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ABC MADRID 08-03-1942 página 17
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ABC MADRID 08-03-1942 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
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fi. B O. D O M I N G O 8 P E JXEj 1942. XSPICIOS T E tA MASfANA. PAG. 17 bos de oriental entraña, se arrojan a occidentalizarse, mas incapaces para la imitación con su servidumbre, reventaron el moláe y maravillaron a la tierra con distintos, sendos monstruos, aunque identificados en el alarde, en la claridad y el misterio, la energía y el éxtasis, y en el salvaje dominio de lo inefable. PAGINA D E D O M I N GO EN LA RUSIA HELADA Y SOVIÉTICA vaho de su; cántico, y así que ésta- entraba en el deseado- lugar, apiñándose y de espaldas a la amarilla columnata que lo cierra err ENÍA el hotel una. gran marquesina, de semicírculo, imploraba la presencia del Padrela que colgaban imponentes carámbanos, cko, y como él accediese a mostrarse en el Leningrado y adosado al muro un termómetro ma- balconaje, el océano humano, tras un rugido, Los santos máximos de Rusia son: Juan, S yor que un escudo de aquellos que cubrían el Se arrodillaba, y los hombres besaban simples cuerpo por entero. Pues aun resultaba más iconos de madera, y las mujeres, en haz sus Aádrés. Vladimiro y Alejandró. Los cuatro extraordinario el gigante que guardaba la ace- dedos, persignaban a los niños. Mudo y cie- figuran en imagen en la petersburguesa catera, ya viejo, pon unas barbas bíblicas, y de gp encontré yo el alcázar, y al atravesarlo en dral de Kazan. Y el último da nombre a una uniforme: levitón de color de chocolate, lus- rápida inspección, a la luz de unos ventana- Perspectiva, no una calle, de cinco kilóme 1 troso y lleno de zurcidos, inequívoca reliquia les con vidrios teñidos de violeta, de seguro tros, que comienza en el Almirantazgo y acaba en el monasterio de Alejandro Newsky, del tiempo de los Zares, como el propio colo- huían los fantasmas, que allí abundan, y fasso que la había exhumado, a quien faltaba un cinadores; la regia mole data del siglo xvni, héroe al par de bienaventurado, pues allá en ojo, devorado sin duda por la carcoma err el el le las Emperatrices: Catalina I. Ana Iva- los tiempos derrotó a los suecos y a los Caencierro con que debieron de precaverse sier- novna, Ana Leopoldovna, Isabel Petrovna y balleros de la Orden Teutónica. Esa vía era Catalina la Grande. Secretos de Estado, far- el foro de la ciudad, si cabe pensar en la temvo y librea. La fachada, el adminículo y el hombre, ve- sas y dramas de amor, crímenes, no aguardan planza del clima y en las democráticas insnían a formar una especie de monograma de más que el respectivo conjuro para revelarse tituciones de que salió el gran mentide. ro- de con una perfecta plasticidad. El mismo céle- los países del Mediterráneo. Más exacto se San Petersburgo caído en. Leningrado. Creada, inventada por la ambición y la ge- bre Museo de la Ermita se diferencia de los ría hermanarla con la Rué de la Paix y con nialidad de Pedro, al que se llama el Grande, demás del mundo, por su extraña atmósfera, Picadilly, o la Quinta Avenida, pero bien enJa urbe sin par hízose de una vez y con el ful- que se desprende de ¡la no habitual disposición tendido que superó a todos los emporios mungor y el estrépito del relámpago y el trueno de las salas, y para la que acaso influyera eso danos de Europa y América. -Porque a la riconfundidos. Y acabó de darle su fantástico de ver cuadros en las paredes, no obstante el queza y al refinamiento de éstos, sumaba: la carácter la rara condición del suelo, en mucho régimen bolchevique. En realidad, consistió anormalidad de cuanto procede de los eslayos, no tal, sino agua, y que se congela en lo más la ruina de las áulicas estancias, no en, la bar- las desmesuradas proporciones de la autocrátidel año. Toda una apoteosis del poder autb- barie, la que impulsaría un hálito demonía- ca corte y la hechicería de un orientalismo crático en medio de las magnificencias bo- co, con su espantoso embrujo, sino en ha- que asciende de la inmemorial feria, de Ni ¡ni berlas ocupado como dueño el incoloro, me- Novgorod. Sus tiendas; sus residencias de noreales. Por eso yo, empequeñecido en las soleda- diocre, insignificante Kerensky. Diríase que bles, sus Edificios patrios o religiosos, despledes inmensas de la desocupada ciudad, y an- entonces falló una escena de Boris Godunov. gaban íntegra la scala del esplendor y de la ¡Boris Godunov, Boris Godunov... ¿Os sugestión, sin que nada interrumpiese tal indando dificultosamente por la nieve, con mis galochas y mi buen gorro y mi abrigo de que acordáis de Chaliapine, que mejor que el his- concebible escenografía, amenizada además las pieles desbordaban, no podía avenirme a tórico boyardo encarnó al legendario perso- con los pequeños puentes sobre los. varios cadecir Leningrado, ni siquiera Petrogrado. ni naje? ¿Y si yo dijera que Chaliapine, quizá nales que la atraviesan. E 1 comercio compePetersburgo: imponíase el tumultuoso y ra- de sangré tártara, como nacido en KazÉLn. tía en joyas, pieles, pintura de los maesdiante San Petersburgo. Y de una manera es- irresistiblemente hacía evocar San Petersbur- tros. A la puerta de los millonarios mercapecial en las cercanías del Neva. Allí se su- go? Nadie se asombre, ni sonría con recelo. deres, deteníanse trineos de que se apeaban ceden los conjuntos arquitectónicos, y com- ¿No descubrimos El Escorial en Felipe I I y incluso las duquesas de rango imperial. Se binados además unos con otros, admira tan- Versalles en Luis XIV? Lejos del Neva, en explica la quiebra de nuestro orgulloso Osuta opulencia, que, en efecto, es tanta que toca cuántas ocasiones, escuchando al prodigioso na, el embajador que se complacía en empoen lo sublime. La plaza de Alejandro, y su co- cantatlte, contemplando su originalidad escé- brecerse humillando príncipes, y con preferenlumna, que remata el ángel con la cruz. El nica, no me habré sentido con la plena con- cia a los de la estirpe reinante, los RomaAlmirantazgo, próximo a la catedral de San ciencia de la estupenda urbe. Ella y él, am- nos. Y junto al aristócrata, iban las bailarinas de la escuela protegida por e ¡Zar, no inIsaac y al Santo Sínodo. Teniendo al fondo ferior a la de Milán. Y Turguenev, o Rimskydicho templo, y una arboleda, cuando mi viaKorsakov pasaban mezclados con la mucheje convertida en leñosa bruma: la estatua del dumbre 1: muchedumbre, por cierto, no muy fundador de la. portentosa capital, ecuestre, al suelta ni espontánea. Período hubo en que galope en una roca; y delante una explanada, hasta se prohibió encender cigarrillos en el con la que sólo el cielo rivaliza en extensión, paseo, quién sabe si en recuerdo de las bomémulos los dos también en su albura; y dilabas y su mecha. tado en el horizonte el río, con sus muelles Martes, 9,30 noche, de granito y unos trofeos de espolones mari, La Perspectiva Newsky continúa en su tonos, rostrales, -cuajado en hielo, y, encalladas talidad, y pudiera ser que más populosa que GRAN GALA en la vitrea superficie, las islas, que parecen nunca. Pero habría que cambiarle el título y EN HONOR DE LA CINEMATOengendros de la niebla. Soberbio escenario, consagrarla a Job. el patriarca que del sumo en verdad, matizado gravemente de gris y de GRAFÍA ESPAÑOLA poderío rodó a la miseria y a un lecho de esocre, con destellos marmóreos o metálicos, Las entradas obtenidas para la fiestiércol. Invadidos los palacios, profanadas, las denso en contraste con su base, ligera por inta suspendida son valederas para iglesias, exhaustos los bazares, con desolladuins culada, y al que infunden una suprema moésta. Los que aún no las tengan se ras los andenes, desmontados los rótulos y las ruega las retiren con anticipación. numentaiidad el silencio y el abandono, digfarolas públicas, ya pudriéndose en vida, con nos del desierto, de los páramos lunares. el hedor de sus úlceras. Una exangüe, marHoy, domingo, chita grey, se mueve sin rumbo, y, de cuando Falta el mundo cortesano y militar, con su SELECTO TE Y BAILE DE JíOCHE en cuando un montón de gente, apretados los vestuario irisado y rutilante, el de aquellas chaquetones, si no la blusa ceñida al talle con ceremonias en que las damas lucían por la maMañana, lunes, una correa o con un retal, se estaciona ante ñana traje de cola. Faltan los cosacos, arabesPrimera semana eliminatoria conuna vitrina sostenida en sus rajaduras por t i co del jinete en el del látigo, y los trineos, curso animadoras J HAY, actuando ras de papel, y en la que se exhibe un solitala troica, la del auriga majestuoso, enfundacuatro señoritas concursantes. rio par de zapatos viejos. No se acertaría a do en terciopelo carmesí, igualmente roja la descifrar ninguno de los innumerables rostros, cara, el aliento transformado en gotas criscuya laxitud se corrió a los brazos y los pies. talinas la de los tres caballitos, uno que tira, Sonambulismo epidémico, que trasciende al bajo el arco de palo con un grueso cascabel, aire. Así estaba Leningrado hace diez años. el que le ayuda y el denominado loco, cuya La suprema ambición de Pedro I, aquella de misión consiste en alegrar la desenfrenada redimir a los rusos igualándolos con los occarrera. Los mismos caballos faltan: treinta cidentales, terminó en abismarse en la zooloy tres millones de esas bestias llegó, sin. emgía. Esperemos a conocer las teorías de Mosbargo, a contar Rusia, que era calificada de cú, cátedra de la nueva doctrina, y la práctica paraíso equino. Corónase, en fin, la universal que de tales ideas se hace en Jarkov. Mas por ausencia con la del pueblo. Sí; las masas, deslo que respecta a San Petersburgo, y a la sima de los suburbios con las fábricas, a través donde ha desaparecido, lo que les corresponde un itinerario de señoriales mansiones y pode es la ciencia llamada Batimetría, que se ¡licromadas cúpulas en bulbo, algunas compaocupa en averiguar la profundidad de los rabies a turbantes persas, como las de la Remares r surrección, acudían a veces a la llanura que ¡hay en frente del Palacio de Invierno, la plaFEDERICO GARCÍA SANCHIZ za de Alejandro, y que, en la época de mi vi (De la Real Academia Española. sita, se hallaba cual si fuera su propio esnectro. Precedía a la multitud su cántico, 1 PJHP (Continuará, T San Petersburgo II J HAY Es ünCOMC

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