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ABC MADRID 06-02-1942 página 3
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ABC MADRID 06-02-1942 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRA- DO DE INFORMACIÓN GENERAL. 15 CÉNTIMOS L árbol suele hacer el paisaje, y el paiUIÉN 1 ha de sentirse arrastrado a los. uiÉN no cj nos abruma pone sobre el tapete saje hace, al hombre. Nunca penetrahechi hechizos de una mujer hermosa que ¡üe la actualidad el repertorio de las remos en el alma de un país, en esa inlleva la cultura, el gusto de lo bello, el i ingenuas. Con La niña boba, de Lope, La- es- aprensible formación de ideas y tendencias, afán de poesía, la inspiración y los ta- l afán cuda de las mujeres, de Moliere y El sí de las que huye como una sombra, y que, sin eiribarniñas, de Morátín, se aduce que la ingenuidad bargo, siempre está presente, si. no compren- lentos literarios en consonancia con la femenil 1 es una escuela de caracteres femeninos. demos, la adusta sinfonía, dsí paisaje, que es hermosura? Tal es el caso de Una nobilísima El vulgo de las calles cree, a puño cerrado cantada sin palabras y sin sonidos. Sinfo- dama renaciente, que por familia, apellido y. que Jas ingenuas son las inocentonas, las si- m- nía justo símil, porque, sinfonía quiere de- parentela ilustre nos pertenece a los españo- i plotas, las que no se dan cuenta de- un guiño, cir voz unánime, y un paisaje, cuando nos les de la época imperial, aunque hiciera verde un tosido, d e una frase oon segunda inten- descubre el sentido de un país, es una reve- sos en italiano y lleve un título concedido a ción. El vulgo de las letras, a, pies juntilks, ladora unanimidad. Hay un tema permaestima que la ingenuidad, por el contrario, es nente en las perspectivas de cada porción del tfti deudo del liumanista Eneas Silvio Piccolomini, que fue Papacon el nombre de Pío II. un subconsciente freudiano, un complejo Y Universo. Nuestro Al- Andalus tiene ¡Española! ¿Quién puede negarlo? Her- lejos de entender que las ingenuas son sancta El, mirto amoroso crecía en Grecia a el olivo. los bor- mano suyo es el marqués del Vasto, uno de ¿implícitas ignorantes, entiende ue han de selinteligentes, cultas, doctoras en juicio y dis- des del Iliso. ¿Qué es, sino la sorpresa de hal- los gen- erales de Carlos V. Podemos visitarle das y gnomos, ese bosque de la. Europa sep- en el Museo de Madrid. Le retrató Tiziano cerniii tentrional, con sus abetos solemnes, a los que en una de sus alocuciones a las tropas, y el Sin embargo, todos sabemos, y a la. vista ha llamado Keyserling el árbol cósmico y está, que hay muchas ignorantes suspicaces- y que parecen una larga y espaciada colum- lienzo se copió, a lo que- parece, por Pablo avispadas, capaces de adivinar las intenciones árbol del Japón es la crip- Véronés. Su hermana, Constanza Dáyalos o iriás ocultas, y en cambio hay no pocas ins- nata gótica? El se define el paisaje japonés. de Avalos, fue un amor platónico y quintatomeria; por él truidas y juiciosas, totalmente cerradas a Id esenciado del Emperador, como su cuñada y. malicia. No es ni ignorancia ni sapiencia. La Paisaje feliz, de nieve y agua, de césped, que amiga, Victoria Cólonna, marquesa de Pescaadquiere el ligero color. de la piedra crisoingenuidad- -dice Littre- -consiste en la nara, lo fuá de Miguel Ángel. Y es que Platón, turalidad. Ser natural, por tanto, es ser in- prasa. Y el volcán siempre ál lejos. Insupe- gracias al Ficino y algunos otros genua. Y aquí surge de nuevo la zozobra. radó concierto del hielo, en puro poliedro de domina en el ambienté italiano, de entonces. La mujer no opera con lo natural, que es cristal, del valle. en verde claro y de la llama. su indefensión, sino con el artificio, que es Pero, con todo, la belleza optimista de este La vida de Constanza Dávalos, duquesa de su espada. Y como el artificio, su segunda país no la compendia ni el arce enano, criado Amalfi, va de ifjoi a 1560. Es un año más jonaturaleza, viene a ser su segundo instinto, en un parterre, ni el ginkgo de palmeadas ven que Carlos V y sale del mundo hacia la S el artificio prevalece sobre el natural en to- hojas cenicientas, que se O ofrece, como en existencia inacabable dos años después, a los das: en las primaverales como en las- oto- salutación de múltiples manos, a lo largo de cincuenta y nueve de su edad. Publicó sus Riñales, en las- iletradas como en las cultas, en sendas, que tienen un shakii de anchura, o sea mas Victoria Colonna en 1558 y más tarde un tercio de nuestro metro; ni los rododenlas recatadas como en las entrometidas. De esta suerte, la ingenuSlad no es un atri- dros, parecidos a las campanillas que cuelgan Ludovico Domihichi las incluyó en la Antobuto exclusivamente corporal, ni un atributo del tejaroz, de las pagodas, ni los arbustos de logía de las ilustres damas. exclusivamente moral. Es uña. ecuación de las áralias, aucubás y camelias campestres. Reflejan los versos de Constanza Dávalos alma y cuerpo. Y no circunstancial, 1 sino per- Es el alto ipino, llamado criptorneria, el autor el vivir italiano del Renacimiento; las eleganmanente. No el estar ahora o luego, sino el de toda esta hermosura- serena. Su propio cias de quienes veían salir de las manos del ser inmutable siempre. verde, que tiende al azul gris, ya es una se- genio las galerías rafael veridad. La larga avenida que conduce a los Así que las ingenuas no dependen de la templos- de Nikko dé criptomerias e s ellas mo que trae a España Iranio de. tfigroño, en, edad, ni de la posición, ni del temperamento. llenan la alegre vida ciudadana de los par- al traducir y b l No dejarán de serlo: con los años, ni con los ques de Shiva, Uyeno e Hibiya, en Tokio, Los seis triunfos; i culto al filósofo de la cambios de fortuna, ni por la alegría, ni ¡por elegantes res- Academia; las auras del Banquete; el fervor la tristeza. El Tiempo, tirano de hermosas, esos parques en que catán losptseo. sóéial de a la antigüedad clasica; los decires del Bemtaurantes contemporáneos y. el doblégase ante las ingenuas, tiranas del Tiembo y de Sadoleto; la fortaleza de Bounaroti; po. La Fortuna, cetro de diosas, depone su la tarde, al lado. de las antiguas tumbafe de el ritmo alado de BotLcelli... aquellos héroes en que se mira el japón con ¡rueda ante las ingenuas, baluartes contra el Bella, elegante, emparentada con las- priiir i Azar. El Amor, sagitario de corazones, eai- temporáneo, como en un espejo. Los viales de cipales familias de España y de Italia cuan; bota sus flechas en las ingenuas, acorazadas criptomerias, especialmente, de Üyeno, se do los peces del Mediterráneo llevaban en sus en su lealtad de amor. Que esto es la ingenui- abren en perspectiva dilatada, oro claro abadad: lealtad. Repugnancia al disimulo y al jo, plata de seda- al lejos, solemnidad tenaz escamas las cuatro barras de sangre de Cata r fingimiento. Horror a la mentira. Pudor del en la larga deshilada de gigantes vegetales. luna y Aragón, la duquesa de Amalfi, a quien carácter: No estriba en el desconocimiento Son como viejos dioses de la Naturaleza. Son dio Carlos V. calificación principesca, pasa por 1 de la vida- -anota Vauvernagues- sino. en. oblongos, en anhelo ascensional; ni lanías la vida sin sospechar que su título ducal se 1 como su hermano, el ciprés, ni demasiado es- ha de convertir para la literatura de Ingla la espontaneidad de los sentimientos. Y aporta, como ejemplo, el contraste entre la falaz, ipesos, como la tuya, o árbol d la vida, tam- terra en una leyenda espeluznante del mismoe pérfida como, la onda de la sentencia ses- bién frecuente en el país, que áe enraiza en género que La tragedia española de Kyd, los piriana y la ingenua, candida como la es- la tierra con una pertinacia metafísica. Son ¿ramones de Cyrille Tourneur y no pocas religiosos, son titanes. Aquí, en Uyeno, los piezas shakesperianas. La- duquesa de Amalfi trella en la balada de Goethe. decoran, de trecho en trecho, las linternas voNuestros clásicos encerraron a las inge- tivas de bronce, erigidas al borde de ellos, de Webster, salida a luz en 1614, es una pie- i za de teatro muy característica del isabelis- nuas en el rústico huerto de Melibea o en el En el claustro de la tornera Margarita. Y cuando por Jos extinguidos soghunes. qué; bienotro jar- mo inglés, que coincide con la vida del homconcier- bre de Stratford- on- Avon Se trata de un las sacaron al mundo, el mundo las secularizó dín público de Dangozaka, con gracias y argucias, ingenuas sin inge- ta su austeridad mística con el bullicio, ciuda- cuento italiano- no del mejor gusto, que tamuuidíid, como Marta la piadosa, de Tirso. dano, durante los crepúsculos de otoño, cuan- bién aprovechó Lope en su Mayordomo de laLas ingenuas de Moratín dan en la insi- do las Exposiciones de crisantemos! Porque duquesa de Amalfi, publicado en el tomo X V pidez y en la ñoñería. Las de Valera, en la también Son alegres como criaturas terrestres. y último de la primera edición de la Acadedialéctica y el casuismo. Las de Galdós, en Os están diciendo, en fin, que se ofrecen a la mia, ya sin prólogo de D. Marcelino. la alucinación y en la prédica. Más que es- vida, sin perder su alto sentido de antigüedad Constanza Dávalos y su sobrina y tocaya, cuela de caracteres, viva y vivaz, son un mu- trascendental. k con quien muchas veces es confundida, brisco le figuras con miriñaque y polisón. esllan eivotrO S horizontes más claros, más lupectadoras, más que actoi B, La única ingeminosos, más equilibrados, más señoriles, mas nua auténtica, genuina, soberana en la escee n a nrtpnía, con las Madonas del pintar de na española, es la doña Inés, de Zorrilla, existe una pi liíjí) S iB. 1 bella Feri oni- era, que no es cuyo pudor, candido, tímido, es talismán conJÉte, ni Ejército qíiáW fuárda de tííorfa orer maestro, y sí del discípulo, tra el Tiempo y la. Fortuna, y cuyo amor, más fuerte que la muerte, principio y fin de la y üií pueblo que la asiste. j Juan Antonio Boltraffio, de Milán. ingenuidad. (Palabras (le Franco en el Monasterio de Luis ARAUJO- COSTA CRISTÓBAL D E CASTRO Montserrat. E LAS CR 1 PT 0 MER 1 AS LA DUQUE A D E LA ESCUELA DE LAS INGENUAS DEL 1 APON AMALF 1 L afán de romper la monotonía teatral ABC E DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS g íl? Q

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