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ABC MADRID 12-07-1942 página 5
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ABC MADRID 12-07-1942 página 5

  • EdiciónABC, MADRID
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Izquierda, el ala volante. Arriba, el pato (Fotos Ilustrus. i- Los límites de Id imaginación humana se pierden en el espacio, bl hombre, al asociar tas imágenes de la tierra, las transforma- su capricho, y las inteligencias, en vuelo sin trabas, surcan deáeufrtnadanicnte los contornos de la fantasía. Al referirse todo esto a tos medios para ganar las guerras, el técnico coloca gigantesco cristal de aumento en la realidad, y al concebir y proyectar, sólo piensa en la teoría, mientras la práctica es relegada a lo problemático. (Estas líneas han de ser justificadas por las siguientes. Bl avión- asimétrico ha quedado olvidado en el seno de la construcción en serie, y la posibilidad de volar pertenece ya a la preinsioria de los hechos. Lilih- entai, los hermanos iVrigth son hombres primitivos dignos de la Edad de la piedra. Los ensillos de Leonardo da Vin- ci, una ¡negación histórica. han adelantado mil años en no muchos meses. El ala volante es una realidad. Una realidad arcaica en la forma y revolucionaria al mismo tiempo. Porque la visión apocalíptica de la atmósfera llena de alas volantes el oscurecimiento del ciclo con estas mibes extrañas, de ángulos obtusos, ha de recordar por fuersu los grabados ochocentistas de los precursores de ja Aviación. Y, al mismo tiempo, el cambio de la estructura, la gran velocidad y buena visibilidad suponen nn paso adelante en la técnica: El sistema propulsor de el pato con la nélice atrás es otra experiencia efectiva, del mismo modo que lo es el aparato sin hélice de Canipini. También aquí la visibilidad, unida a la velocidad y al campo de tiro son factores a considerar. Pero entremos en el ámbito de lo imaginativo, sin prejuicios y llenos de buena fe, v entremos por la vía marítima. Nos espera el acorazado aerodinámico, que sería el resultado del progresivo desarrollo de la lancha torpedera hasta llegar a las cuarenta mil toneladas. La resistencia, sería mínima; la velocidad. máxima, Y navegando por este nía de ilusión en las más apartadas aguas, veríamos la fortalésa flotante remolcablc a cualquier punto, erizada de cañones y defensas, moderna interpretación de Venada en armas. Y cerremos estas líneas, una ves en tierra, con la gigantesca fortaleza terrestre, lo nunca visto ni i taginado. El tanque monstruoso con bombarderos lansados desde catapultas, cañones siiperpesados fijos y transportables, ciudad de acero, en la que, si existiera Gulüver, encontraría, invertidos, tos términos de su anterior odisea. TKSÚS SAIZ Irriba, la fortalesa fhitante. Abajo, el tanque monstruoso. (Fotos Archivo. i

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