Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 10-05-1942 página 3
ABC MADRID 10-05-1942 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 10-05-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página3
Más información

Descripción

DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL. 15 CÉNTIMOS lírico en ninguna de ellas, nadie podrá saciarse de poesía en el cristal vacío y no puedo, por tan fácil empeño, aspirar al título de poeta. Ya puesto en el camino de versificar se me antoja NA croniquilla ligera en la que yo glosa- un soneto al revés: ba la generosa declaración de mi amigo Pues piden novedades a destajo, el gran poeta Emilio Carrere, según la cual consideraba su compañero a quien supie- una he de hacer, que el críti co me pase, ra componer tai buen soneto, ha dado lugar porque lograrla cuéntame trabajo, a que lluevan sobre mi mesa de trabajo com- en que dos rimas en tercetts case posiciones en catorce versos endecasílabos, que escribiendo un soneto boca abajo sus autores someten a mi fallo ansiosos de un que asi será más ancho por la base. título que no tengo autoridad ni categoría para Gasté en la explicación los dos tercetos, conceder. Duéleme decirles cómo tomaron de- ni un pensan. ien. to en ellos he metido; pero hacer un soneto he conseguido masiado al pie de la letra mi artículo, y advertirles que no basta medir bien, y rimar justo poniéndole a la cola los cuartetos. para considerar bueno el difícil molde, porque Merece la poética respetos hay que meter en él sustancia poética, ya que yo en esta ocasión no le he tenido; mas como de ello estoy arrepentido que los versos han de brotar enteros y cantando una o más ideas que no se pensaron en nunca al revés escribiré sonetos. prosa, y no vale poner en verso lo que en verso Con todo esto vengo a decir que el oficio es no se pensó. Uno de mis comunicantes llega hasta pedirme, como si yo pudiera ser pro- deber y pudor; pero no virtud intrínseca; que fesor de algo siendo todavía, a mis años, apren- el poeta ha de doblarse de artista, y esto es lo diz de todo, una regla segura para el orden que no se aprende, y el arte no es tanto manera de las rimas en el soneto clásico, y yo burla de hacer como manera de ser, y se es artista burlando, por pasatiempo y diversión, le digo hasta en el modo de ponerse el sombrero cuanlo que sé en tres grupos de catorce versos. do después del cuero cabelludo, y aun más Así Dios me perdone, según es de inocente mi abajo, hay... ese algo a que se refería Cheniér golpeándose con la mano la frente, porque sinintención: tió, hasta un momento antes de morir, que le subía del corazón a los sesos una onda de lírica belleza ipara escapársele por los labios con la mariposa del alma. Mi soneto no tiene más sentido A VUELTAS CON EL SONETO ABC DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERA) 25 CÉNTIMOS) B U que el de explicar, porque explicar quisiera, córr. o a la usanza clásica lo mido sin rimarlo de clásica manera. pues que no hay consonante que seguido vaya, sino alternado, y. no se viera que los sonetos que en el mundo han sido buen poeta en tal forma los hiciera. Con dos rimas iguales enlazadas en el centro, ha de ir cada cuarteto, pues éstas son las reglas bien sentadas i FELIPE SASSONE LA TÚNICA D E L DESPOSEÍDO r- -j- RES caballeros españoles dialogan en un I adusto aposento. Penetra por el ventaX nal, como si estuviera detenido sobre yo he faltado a las reglas el respeto una lámina de acero, -el resplandor de la tarporque yendo las rimas alternadas de expirante, que por su misma melancolía es no es clásica ¡a forma del soneto. propicia a ía meditación. Porque estos tres caballeros, en voz alta, meditan. No son filóII sofos de ejercicio, ni aun ocasionales. Pero, Pero vamos a ver, quién dijo miedo! con todo, ¿qué caballero español no es un si dos cuartetos componer consigo poco filósofo La vida batió ya a los tres, en qué ponga dos rimas al abrigo que son de madura edad. Posee el uno la en el centro, de clásicos remedo. barba pilosa, inactual, en semejanza de los Como salió el primero, es porque puedo, hidalgos del Greco, fes el caballero estoico. y muy confiado en el empeño sigo; Otro, unos lentes, bullidores de reflejos, que pues que los hago bien, me llamo amigo le ganan la expresión de toda la faz carnal. del señor don Francisco de Quevedo. Es el caballero comprensivo y optimista. El Ahora, haré los tercetos en pareado tercero, en fin, es escueto, como D. Quijote que aunque jamás asi fueron Timados, cuando salió a sus caballerías Es el caballepues señalar defectos he querido, ro pesimista y, a la vez, ilusionado. La deadrede doy las reglas al olvido. coración de la estancia, no es gran cosa; Y con rima seguida no hay terceto sólo un viejo tapiz, en que las náyades acuáni es clásica la forma del soneto. ticas son perseguidas por los Vientos, rememora la suntuosidad de pasados siglos. Hay III muchos papeles dispuestos en una anaqueleVamos a ver si juego el consonante ría. Esta es, sin duda, una magnífica covacomo lo hizo el señor Lope de Vega, chuela. Nada hay de más lúgubre que el apiy si mi habilidad a tanto llega larse los legajos grises, que empolvaron los en ser de un buen soneto fabricante. días; es. poner en orden la muerte de muchas Como mi oficio cultivé constante esperanzas. Y esa luz de la tarde, que llega airoso voy saliendo do la brega: con orientes de perlas, lo viste todo de su ved cómo, humilde, el verso se me entrega. indiferencia. Y he aquí que- los tres caballe 1 a están los dos cuartetos. ¡Adelante! ros se dan a la serenidad del diálogo. ¿Como Arriba las dos rimas enlazadas, griegos ociosos? Como cumplidos españoles, y abajo igual, yo sé en lo que me meto que se saben perpetuamente suspendidos en y así quedan las reglas respetadas, el aura de Dios. ¿Razonan o emiten argucias Y pues que sé cumplir lo que prometo dialécticas? No. Suscitan. ejemplos. Suele ser os suplico que albricias me sean dadas, el ejemplo el mejor de los razonamientos. Se que es clásica la forma del soneto. trata nada menos que del sentido de la huPero la forma nada más, que no es todo, mana felicidad. ¿Hay un tema más enteray pues mientras labraba la misteriosa copa de mente humano debajo del sol? Y dice así el caballero estoico: las catorce cavidades no logré escanciar zumo -Mi cuento, o mi poema, podría rotularse así: Marco él Desdichado puesto en cruz Este Marco había nacido en un desván; su infancia fue triste. Ni aun los juegos de maravilla con que se puebla la fantasía de los otros, niños. Su adolescencia fue áspera. Ni siquiera se le abrió el alma a la luz, con un desposorio matinal, como nos ha ocurrido a todos los otros. Ni el mismo amor, que hasta el amor huye de la pobreza. Hizo estudios, que le secaron el espíritu, y las noches se le adelgazaban al rayo de la lámpara. Hubiera podido decirse, como un infortunado Leopardi: ¿para qué nací? Pues un día supo para qué había nacido. Llevado a un suplicio injusto por el odio político, en tiempos de anarquía, se reconoció íntimamente como superior a sus verdugos; se midió a sí mismo grande, con la grandeza del mártir. He aquí un hombre que, frente a la muerte, fue un momento feliz. Los otros dos caballeros torcieron el gesto irónico. ¡Pobre felicidad la que se consigue a precio de muerte! Y el segundo de ellos habló: -A este hombre de mi ejemplo se le nombraría Juan el Anhelante porque Juan se llamaba y vivía eternamente prisionero en la red de la Ansiedad. Era un dichoso negociante. Las monedas venían a su taquilla con una prisa puntuosa. Naturalmente, las mujeres detrás de las monedas. Si hubiéramos entrado con el alba de cada día en los pensamientos de este Juan, habríamos advertido que estaban llenos de una turbia inquietud. La inseguridad constante del propio triunnfo es tan dolorosa como la misma derrota. Pero, al concluir cada sol liquidaba con victoria su afán de cada día. Y siquiera por u, n momento, o durante el redondo corpúsculo de un solo minuto, era el hombre feliz. ¡Bien valía este reposo de un instante por el tráfago de toda una jornada! Pero, esta manera de felicidad a saltos que suele ser la de todos los humanos, no tuvo el asentimiento de los conversadores. La rama de arce, que sombrea nuestras frentes, está demasiado curvada de tormentas, para que nos contente la brisa de un momento! Y habló, en fin, el último de los caballeros: -Mi varón ejemplar lo designo por ei Sin Nombre, porque no me tomé la molestia de averiguarlo. Tenía una filosofía, como quien se viste una túnica; para separarse del mundo. Era. el Poseedor, y luego el Desposeído. Tenía todo lo que hace amable la vida: casas, tierras, sonrisas de las mujeres y respeto de los hombres. Pero, un día- -porque así son de voltarias las máscaras del sol- -ya no tuvo ni el acatamiento público, ni el reír femenino, ni tierras, ni casas. Pero, había poseído como se tienen ascuas brilladoras en un llar, que se sabe que mañana serán pavesas. Vestido de su túnica, era el dominador de las cosas, y no el de ellas dominado. Como logró plantar la superioridad de su espíritu sobre la contingencia accidental, lo que otros hubieran llamado la desgracia, resbaló sobre su túnica. Parca felicidad es ésta del propio sereno ánimo; pero, no conozco otra. Hagamos del mundo y sus accidentes nuestro esclavo. No nos hagamos los esclavos del mundo. He aquí todo un tratado de felicidad. Y los tres caballeros dieron su voto a esta singular túnica del Desposeído. Lector, ¿se lo darías tü, también? FRAMIS

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.