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ABC MADRID 15-02-1942 página 3
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ABC MADRID 15-02-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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í l f DIARIO ILUSTRA- DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS M Ü? S FEBRER 1 LLO CUERDO ORÍ GEN DE UNA FRASE ¡STRÁ- DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS f Jé siglos, y su sentido desdeñoso es una prueba eterna del culto que al honor rendían los magL pequeño Hurgo rodeado, de verdes níficos soldados de España, y que era el seA negra aguja del barómetro no baila praderas y alineados canales con mo- creto de sus victorias y el. motivo de su fama ni oscila hogaño, como en otros felinos que habrían enfurecido, breros, desde la tempestad hasta la manohego, parece inhabitado; ni unal hidalgo inmortal. alma por Luis BERMUDEZ DE CASTRO calma y viceversa. La línea plateada del ter- las calles, y la plaza desierta. Acaba de llémómetro del balcón no sube y baja tampoco ar, camino de Otra parte, uno de aquellos hoy como ayer, repentinamente; sino que baja ercios viejos de Infantería española, y pay sube con mesura y templanza, con aire. de trones (y alojados que ocupaban la urbe. compersonilla 1 que medita mucho su conducta y pleta) hallábanse atareadísimos en la instasabe lo que hace. De; de el mirador de mi lación de los alojamientos. No era sencillo descacho, jaula de cristal veo en las pri- hallar buen acomodo para la pica de veinte ON Juan Valero de Tornos nació hace meras horas de la mañana caminar a las palmos de alta y seguro lugar al arcabuz y cien años. ¿Quién recuerda hoy un 1 libro de fina. estirpe literaria y de jogentes a buen paso, señal inequívoca de frío; bandolera con los frascos de pólvora hay pero poco a poco este paso se apacigua y. sé que preparar también decorosa estancia al vial donosura que se titula Un viaje a Babia? acorta, y a mediodía los transeúntes discu- Señor Soldado, que a lo mejor, por la. traza, Si acaso, algún bibliómano, uno de esos simrren despacio, disfrutando de un sol cariñoso es hijo- dálgo, o fue estudiante en Salaman- páticos chiflados por los libros, que encontramos e. n las librerías de viejo. El tiempo y consolador. Los esqueletos de los árboles ca, o licenciado en Alcalá. Mientras el bigotudo huésped frota su re- va echando, al pasar, paletadas, de olvido sode la calle- de Velázque? que en el pasado bre sus obras. En el pasado si luciente morrión y la enero, sacudidos por un viento glacial, pa- lla el coleto, restriega bruñida gola, se cepi- gló los hombres yingenios que despilfarraron hubo muchos cariñoso la. y el recía que intentaban escaparse de la prisión puño de su espada de lazo, y sacude, hoja paño el talento y j a gracia, cuya vida fue un alecon de sus raíces, o limpiarse de la escarcha o de los fuertes zapatos de baqueta, las mozas de gre resplandor y su muerte un, a sombra dela humedad de la niebla, ahora se esponjan la casa trajinan. finitiva. El cronista recuerda a don Juan Va de gusto a la caricia solar, prometedora de A esto, llega el criado te la Escuadra, tra- lero de Tornos: era un. caballero de magni hojas y de flores... ¡Ay! Los árboles flore- yendo de. bagaje el liviano maletín. del sol- fica apostura, con, sombrero dé copa, cuya. cen en centenares de primaveras y el hom- dado, quien, de entre la poca ropa de recam- elegancia cosmopolita, sabia armonizar con bre sólo tiene un abril! Desde mi observa- bio, saca, niimosamente. el ceniciento sombrero el garbo de la capa española. Su verbo, grá- torio, medito: Este año está cuerdo febrero. de amplias alas y la. roja y rizada pluma, cil de hombre de letras era la chispa de in ¿Quién se atreverá a tildarlo de loco? Será que, levantada el ala del chambergo, queda genio de la antañona. tertulia literaria del frío, duro, malsano, pero loco, no. ¿Quién prendida por un rico joyel, quizá prenda de Suizo, cuyos espejos copiaron la palidez romántica ya evocará con tales días los refranes que lo amor, o buena presa de enemigo vencido y olvidados de Bécquer. Muchos nombres, don injustamente, formaban con desacreditan y lo calumnian? Febrerillo el prisionero. Juan la peña compacta de los epigramas y corto, un día peor que otro Febrero es un- Ya va animándose la plaza; acude la gente de las elegías, en, un círculo de chisteras de de armas al imán de las tiendas, y al husmeo, mes embustero Febrero es el mes más cormuchos reflejos. Eduardo, de Lustonó, Matalles opulentos con to y menos cortés etc. etc. ¿Es que acaso, de caras bonitas y sin piedad turgencias, cor- nuel A alcárcel, el poe a Velarde y otros vapiños que aprietan reen las conmociones actuales del mundo, tanto catadas muchos ojos azules, muchas dora- rios. Eran viejos con el alma joven. Las. muy tanto se mudan y trastruecan las cosas que das trenzas, muchas tocas de nieve, y un ca- sas les habían concedido. l a grá ia, taj en- han cambiado también los conceptos de locura minar, que no se sabe si es quehacer o dis- vejecer por dentro. Ésta juv nfeúi, ¿oírtarrUígas exteriores, contrastaba con la vejez ínr y cordura? ¿Será tal vez este año en el que creto curioseo. terna anda de remate febrero, y era en cambio un En un rincón de la plaza, un soldadote el 98. de los jóvenes de aquellos días. Era en Aquella juventud era triste y adusta, prodigio de sensatez al azotarnos con su alien- corpulento, de elevada estatura y rico traje y alegre y. confiada. to frío, o con sus lluvias que fecundaban los- -col bac enorme, ancha banda Recamada de El aquella senectud era su remordimiento- -cronista fue- -éste, es campos- Febrero, cebadero reza otro re- plata y greguescos acuchillados de tisú ama- uno de los firmantes del. manifiesto contra frán- o ya, inesperadamente, al besarnos rillo- -pasea en corto espacio, como si aguar- don José Echegaray y su época. El pasar de con sus brisas tranquilas y asuradas? ¿Será, dase una cita; es el atambor general, perso- los días me ha hecho (comprender mi injuspor ventura que se nos ofrece en el 42 mitad naje eminente que según el escritor y maes- ticia y la elegancia espiritual con que nos loco, mitad, prudente y morigerado? Ello lo tre de campo Antonio Gallo, en su tratado toleraron. considero peligroso en extremo, si los me- Destierro de ignorancias (año 1639) había de saber todas las lenguas dé las naciones, Valero de Tornós ¿Gi ántos años hace que ses se asemejan a los hombres. que platicamos, franceses, 1- alemanes, esgui- se Escribe este nombre ¿insigne? fue en no saros, gascones, holandeses, moriscos. Y ita- su tiempo un magnífico periodista y un ameY rumiaba yo tales ideas cuando, -al azar y lianos qxte son lo propio que españoles; tofloreando en el epistolario de Lape de Vega, car con primor anira furiosa, batalla, sober- no escritor de crónicas matritenses retros. pectivas. Los viejos aún recordarán al Comrecientemente publicado, topé con una carta bia, retirada suave para, se rehacer... fechada en febrero de. mil. seiscientos y pico, Lentamente van acercándosele soldados, portero del Observatorio, que era su pseudór nimo. F, undó periódicos, emprendió negoen que ie escribía desde Madrid al duque caída el ala del sombrero para ocultar el ros- cios. Gomo dato curioso diremos que él ftíé de Sessa, su protector y compinche: El tro mustio, cabizbajos y sin espadas; son unos el creador del primer tranvía que hubo en tiempo no sólo es frío, como V. E. pinta el pocos, castigados por faltas leves; que el Madrid; el de SQI, Salamanca, y fue un desa ciudad, mas tan regalado y hermoso y atambor. forma en una fila, y allí han de es- extraordinario conversador cuando hablar era de tan apacibles días, que he pensadp que tar tina hora, a la vergüenza pública, para un arte. La mejor crónica del reinado de con los muchos años está febrero cuerdo, escarmiento de los demás y sonrojo de ellos; Isabel II fue la que don Juan contaba en su que no sé yq a quién, no obligan a que lo todos habrían, preferido la prisión, y algunos tertulia del Suizo- y que ño escribió nunca. tan sesea, viendo que este mes, tenido de todo el la muerte, antes que verse en trance plantón Dominaba la gracia de la anécdota, el sabor mejante a la picota. Reunido mundo por loco, está tan sosegado ¡Luego disciplinario, el personaje clavaya elel suelo, del episodio. Su casa, con gustos de gran slf- en allá por ¿el 1612 padeció también febrerillo si es posible, o arrima a la pared, su bastón ñor artista, fue un salón literario de la gráj época de los salones, como el de Salamanca un ataque de sensatez! de dos varas de alto, cordón de seda y oro, La coincidencia con el monstruo de natu- cuyas borlázas rozan la contera de plata, y y el de la Buschental. Don Juan no era ún millonario, su- talento y. su energía raleza al calificar de cuerdo a febrero, me puño en forma de gran porra del mismo me- quistaron pero fortuna, queise gastó en le coja r el arte halagó sobre toda ponderación, y a modo de ta! adornadp cor. repujados y embutjdos áu- de saber una Teoría fastuosa de las magvivir. premio, y llamándole a febrero discretísirno reips; los allí en fila, silenciosa e inmóvil, han níficas cigarras. Don José, Echegaray escria boca llena, cogí mi sombrero y mi capa oído del superior que les impuso el arresto bió una cálida apología de éste gran cabaV y me planté en la calle dispuesto a disfrutar las- terribles palabras: Señor soldado, vaya- lle ro del siglo pasado. Dijo, de él que tenía de una mañana que era una bendición de se, a la porra. talento y que tenía corazón, dos cosas que, Dios; pero con el natural recelo de que al- Punto de honra era para la brava Infante- unidas, tallan una gran personalidad. El ero- publicarse esta crónica febrer. il, tuerza el ría merecer aquel castigo, que tanto mortifi- nista quiere, con motivo de su centenario. rabo febrerillo el locó, y ríos obsequie con caba su amor propio, y no se redimía sino con proyectar en la pantalla esta silueta g- aílarda ¿aguaceros y granizo, amén de desatados ven- algún rasgo de valor sobresaliente entre los intelectual. y cordial, de un caballero decinío; tarrones, tan propios de su condición de vi- ¡michos- que; el: Tercio realizaba aJdiárió. La, npnó, con spnjibrero de copa y envuelto en una 1 capa; española. ruta perdía. frase, de origen estrictamente militar, per, J. ALVAREZ QUINTERO dura en el lenguaje castellano a través; de los EMILIO CARRERE L E f EVOCACIÓN DE UN CABALLERO DECIMONONO D

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