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ABC MADRID 12-03-1942 página 3
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ABC MADRID 12-03-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS S ACTORES DIARIO ILUSTRA DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS en el escenario. La vitalidad artística de to- reconocerá usted que tengo experiencia de. dos, grandes y chicos, había subido con la sargento York- -argüía el; héroe, -Eso no basta- -le replicó Losky. en su capa, -Antonio Valdés, dirección de Antonio Valdés. Se acordaba p, Y es muy posible que, Losky tuviese ral l l ó a la puerta del éste de los tiempos- -que él no había conocil dl con paso lento, llegó do- -en que Carlos Latbrre y- José Valero zón. Una cosa es ser héroe y otra cosa es teatro, puerta por donde se entra al parecerlo. Una cosa es ser él sargento York escenario, a las tres en punto de la tarde, hora alternaban en una piececita de Bretón. otra serlo. en. la La- obra que Valdés había elegido, para su en la realidad yla realidad pareceficción ar- precisa de los ensayos. Se detuvo un momenreaparición era la misma que se estaba re- tística. En arte- y sólo lá- ficción casi siemto asentó el pie derecho en el umbral y tocó pre una ficciqn, logra dar la madera de la puerta 1: con lo primero afir- presentando desde algún tiempo; se utiliza- algunas veces una impresión de realidad. Si ban en ella, de un modo fastuoso, espléndido, esto no fuera así, la pintura habría sido ya mába su personalidad; con lo segundo conjuraba todo maleficio. Entró en el breve za- todos los recursos de la escenografía moder- completamente abolida por la fotografía, y guán; al, entrar, el conserje le dijo: ¿Dón- na; la luminotecnia producía en esa obra ma- la escultura- -para poner todavía otro ejemde va el señor? Y Valdés sin desembozar- ravillas. Una de las tardes, el director artís- plo- -se habría- reducido, simplemente, a hase, voceó la imprecación de Segismundo en tico quiso que Valdés- -que no conocía tal cer calcos o vaciados del natural. fLa Vida es sueño ¡Ay mísero de mí; ¡Ay presentación- -viera el prodigio que se daba El sargento York- -Alvin Cullüm Yorkr infelioe! Conocía palmo a palmo la casa; en el escenario. Antonio Valdés bajó al pa- se dio a conocer en la otra guerra, donde dila había transitado años y años; caminaba tio de butacas; casualmente, al sentarse, oyó cen que un día capturó con sus propias mapor corredores sumidos en la penumbra- -con detrás Jas voces. de dos amigos; se volvió, y nos; sin ayuda de nadie, a veinte soldados olor de pintura, de papel y- de humedad- -y de rodillas en el asiento, dando espaldas al enemigos. Esta hazaña le valió ser llamado atravesaba desnudas estancias. Se encontró escenario, estuvo charlando con estos sus ami- el ejército de un solo hombre y cuando, en c l escenario. Resonaban arriba, en el telar, 0 s todo el tiempo que en el escenario se después del armisticio, regresó a su país, se los martillazos de un carpintero. Estuvo un ofrecía; la maravilla. como si, en efecto, fuera Llegó la noche de la presentación; media le recibióflores, charangas, discursos, un ejér- momento solitario, dando vueltas por el decito, con banquesierto tablado, y luego vin- o hacia él un de- hora, antes, apareció pegado en el cartel de tes, iluminaciones, arcos triunfales y toda pendiente de la casa. Le preguntó sin cono- la puerta un avisó que decía: Por avería de la pesca. cerle, viéndole embozado, dando vueltas a un última hora en la tramoya, la interpretación Naturalmente, si pudiera anunciarse una l d y a otro: ¿Qué busca el señor? En- se dará sin decorado; cuantos hayan adqui- película sobre el sargento York hecha por el Qé E lado ¿Q rido localidades y no estén conformes con el dé dij i tonces él, después d breve pausa, dijo sin trueque, serán reembolsados del precio de las propio sargento York, su éxito inicial en los de b bajar el embozo: A. mí mismo. localidades en la taquilla. Al apagarse la Estados Unidos quedaría de antemano ase Se buscaba a sí mismo; buscaba su antigua sala y levantarse lentamente el telón, hubo gurado con creces, pero, como ustedes ven, personalidad; lxíscaba al artista aplaudido un silencio denso, impo nérite, uno de esos si- el sargento York no es capaz de interpretarse hacía muchos años. ¿Lo encontraría? Sólo a licios que a los actores y los autores oprimen a sí mismo. Gary Cooper resulta mucho más causa de un beneficio- -se había quedado cie- en las noches de estrenos sensacionales; pa- héroe y hasta mucho más sargento York que go unausencia, a pisar las tablas, volver, tra, S recía que faltaba el aire para respirar... El es- él, y esto me recuerda la anécdota del león larga compañero- -consentía en g p que le oí contar un día, y por cierto con mucha larga ausencia a pisar la tabla 3 allí e ¿r T b fi hi taba, con su figura enhiesta, arrogante toda- cenario estaba vacío de todo ornamento y de- gracia, a don Benito Pérez Galdós. Decía don salía hasta la Benito, que un amigo suyo presumía de hacer vía, con ademanes airosos. Poco a poco, con coración. Antonio Valdés desgana, iban llegando los actores, tal como tercera o cuarta escena -cuando apareció, lo como nadie el rugido del león y que esto ina los ensayos se llega. No conocían muchos hizo dando un traspiés y luego declamó des- dignaba mucho a un tercer amigo, según el de ellos a Valdés; unos le habían tratado epi- mañadamente el público se contuvo un mo- cual los leones rugían de un modo muy difesódicamente y los más solo en los retratos mento y acabó por dar muestras de disgusto. rente. No había más que un medio de aclale habían visto. Había que ensayar era, pre- Y de. pronto, en un arranque genial, que el rar el asunto, y era irse a la casa de fieras ciso, aunque la obra se Ja, sabía de toro Val- personaje representado tenía en la. obra, Val- donde se constituiría un. tribunal de rugidos dés, acoplar su persona con los demás ac- dés sé irguió, y con voz entera; llena, con ade- que oiría alternativamente al león y a su imimanes trágicos, un poco pálido, comenzó a tador y, podría dictaminar con pleno conocitores y dar unidad al conjunto. Comenzaron los ensayos; ni en el primero desplegar su antiguo arte magnífico. Las ova- miento de éausa. Se a- postó la cena para toni en los demás Antonio Valdés se desembozó ciones, a lo largo de toda la- -obra, atronaban dos, claro está, y, ya en la tasa de fieras, el primero en rugir fue e ¡L aficionado a león. El de su capa. Rezaba su papel, en tanto que la saia. los demás actores declamaban, y accionaban. Antonio, Valdés, en su despacho, sentado león lo oyó atentamente y al cabo de un rato, sacudiéndose la melena, se puso a rugir a su Se fue creando en torno suyo un cierto am- en un sillón, ante retratos de Calvo, Vico, biente de recelo; no se sabía lo que pensar Marro, Rosario Pino, María Guerrero, Fer- vez, pero con tanta convicción y tanto entudel antiguo gran actor. Pero en lo que nando Díaz de Mendoza, tiene la cabeza re- siasmo como si a él también le fuese la cena ahincaba el antiguo, y gran actor era en sus clinada en la mano. No duerme profunda- en el asunto. El amigo de D. Benito se vio funciones de director de escena. Si, esto era mente tenue duermevela enturbia su cere- perdido. No había, desde luego, relación alya otra cosa; esta manera de dirigir no era bro. De improviso se pone en pie. ¿Ha so- guna entre sus rugidos y los del león auténno por una fracla usual. Parecía como si Antonio estuviese ñado o ha desvariado despierto? No Jo sabe; tico, pero el hombre susdudó, ni facultades. Al ción de segundo, de propias dentro de los diversos personajes de la obra pero el ensueño o el desvarío le hacen sonreír. contrario. Considerando que aquel león de casa y que, conociendo, a fondo su psicología, sus AZORIN de fieras tenía muy mala escuela y no sabía acciones y reacciones, pusiera ¿n claro, con ni una palabra de su oficio, se fue a él y, una palabra, con la más leve indicación, el mirándolo cara a cara mientras se asía con carácter del personaje. Embozado siempre en ambas manos a los. barrotes de 1 a jaula, se su pañosa, sentado á ratos én una silla, Vál- EL S A R G É N T O YO RK puso a darle. una detenida y. minuciosa lección eles dirigía imperativamente, brutalmente a de rugidos. veces, la obra: los actores parecían ser fanA Academia de Artes y Ciencias Cinetoches que se movieran a su omnímoda vomatográficas de Hollywood ha resuelrey. luntad. A veces, cuando el resabio de un acto otorgarle el premio de 1941 para de- -No es así. No es así- -le gritaba albien la selva- Fíjate, león; fíjate. Fíjate tor, o su amaneramiento, o su frialdad per- actores a Gary Coo- per, por sú interpretación y verás cómo se ruge, sistían, después de varias advertencias; Val- del papel de sargento York en el film dediPor mi parte, yo no creo que los hombres dés se levantaba súbitamente de la silla, in- cado a la vida de este héroe. Esto dicen los crepaba con iracundia al actoi cl mismo p mdico Lo qu no dicen- -y para eso está puedan rugir, mejor que los leones, a no ser quinqué; pero representaba u n escena, c con uii brío- con un uno- -ts que ti pn. pio sargento York, quien que se auxilien con ún tubo deque les igualé. la c 0 o r ÍL con este É I l dejaban a vodo M e toda- íi go 1 al parecer de una ex- Tampoco auxilio no hay león creo c lente s ih 1 t k ofreció no hace mucho capaz de hacer que Gary Cooper fuese nunca e i el frente tantos prisioneros La obra iba siendo otia a h acto c a Jéis L Lo k piia hacer, precisamente, de como jG ígue. lá fama le atribuye al sargentoheclros a malas mañas, se habían p C ado é 1 t; iito r q ic. después idfií vaVios im- York pero, lo que es en la pantalla y con. el ci terwtt a la voluntad df t dn w ni il -Ji s fi liu U t 1 como inservible. 1 auxi 3i y tle su. arte y de sus. -trucos, le saldría Sf; vivJa en un ambiente d gtíiu a i n si n- -1 Oue e l i 1 hacer! -le dijo Losky- por una friolera capturar al propio sargento tonio Valdés, en su apaihnnentj leí tt- atra Jam? s poitv dille usted, al público la. sen- York, si éste se encontrase en las líneas enep h b í vivido d recuerdos, los recuerdos pro- sacíón del sargento York, Se trata de un migas, y a cincuenta como él... d había i i d de pios y los recuerdos de los más insigues ác- papel muy difícil y usted carece por comple JULIO- GAMBA. tures españoles -glTOra- e. a a: ürá; gloriosa de i to d; e ex- perienciá artística Lisboa nuestra tradición envolvía personas y cosas! -No tendré experiencia arltística: pero E L

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