ABC MADRID 09-04-1942 página 3
- EdiciónABC, MADRID
- Página3
- Fecha de publicación09/04/1942
- ID0000363684
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DIARIO ILUSTRAD DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS f LA ELEGÍA POPULAR DEL MAROUESITO EN YE RDAD, DO DE INÍFORMACION GENERAL. 25 CÉNTIMOS: N todos los siglos, y de tiempo en tiejnpo, hubo- períodos de paro y carestía. N estos pasados días de la Semana Santa AY una literatura europea, con su emaNo son de ayer, ciertamente la ley insevillana debió aparecer el marquesito nación americana, y dentro de ella hay. glesa de Pobres, del reinado de Isabel Tudor, galán sobre aquél telón patético. Le. can. épocas, corrientes, tendencias, iguale 1 o. ta el romancillo popular, entre azahares y sae- ni el plantar de patatas todas las praderas de casi en todos los países, consoló- pocos años tas. El Guadalquivir, constelado de los oros de su reino Federico II de Prusia. Siempre hubo la Giralda, se lleva el estribillo de la galante tasa de las mercaderías de abasto, las que sub- de diferencia. Existe, pues, Ja concia de la li vienen a las necesidades; estas necesidades teratura comparada, que- estudia las, fuentes. elegía: que son la justificación psicológica de. toda los orígenes, las mutuas. influencias; éxist S. Jueves Santo, por la tárete, economía, política. La tasa se ha producido una historia de la literatura que- no es vertimataron al marquesito... i Cómo lloraba su madre! siempre, o de hecho, o de derecho. La de he- cal, sino horizontal, pues. no se ocupa del desLa voz, popular recoge los jirones de las cho la daban promulgada, bajo forma subrep- arrollo- de las letras en un iolo país a través. leyendas, las transforma y las diluye en el ticia y privada; bien el trust, dominador del de los siglos, sino en una época dada, en todos tiempo. Quién fue este marquesito sevillano mercado, bien el artificio y el. mecanismo eco- los países europeos. El, romanticismo, por que muere en la tarde más bella de Sevilla? nómico, derivado de la aplicación de un Aran- ejemplo, puede ser estudiado. como un f- énó ¡Al mismo tiempo el romance revuela por las cel, de fronteras. La de derecho es la que en nieño universal (no hablamos de. los paise s. Icalles del Madrid majo, entre mantillas de ma- cien ocasiones de la Hisjoria emitió el Poder exóticos, que no sean producto de la cultura público. Adaptado al ambiente, o e n lucha greco- latina y cristiana) y, aunque. la boutade droños y capas goyescas: (con él, operó sfempre el espíritu de empre- del conde de To reno sea injusta, sin- By ron no En la procesión da! Carmen, sa. ¿Qué es esto, tan venerado en los gruesos habría vEspronceda ni Musse t, corho sin Wálteír mataron al marquesito. i Cómo lloraba su madre! tornos de Econpmia, o de Derecho mercantil? Scott la novela! se hubiera desaríollado más Dos ciudades se disputan este romance díl La obtención de un lucro a expensas del com- tarde o de otro modo. Leandro. Fernández, marquesito libertino como dos mujeres enarrío- prador. Ni más, Nii menos. El. problema mo- Moratín, otro ejemplo, no seríalo que eg sm iradas. Los poetas de Sevilla ¿lograrán iden- derno consiste en averiguar hasta qué tipo, la comedia, lacrimosa dVFrancia. Por o t r tificar al marquesito del romance? Los poetas o porcentaje, es lícito ese lucro; hasta qué parte, si en Jas épocas posteriores al Siglo dé dej Madrid, tienen un personaje histórico, un punto, es retribución de actividades, y cuándo Oro la literatura española, sigue generalmen- palacio y unos nombres de mujer como rimas comienza a ser detracción de los bienes aje- te modelos extranjeros, -o, por lo menos, 1: su 1 de su romance. En la calle de la Magdalena nos. Constantemente, el Estado- todo Estado, fre- influencias ajenas, Jbajo- los. Fetíges: la lien cualquier época histórica- como tutor teratura fr- á ncesa es inirnagináHe: la; -espase conserva una bella portada, barroca. Es el palacio del marqués de Perales, que evoca una de la xomunidad social, estuyo en- lucha con ñola. Éué üíi erudito húngáf 3 ti l éf: o: ¿época y una figura. Este marquesito, caballero ese. espíritu de especulación económica. Unas Huszár, el que publicó; y en, frartcés, sen 3 ój y manólo, pereció a las iras del populacho, veces, dominó- el interés privado, bajo doctri- libros acerca de ía infiuénaa eSpaflíoj ls J) rte arrastrado por las pinas, callejuelas que se na manchesterianaj otras, fue, más o menos Corneille y Moliere. Y tn ¡Mistoire iittíraifé despeñan en el Lavapiés, Era regidor perpetuo pesadamente, dominado. l á Renaissátí Pero es que las ganancias del hombre de de í Europ et de l Améñqüe de de Madrid y Toledo en Jos días de la franlogro, en cuanto exceden al justo pago de su ce á nos jours, del catedrático de Literatura cesada. Hay una referencia histórica y una actividad, son un robo- -no hay otra. palabra compar. ada, Paúl. Van Tiéghém. vse puede severdad novelesca en él fin del marquesito. guir paso. a paso, 1 a orientación Hada por EsEl pueblo le acusó de haber trocado en are- flára decirlo, -al conjunto social. Y quizá él paña, directa o indirectamente, a ¡t dj íjupgna la pólvora de los cartuchos. Fue la vengan- no o crea. El hombre de logro, que hace pa. La crítica que se hace en a- n za de una mujer e ngañada. Nuestro romance negocios es un hombre de forma. Sí, son i todos muy. formales Está habituado a que Tieghem le reprocha pre is 4 tn ¿rite tí; vM W perfila la figura del caballero su sagrado derecho de acreedor, una escritu- demasiado en los mpdelós extranjeKis itáiiáDel Ayaplés al Barquillo nos y, sobre todo, españejesí eñ 1 -prép árS vuela en amorosos lances, ra, o una Sociedad inscrita en uji Registro, con redecilla de seda sean toda la honradez. El artificio externo del ción de la literatura- clásica francesa- i- Süi emy con chorrera de encajes, derecho moderno ha contribuido mucho a bargo, es indudable. que la primera írnitad del marqués enamorador, lamoso por sus. donaires... crearle esta ficción mental. Asi, con perfil y siglo xvii, con Ana dé Austria fh ftíainá d e ¡De los celos de una maja Felipe I V) como Reina y Regen- te, -es enno encontrarás quien to salve! afán judaicos, suele vérsele. Es un verdadero delincuente. Como no- aumentan los pro- Francia una época españolizante, corrió o. feEra la maja celosa una naranjera de la calle ductos, ni tampoco el pueblo consumidor, lo conoce también. Thierry- Ma. utaier eñ la defen, Angosta de Ministriles, apodada La Zaina. El que gana más que en épocas apacibles, es de- sá que hace de los últimos rénaissants. ha Cemarqués de Perales, con el medio queso y la traído del bolsillo de los otros. Pero, ¿cómo lestina, Guillen de, Castró, Lope de. Vega, el capa roja de la manolería, se perdía todas las llegar a crearle al sujeto especulador el es- Amadis de Gaida el Güemóin de Álfarache, noches en la hondonada barriobajera. El amor tado de conciencia de que es un delincuente? Calderón y otros productos- del genio; espade las manólas era al día siguiente como, un ¿No se estima él como un negociante una ñol dominaban las letras: ííarice. sás y; a tra: clavel en la solapa de su fraque, cosa respetable y 1 moral? Y és, empero, un su- vés de ellas las de; Qtr 0 s: -países, hasta que lá que luce su vanidad jeto antisocial. Para abatirlo, hay la pena y- la superioridad política- y militar; de la FiaficJíi de aventurero galante, intimidación de la pena. Mas, todo el que de- de Luis XÍV con la consiguiente difusiÓTi en las tertulias libertinas de la Fonda de San linque- -y éste también- lo hace- en la preyia del idioma estableciera en. Europa la negeSebastián y entre los bastidores del Corral de suposición de su impunidad, por fortuna, o se- monia literaria francesa desde Descartes has 3 a Cruz. Los celos de la manóla revolaban en creto. Por ello, la aplicación de enormes pe- ta Víctor Hugo, en- una. línea cüsi ininterrumtornp de la comedianta Rita. Liina, que alter- nas a logreros y acaparadores en el siglo de pida, de mas. de. siglo y medio. Sin ernbargp, naba las rosas de su capricho entre el marque- Dioclecianó, o bajo el Terror francés- -ejem- con los hermanos Schlégél. lá, -atención de Alesito famoso y el actor Isidoro Máiquez. La plos históricos muy acusados- -tuvo escasa mania se diíige: otra vez: -hacia- España y su. naranjera, que era la gala y la flor de su ba- fecundidad de remedio. literatura napional y cristiana, vanamefate desrrio, desató la furia de los barrios majos con! íra su tornadizo galán: HabrVque crearle a este hombre una con- deñada por los afrancesados del siglo. de la Enciclopedia- -y- Calderón ¿cmtribuy e poderociencia de su inmoralidad. Si tuviera un Por la honra de una manóla, en la procesión de! Carmen ios quizá fuera posible hacerlo así. Pero samente a preparar el romanticismo alemán. mataron a) marquesito! ¿qué hacer con gentes que ntí tienen más dios Ahora las letras españolas son seguidas con ¡Cómo lloraba su madre! que el bíblico Beüal de las talegas de oro? No profunda atención en. el mundo. Ejemplos de La maja niurió de remordimientos y aborre- hay otro recurso que el de la sanción. Pero ello son, entre muchos, las cuatrocientas funcida de sí misma, a los tres días del, suplicio la sanciór contra el que nos encarece y adel- ciones al año, en término medio, en los teade su galán, tras de confesar su trágica patra- gaza la vida, no puede tener eficacia de ver- tros del Reich de. dramas y comedias éspañoña con un fraile famoso entre la, gente popu- dadera amplitud nacional sino con la abru- les, y; lfl 5 dos grandes antologías de más de lar, quien reivindicó la memoria del marqués madora asistencia, precedente y consecuente, hóye enta págirias cada -una, publicadas recomo latriota. El episodio ecíiqa volar por las cientemente en (Italia (Ed. Mondadori) de encrucijadas de los barrios del majerío, y la de todos los ciudadanos vejados por la logrer prosistas y dramaturgos de España. anécdota fue ya, para siempre, poesía- y el ría ¡Tal asistencia es la que hoy reclamarnos cíe todos los españoles. marquesito, figura de romance. E E ESPAÑA EN LA LITERATURA EUROPEA H EMILIO CARRERE FRAMI. S ANDRÉS REVESZ