ABC MADRID 14-02-1942 página 22

Tarde d, bo, d, e. g en verán En las tardes de fuego del estío, ¡qué placer visitar una bodega! Todo es fresca penumbra, y de la cilit ni ardor ni ruido llegan. En las naves, severas, conventuales, de silencio y olor a vino llenas, hasta el Tiempo, encantado, se detiene, y oliendo, se recrea. Los toneles, panzudos y muy viejos, que, hechos vino, los siglos almacenan, orgullosos dei oro que contienen, a que bebamos, tientan. De una andana ha surgido, entre las sombras un guardián viejecito, que no cesa de volcar la venencia en nuestras copas con arte bodeguera. Se desliza la tarde alegremente, entre cuentos y olvido de las penas, y un enorme optimismo incomparable invade el alma entera. Y seguimos bebiendo, entre la risa que brotó por el chiste o la agudeza. Asi llega la noche, y de misterio las naves se rodean. I- oto v c. t. II 1 S Ph. RfZ SOI kKO VIÑ -v t? t o Al salir contemplamos en el cielo lagrimitas de sol. Son las estrellas, que al cerrarse el portón, miran al patio; la luna lo platea. Han cesado los ruidos; ya no hay risas. Un murmullo flotando dentro queda. Sigue el vino, muy lento, envejeciendo y la Bodega, ¡sueña!