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ABC MADRID 19-05-1942 página 3
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ABC MADRID 19-05-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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01 ARJO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS jf ftf PRIMAVERA DE RECUERDOS ¡Sevilla! j La gran Sevilla muchas veces para mil Otras Serva la Barí y no pocas Seviyilla; tras de dolorosas treguas hoy te vuelvo a recorrer... Si no me viste nacer s faltó poco: cinco leguas. En este mayo gentil amtmlo por tu recinto y el gracioso laberinto me enciende recuerdos mil. Palpitaciones de ayer, evocaciones sin cuento... Recordar no es un tormento, recordar es un placer. La brisa primaveral te va trayendo al oído los susurros y el ruido de otro tiempo mundanal. Y a mí paso, y donde quiera, ya dé rosas, ya de abrojos, van surgiendo ante mis ojos recuerdos, a la manera que en el jardín del Palacio del gran rey justo y íruel surtidores a granel, saltan del suelo al, espacio. Aún en ese callejón escucho, un pregón de flores. aun percibo los olores de lo que exalfa el pregón: Llevo dalias y violetas, jazmines y rosas finas, claveles v claveyinas, cinerarias y mosquétas. Junto a una ventana baja aun estoy viendo al florero, terciado el ancho sombrero v un tanto suelta la faja. Y bien se puede observar qué nunca, cuando se entona, lleva la flor que pregona... pero sroza al pregonar. i Deliciosas aventuras qué engendraron, personajes dramáticos y pasajes y alegres caricaturas! Noches de gloria y laureles no, marchitos todavía; noches de loca alegría, palillos y cascabeles. La mañanita que allí... Una tarde en e! paseo... Una noche de. bureo... Un amanecer aquí... ¿Qué íué de acmella ventana y de aquella celosía que en. silencio se entreabría en la noche sevillana? i Quién levantó ese espantajo de, casa, en lugar de aquélla tan sencilla, humilde y bella, clásica de arriba a abajo? ¡Oh barrio en que conocí a una morena lucero que cuidaba el año entero sus claveles para mí! ¡Jueves Santo... Madrugadas de lágrimas v pasión, ¡vivís en mi corazón eternamente encantadas! Ferias. claras y risueñas, locuras de los colores, campos que estallan en flores. en las tardes abrileñas... ¡Todavía, al eyocaV horas de un tiempo mejor, se abre en. mi huerto una flor arde una. brasa en mi hogar Primavera que alcancé, perdidos calma y épntentOi florecí riii pensamiento a la luz de cuanto amé. 1 J. ALVAREZ QUINTERO Sevilla, mayo 1942. DIARIO ILUSTRA DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS tt del tema desaparece para no quedar otra cosa que la luz. La luz estival de La gallina ciega o la luz inverniza de aquel paisaje nevado, en él que todo tiembla bajo lás; mantas raídas y efl el centro del cual un perrillo, escuálido, cott el rabo, entre; las piernas, aulla lastimeramente al frío. FRANCISCO D E COSSIO DÉLOS TIEMPOS D E GOYA LA NOCHE ILUMINADA 1 -r. NA representación de ¿o Caramba, la j j zarzuela de Moreno Tocroba y ArdaV yin, nos devuelve a- la línea de tradición de lo que ha venido llamándose zarzuela española. En nada existe un motivo mayor de manifestación de descontento entre nosotros como en el teatro. Esto no es de ahora, sino de siempre. Ahora mismo, al reponerse una refundición de El avaro, de Moliere, se nos lia descubierto esta comedia como demasiado ingenua c inocente. ¡Vaya, puede pasar, se ha venido a decir, pero aquel desenlace! Én torno de La Caramba no ha faltado, tatíipqco el toque de descontento, ni siquiera el público, con su gran asistencia, ha venido a demostrar que de estos descontentos se hacen los éxitos perdurables. Yo, como espectador ingenuo, tengo que decir en juicio personal que esta zarzuela me ha parecido perfecta, por el libfcy por la música y por la realización. A mi modo de ver, su grado de perfección se halla precisamente en que la personalidad de Ardavín como poeta, y de Moreno Torroba como músico, es muy superior al empeño de realizar una. zarzuela. Es decir, que desciendes al género con buen ánimo y con cierto aire elegante dé concesión. Esto quiere, decir; que lio no hay ni encolamiento, ni énfasis; que todo es fácil y natural. Estamos, demasiado acosítütnbrádos a ver obras que se frustran porque el empeño, muy noble y elevado, Í s superior a los medios de que dispone el- autor. iPor ésto, si de algún modo tuviéramos que definir esta zarzuela, tendríamos que decir facilidad. L Materialismo se proclama señor del Mundo. Según dicen, llegó su hora. Más aún que su hora, su época. Y más aún que su época, su Edad. No la nueva Edad Media de Berdaief, poco botín para sus ansias, sino la Edad bíblica de Aárón, que colma sus afanes devoradores. En las andas del Tabernáculo, a hombros de los levitas de turno, se endiosea el Becerro de Oro. Y en pos de él, os sin Dios 1 danzan su idolatría por la Bestia. Todo lo material se exhibe, ufana y alborota. El cuerpo es tirano del hombre. Todo lo espiritual se aparta, arrincona y humilla. E l alma es. cautiva del cuerpo, Epígono dé Mefistófeles, canta el Materialismo su ¿erenata a los astros, y enviado de Aladino, muestra su lámpara sortílega. en una alternativa entre infernal y mágica. Impele al hombre hacia el excepticismo, en una amputación de credos, v hacia el Dinero, en una egolatria, sensual. De esta suerte lo deshumaniza, lo desespiritualiza, lo aterra en el puño carnal, como el condotiero su espada. Y a caballo entre sus mesnadas devastadoras, irrumpe por los bosques del pensamiento y por los jardines del corazón, en terribles algaras. terror de credos, horror de ritos, temblor de criaturas de Dios. i Qué tinieblas avanzan en escuadrones sobre la tierra prometida como fieras jaurías sobre la gacela espantada? Aquí k ¿tierra prometida es el Cielo del Padrenuestro y- de los Salmos. Y para oscurecerlo y ocul- tarlo. el Materialismo lo envuelve ch sombras. Sombras sobre la fe del carbonero y sobre las angustias del filósofo; Sónibras s obre las novias enamoradas y sobre las liras creyentes. Oscuridad sobre- el? Pasado, boirando con estigmas la Historia. Oscuridad sobre el Porvenir; azuzando rencores infinitos. v E Mas esta digresión viene á cuento de decir que, una vez más, los cartones de Goya pasan a la actualidad plástica del teatro. En realidad, es que- estos cuadros de Goya no es que puedan inspirar una zarzuela: es que ellos mismos son una zarzuela. El paso de baile, la actitud de la romanza y hasta el bien compuesto grupo del concertante, todo está allí, y I Qué resplandores alancean las tinieblas además, el convencionalismo de la guarda- como arcángeles al Dragón? ¿Por qué, desde rropía o de la tienda donde, en los viejos la tierra oscura, vemos la noche, iluminada carnavales, se alquilaban disfraces. como un templo, mostrando entre franjas de Todo, absolutamente todo, es teatro en estos luces diamantinas los cielos dej salmo, con cartones geniales, que nos dan la expresión el Gloria in cxcelsis del yillaijcico? Ahora todo lo material escapa, fugitivo enmás transparente y luminosa del mundo que se haya producido nunca con el pincel. El tre las tinieblas, como el Luzbel: de Miltoñ, y k costumbrismo de Goya no puede emparejar- todo lo espiritual avanza, entre antorchas, se con el costumbrismo literario de la época. como el Apostolado, de. Ráincr, Mar Rilke. ni D. Ramón de la Cruz, m Iriarte, ni Mora- Los credos animan las bocas y; los ritos puetín, i Goya, como costumbrista, llega a. subli- blan IKJ ca Ies. Las novias y las liras mizar lo cursi. ¿Recordáis el cartón de Las cantan. Torna el Pasado con lá Historia y el floresf Una señora camina feliz por el: cam- Porvenir con la Profecía, -Y Jas generaciones po llevando a un niño de. la mano. El lía es itó espada y pluma, transidds de ansie. iad aiíw maravilloso. A sus plantas, una mujer- le ofre- mica en los soliloquios de las trincheras; pro- ce fjores, A su espalda, el marido, con. un co- claman con el joven poeta alemán Riidolf A! enejito gris entre las manas, trata dé sorpren- yar. der ScliK- iner, en- los Vuemas. espWiluzli s derla dándole un pequeño susto. El marida íu inefable afán. Señor, Sk- fío r, ten, o necey auroeá cretiene urt bigotito precioso, el iiíñ V- es; Uno- de aMad de tí. Cada noche en cada esos niños de Goya que corresponden al Jua- ce un sed nita; en suma, tina cursilada genial, que está, Leic. s pues, oe tiranizar el mun. lo. el Í- Iaterialisnió yace por tierra, alanceado pidiendo Aaíátos- músicav 2 fo, o t o el Drag- ón. Poraae, corjo y venciescribía I Un amigo mío, extranjero, se pasa norai Sár Pablo a Jos Filloerif. es. el alhA líeva enteras en éstos tres salones del. Pr. ado con- á cuestas un cadáver: el cuerpo j templando estas escena Vraaf y; iltosa: Hay ¡un momento en que enfellasvío; añícdóticó CRISTÓBAL DE CASTRO

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