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ABC MADRID 20-03-1942 página 3
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ABC MADRID 20-03-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACION GENERAL. 25 CÉNTIMOS ü W RISA P R I M A V E R A L MI AMIGO HA ESCRITO ESTAMPA DE 1 A S F AAl llegar la primavera, UN LIBRO LLAS VALENCIANAS ENTKO de unos días, le molestaré con el ruego de que se ocupe de un libro que acabo de hacer. Está ya en prensa. Me hace este anuncio, al encontrármelo ca sualmente en la calle, un antiguo amigo mío. La crítica de libros, no sé por- qué, es la única que no incluye censuras y varapalos. En Se te llena la boca todo caso, se silencia el. texto que no merece cuaMo te ríes. de rosas y claveles una. elogiosa acogida. Es evidente que sería y de alhelíes. mucho mejor decirle francamente al público: (Copla popular. No lean ustedes, esa novela. Es mala, fran: camfente anodina. Tu risa es tan singular, ¡Prometo a mi amigo ocuparme, benévolaque al no saber yo- cantarla mente, de. la obra que acaba de escribir. Y quiero primero, pintarla en ese bello- íflitar. por cortesía, le pregunto, l ¿Y de qué, se trata? Óyeme cuánto me evoca, i E s- u n a serie de episodios y anécdotas- del al quererjo- describiri tiempo rojo. Lo que vivimos en Madrid. U. el hechicero reir ¡Ah! entonces tengr. usted la seguridad que se desgrana en tu boca. dé que, me ocuparé inmediatamente. Para mí, Contagiosa melodía el: hecho de escribirla reclama ya esa asisque nadie lo mismo entiende, son que el animo suspende, tencia cordial que yo e voy a blindar resueltamente. Ya sabe que- he mantenido esa tesis. llamarada de alegría; Todo lo que se escriba es poco Nunca habre Dulce idiomaqué, al lucir mos insistido bastante. Pero, permítame. una sin palabras su elocuencia, curiosidad: ¿cómo se le ha ocurrido h eer cultiva la oculta ciencia un libro sobre la etapa roja: de Madrid? ¿No de deciií. íy no decin. sabe usted que hay muchas... gentes que dicen Cascabelito de plata, que eso ya no interesa? i. campáriíjlita de oro, -Ya J o sé. Pero yo no busco una finauno de timbre sonoro, lidad utilitaria. No escribí ipensando en ha, otri de cadencia grata. cer un negocio. Los editores no cultivan Pájaros que entre las flores este género. No quieren libros que s e r e cantan preciosa canción, lacionen con lo que aquí pasó. Prefieren hisy no se sabe si son torias de viejos personajes, novelitas de traalondras o ruiseñores. zo sentimental, textos de filosofía o de econoPalma a la que por recreo mía. Todo ello es muy ¿preciable. No lo- niego. Ahora, bien: ¿no es bsurdo que nos olmueve la brisa sus- palmas; videmos de una tragedia tan intensa, tañareamorcillo que las almas menda. como la vivida en los pueblos que despierta con su aleteo. padecieron el rigor y el martirio de las doFuente que dejas correr, minaciones marxistas? eco que al aire estremece; primavera que florece- -Es algo más que absurdo. en un rostro de mujer. T- -Yo. sólo, quiero legar a mis, hijos un tesRayitp. de. s ¿l, qué anima timonió de, ló r que vi y de lo que pasé. Y aun cuahdb. pa. ra llenar ese deseo me hubiera sido X abre en la rjie, ve una, rosa; suficiente, con- escribir unas Memorias y dei serenata ¿deliciosa jarles elmánüscrito he pensado que era meque se aleja y se aproxima. jor imprimir estos recuerdos. No por motivos Vino, que al- caer y saltar de vanidad personal, ni por añadir tina obra en copa humana y pariera, fnds a las que puedan cimentar mi personainvita a la borracheralidad literaria. Eso no ha influido, eri mi ánicon sólo su resonar. mo, se lo aseguro. Pero, además ¿t mis hi Lluvia de abril que derrama jos, puede caer el. libro en otras manos. Aho- efluvios primaverales, ra habrá desvío, indiferencia, desdén, para- y, gozosa, en cien cristales estos temas. Mañana puede haber una curiocon dedos de rosa- llama, sidad en; las: nuevas generaciones. y que. después, y a apagados- -No le quepa a usted duda. Ahora hay, del chubasco los rumores, i entre otras cosas, un interés determinado, arco de siete colores concreto. de algunas gentes, que quieren esta- pinta en tus ojos bañados. blecer el sistema de Jas cortinas morales; de Y, en fin, tu risa es aurora humo. Nebulosidad para todo. Confusionisque entiendes a tu albedrío, mo. Es el sistema mejor para borrar pasados. y da con su luz rocío... Hay una, verdadera legión de asesinos del y de puro alegre llora. pasado. Lo acuchillan en cuanto pueden. Por Y como ya has de apreciar eso mismo, su libro, c ¡üe acaso ahora se- lea que no he sabido cantaría, poco- -como tantos otros que cayeron en, el voy otra vez a evocarla olvido y en la zona inadvertida- -puede- ser en la copla popular. útil. Si no hoy, mañana. Ha hecho, usted Se te llena la boca bien en escribirlo. Y no se preocupe: yo le citanda te ríes haré Una crítica, que, desde ya, le anuncio de rosas y claveles que será muy cariñosa. Y cuajada de fervorosos elogios. ¡Pues no faltaba más! y de alhelíes. como si aún yo floreciera con ríii fecha y con mi facha, canto la risa hechicera de una- preciosa muchacha... i Y sea- lo que Dios quiera! AB D DIARIO ILUSTRADO DÉ INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS H? AY un viejo caserón de amplio patio caballeresco empedrado de guijarros; en su fachada, señorial y antigua, talla su heráldica remota un blasón del tiempo del Rey D -Jaime. El. linajudo palacio valenciaino luce sii prosapia en una plazuela, recoleta y silente, toda enferma Je nostalgias de otras edades. Hay én la plazuela fachadas de todas las épocas y en susí balcones saledizos, ropa tendida, tiestos con flores y algunos juguetes de niño que cuelgan ahorcados meciendo sus colores desvaídos. En las calles de sótanos. carpinteros, se oye el claro martillear del oficio de San José y cantos vernáculos. de rancio sabor gremial- que han ido, los años transmitiendo de generación en generación. Estas calles forman: el barrio valenciano del Carmen, donde antaño vivían todos los carpinteros de la ciudad. Hay un cielo levantino opulento de luces, i policromando la estampa. Un tablado de madera, todo tapizado de verde, que se alza en mitad de la plazuela; sobre él, unos, monigotes; que, caricaturizan el suceso niá s comentado del barrio, Y allá, r en el viejo palacio, tras sus cristales rayados de varillas plomizas, una, vieja y mía riiñ La avieja es rniiiy vieja; tiene un perfil hidailgb; -y, ál! tiv 0; y viste un traje negro que s: é en; su cuello luciendo un camafeo. La niña es muy niña; tiene, la cara de. rosa y nácar; los ojos de un azul inmenso; y un rayo de sol riehte juega brillos de oro en su cabellera rubia: La plazuela, se ha ido llenando de gente: negro de blusas huer. tanas sobre él pardo y gris de la muchedumbre- vestida de fiesta. La multitud se estruja, y- camina di f ¡cíímente rondando ceñido el tablado de la falla: gritos, piropos, risas, comentarios graciosos, olor a buñuelos y música de tamboril y de dulzaina. Un chico pregona La esplicasio de la falla. H La abuela- ha conducido a la n i ñ a a un claro dormitorio, todo decorado de motivos ingenuos. La niña: Pues quiero, ver erei ma, abuela La abuela: No puedes, eres muy niña y las. niñas a esta hora duermen La niña i Pues, cuéntame qué son las fallas La abuela: Te lo leeré, mira: En. la Valencia marinera y gremial del dieciséis había uñ barrio llamado del Carmen, que era la sede de todos, los carpinteros, de, la ciudad. Durante el invierno velaban a, la luz, ama- rillenta de grandes, candiles que colgaban de los brazos de unos artefactos de madera llamados pariots. La víspera de San José terminaban las veladas, y la gente joven, para celebrarlo, tomó la costumbre de quemar en esa noche los pariots en una gran fogata de virutas y esteras viejas. Hasta que un año, un carpintero llamado Pepet Molina ingenió vestir el pariot de muñeco que retratara al personaje más odiado del barrio. Luego íp quemó, frente a su carpintería, entre las risas de todos los habitantes de la barriada. Corrió la nueva, la cantaron en romance los poetas del pueblo, la copiaron los demás oficios y desde entonces... La abuela se ha dormido. La niña salta de ¡a cama y corre al balcón. En la- plaza una gran fogata. quema los ninots én cómicos- retorcimientos. Y las gentes ríen, saltan y gritan a sú alrededor en rueda de pagana alga: rabía.

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