DIARIO ILUSTRAÍ 0 DE INFORMACIÓN GENERAL. S 5 CÉNTIMOS ¡EL GRAN SAINETERO DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS Andróméda y Persea, la Ifigenia y otras. Un LOS CABALLEROS paso más y el autor caería de lleno en el tí T T ERDADEEAMENTE, no puede, menos de ex- pico género español. DEL MAR Y trañar la resurrección del saínete con No faltó talento a D. Ramón para conoUÉ tiene el mar de superioridad sobre D. Ramón de la Cruz Cano y Olmedi- cer su escasa fuerza trágica y dramática. y la tierra? La que tiene el nervio sobre el músculo. La de la soledad sobre el íla (1731- 1794) en plena, fiebre del neoclasi- dando de lado a las vanidades y oquedades tumulto. La de la inmensidad sobre el cismo francés. El escritor madrileño, al aban- del neoclasicismo, tentó fortuna con la abanlímite. donar la moda extranjerizante, a que hubo donadísima zarzuela, en manos de escritor Por cualidades tan excelsas, el mar es un de rendir su tributo de admiración durante zuelos chirles y hebenes. Quien haya leído asomo del infinito. Con sus mitos y sus misaños y años, se halló a sí y halló al saínete. Las segadoras de Vane cas, El licenciado Far- terios forma lo que- el Neptuno homérida llamará Oráculo ¡De manera que hizo revivir en el siglo XVIII fulla o Las foncarraleras, deplorará que don en el mar tengaflotante De ahí que la vida virtud contemplativa, imprila savia de los pasos de Lope de Rueda y de Ramón no se encontrara antes a sí mismo. ma carácter, se transmuta como un linaje noSos entremeses de Cervantes. y de Quiñones Porgue aquí hallamos, en. vefecto, el germen biliario. De ahí. que los Caballeros del Mar de Benavente. Era volver por la inspiración de la gracia, picardía y extraordinaria fuer- -así denominados ya- en tiempos de Jofre Tenorio cuando las máquinas de trueno -sean: jen las costumbres populares. za cómica que desarrolló en sus inmortales fusión de hábitos y trasfusión de credos. Los f Siempre nos ha salvado la buena tradición, saínetes. El paso estaba dado; los seudoclasi- de ayer significan como los de hoy. Los de literaria que es lo genuino español. Nada, se- cistas levantarían el. grito; el porvenir, sin hoy como los de ayer. Recorremos el Museo Naval- Victoria Gériamos de no haber existido los clásicos; nada embargo, -sería de él. De ningún modo lo prenitrix -en alas del afán de Historia, bajo su ¡seremos de no tenerlos por modelos constan- sumiera antes. El curioso puede examinar bosque de banderas, crisol de gloria. Allí, siíes, fon las conquistas, naturalmente, que apor- Quién complace a lá deidad, en cuyo prólo- glos de héroes y héroes de siglos, marcan las tan los tiempos. Del pasado, lo. vivo; lo muer- go es atacado el género sainetesco. Sus pri- rutas del Imperio, por cuanto, son los climas, y los mares con la azul de las to carece de edad. meros triunfos promueven la ira de sus de- hidalguías y la sangre roja sangre batallas, Cade las pesar del influjo francés, tan patente en- tractores. Con razones más o menos- neoclá- balleros del Mar, nautas del sacrificio y arjtohees, que no produjo sino obras de imita- sicas, con desdenes siempre so i arrojan- a la gonautas del honor. Nos adentramos luego ea ción, el buen pueblo siempre tuvo, apego al impugnación escritores tan calificados como el ministerio de Marina, en alas del afán de gloria, por estancias que fueron checas del teatro propiamente nacional, gusto mucho nie- D Nicoláis Fernández de Moratín (satiri- terror, crisol de Historia. Allí, en aquellos tos apagado de lo que se cree. Mal que nos zado por Cruz en La visita del hospital del mismos despachos, por aquellos mismos telé pese (y. no debe pesarnos) el español es ori- mundo) D. Mauricio Montenegro, D. José Cla- fonos s dieron las macabras órdenes de asesinato y exterminio. Y fue la visión del hoginal, y se complace más en una mediana vijo y Fajardo y otros acérrimos defensores rror. Cuando anclados los buques, asaltados creación que en una imitación admirable. Esta del criterio francés, de la frase pomposa, los camarotes, llevadas a. cubierta las inermes víctimas, inmoladas con bárbaro ensañamien fuerte originalidad española, producto más del y huera. Don Ramón, firme eti su deseo de volver to, fueron arrojadas al mar con balas de ca ¡instinto que de la razón, viene salvándonos a ñón a los pies. por el fuero nacional y popular, martirizó a través de las épocas. Y fue luego la visión épica, cuando los CaDon Ramón de la, Cruz, como la mayoría sus émulos en El pueblo quejoso, y con su balleros del Mar, en jerarquía de supervivienj los autores, de su tiempo, comenzó éntre- observación aguda y certera (apartando de sí tes, cruzando el Mare Tensbrosus de la ad- sgándose completamente al pseudoclasicismo la gloria hinchada de la tragedia neoclasi- versidad y la ansiedad, avanzaron hacia la Tierra Prometida, como las carabelas por los galo, a. aquellas tragedias espeluznantes y co- cista) buscó lo perenne y firme en lo fugiti- sargazos del Atlántico. -Cuando, -bajo los aviomedias absurdas, versiones y arreglos que con- -vo y frágil, dejándonos- la pintura más aca- nes rojos, entre las explosiones sobre cubier ¡sumieron no poca parte de su vida. Tradujo bada de las costumbres populares de su tiem- ta, las banderas, acribilladas, flameaban á los cuatro vientos del. Espíritu. Cuando, en las ja Shakespeare, no del original, sino del fran- po, las fiestas, los fandangos, los saraos, las aguas de Algeciras, el cañonero nacional. botillerías, los bailes de candil. Ningún histo- Dato atacaba al acorazado rojo Jaime, como jees, en una espantable adaptación en romanice endecasílabo, de otra, no menos espanta- riador, nos describe con la verdad y humani- David a Goliat. Cuando el Canarias hunde en -Estrecho al Ferrándis. blc, de Ducis. Imaginaos un Hamlet en ro- dad que él las tertulias de entonces, las ferias, emprende sus campañas- deCuando el Cernerá heroísmo y gloria los teatros, las excursiones, la vida matritenmance continuo y tendréis una idea del gusen el Cantábrico. Cuando ambos temerarios se de las clases humildes: un panorama ri- cruceros, pares sine pares aparecen, bu: to literario del siglo XVIII. Le entusiasma- iban Voltaire Hacine, Metastasio. De ellos sueño, bullicioso, colorista, garboso y genial, ques fantasmas, en el Mediterráneo; y, desde la Costa Brava, en Cataluña, a las playas an- tradujo- las tragedias Accio, Atilio y Talestris que luego heredaría el pincel de Goya y que daluzas de Málaga y Cádiz, bombardean todos hasta Cruz no había tenido otro intérprete, y Bayaceto, y las comedias Aqiiiles en Sciro los. objetivos de tierra y ganan todos los trosino Quiñones. A la maravillosa galena de feos de mar. En fin, cuando la flota nacional y Lah escocesa. Nosotros hemos leído estas tipos de éste venían a unirse, por línea direc- encierra en Cartagena a la Escuadra roja, obras y aseguramos que hoy no se tolerarían ta, sus nietos los petimetres, presumidas; cas- cuádruple en número y poder. en las) tablas. Mejor es el arreglo de la Eutañeras, manólas y majos. El teatro, así, torCaballeros del Mar, los de hoy, como los genia, producción de Beaumarchais. naba a su realismo netamente nacional, a re- de ayer, nautas del sacrificio y argonautas! Esta excursión de D. Ramón de lá Cruz por flejar la vida, que de ninguna manera trasla- del honor, prodigan con la sangre azul de las el arte forastero, que se inicia tal vez cori daban las frías comedias del afectado neoclasi- hidalguías la sangre roja de las batallas. Sus naves; ayer como hoy, son los Oráculos floLa enferma de mal de boda, inspirada, con cismo. tantes del Imperio. toques caricaturescos, en el Amor médico, De. aquella dramaturgia de imitación, -4 Decir Imperio- -arengó el Caudillo- -es de! de líoiiére, no significaba otra. cosa que su cha 3 a yjjforastera, no ha quedado nada. ÍDg ir ¿de Marina, de barcos, de cosas de mar. ia concesión -al ambiente. Empero, de vez en los saínetes del insigne; madrileño, toda la éá Ja hora. universal propicia, la hora naciocuando sabía. dirigir su mirada, como obe- vida de una época: un arte escénico que su j nal profética. La Rosa de los Vientos señala los nuevos destinos, y los Caballeros del Mar deciendo a un secreto designio, al acervo na- pie a menudo la falta documental del histo- contemplan las estrellas del cielo en. sus cional. Constituyen prueba irrefutable sus re- riador. Oráculos flotantes fundicionés de Calderón, dé Cañizares; -etc. con i i. CRISTÓBAL D E C A S T R O Luis. ASTRANA. MARÍN- Q

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.