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ABC MADRID 23-10-1941 página 3
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ABC MADRID 23-10-1941 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRADO DE INFORMACIÓN GENERAL. 25 CÉNTIMOS Jé l CERVANTES Y F E R NANDO Vil UY lejos estaba yo de presumir que m ¡crónica precedente, Cervantes y Alcalá de Henares, había de engendrar mi sinfín de consultas y de cartas. Y en tres direcciones distintas, para mayor asombro: Quiénes, inquiriendo noticias de Alcalá, quiénes de. Cervantes y las casas en que viviera, quiénes de Fernando VIL Levanta alegra él ánimo pensar cuánto están creciendo las letras en España y qué interés despiertan los estudios históricos. Hace poco tiempo importaba a las gentes un ardite conocer Gompluto, indagar los domicilios de. Cervantes, ni menos rastrear pormenores sobre la vida de Fernando VII, tan necesitada, como otras muchas, de una revisión impar cial. En términos generales, casi toda la Historia de España, adulterada por extranjeros, necesita de esa revisión; y en varios puntos, para hallar la verdad, es menester primero hacer tabla rasa de obras que pasan por profundas y se alimentan de lugares comunes, falsedades y leyendas, pérfidamente inventadas contra nuestro prestigio. Lástima no es cribir otra España defendida, continuando el esbozo del inmortal Quevedo, y volver a apostrofar, como éste, a los denegadores. de nuestras glorias: ¿Qué cosa nació, en España buena a ojos de otras naciones, ni qué crió Dios en ella que a ellas les pareciese obra de sus ulanos? Por, fortuna, alborea un verdadero renacimiento, y tiene razón el Caudillo cuando hablaba el otro día, ante el Consejo de la Hispanidad, del resurgir intelectual de nuestra Patria, demostrado en estos últimos tiempos por la profusión de publicaciones científicas y culturales, que supera en mucho a las de los mejores tiempos de nuestra Historia No puedo contestar a todos los- extremos de las cartas y consultas de mis comiriMicantes. Primeramente, el espacio lo imposibilita; y, por otra parte, repito que no revelaré aquí ningún documento cervantino inédito. Aguar, den los impacientes mi obra. Hay cervantistas, hay cervantófilos y hay cervantómanos, con su aditamento de cervantófobos. Uno me escribe que Cervantes no ha existido jamás. Otro me apremia a que le diga ¡como si fuese cosa fácil! quién fue Avellaneda Otros sugieren temas esotéricos, y algunos, exotéricos. Respondamos a lo que debe contestarse; Subsanemos primeramente una errata desligada en mi crónica anterior: la Topographia c historia general de Argel de- 1 P Haedo apareció en Valladolid en 1612 y no en 1611. Respecto de la Historia de la ciudad ¡e Cóur plnto de don Miguel de Portilla y Esquive! será inútil que la busquen por las librerías mis comunicantes. Comenzó a escribirse en 51710. El primer tomo salió de molde en 1725. La tirada fue corta. De suerte que sólo sV hallan hoy ejemplares en las grandes bibliotecas. Y habrá de leerse con prevención en la parte antigua, pues, desgraciadamente, acepta los falsos cronicones. Contestaré ahora a mi comunicante principal, don Fidel Pérez Minguez, que trabajó mucho, a las órdenes del señor Rodríguez. Marín, en 1916, con motivo de la celebración, malograda, del tercer centenario de la muerte del Regocijo de las- Musas, y es autor de dos folletos, rotulados La casa de Cervantes en Valladolid, ambos muy bien escritos, aunque algunas de sus manifestaciones, corrió la de- haber morado allí Cervantes en 1602 y compuesto en dicha ciudad la orimera pa rte del DO DE INFORMACIÓN GEN EÍR AL. 25 CÉNTIMOS J l? Quijote y aun La Gitaniüa, no están proba- entendidos ejecutores. Reedificada por su duedas. Ppr el contrario, de mis investigaciones ño la finca, colocóse aquella lápida e p i de se deduce que Cervantes, luego de su larga junio del mismo año de 1833; pero sé coíoc ó residencia en Sevilla y de su estancia én otros (y sigue colocada) mal. Porque la Casa en sitios, no. apareció en Valladolid. (que había que murió Cervantes tenía la entrada por la. de servirle de cárcel, como á su padre y abue- calle dei León, y no por la de Francos. Asilo) hasta 1604. En cuanto a La Gitanilla, a mismo, al año siguiente; cometióse otro error, excepción de cierto romance, se compuso po- al denominar a esta última calle, de Cervantes. La que debiera llevar su nombre es la. sitivamente en Madrid, León, pues á ella casa, El señor Pérez Minguez, interesado (qui- del que finó, propiedad correspondía la licenen del conquense zá con miras biográficas) por la figura de ciado Francisco Martínez, que también, vi vía Fernando VII, desea saber de dónde infiero allí. Y pues en la calle de Francos falleció yo que el discutido Rey intentó comprar la Lope de Vega, a éste merecía estar consa casa mortuoria de Cervantes. Esto me da grada, en vez de a Cervantes. Pero (injerentema para alargar todavía un poco la inter- cias del descuido) a la- de Cantarranas es vención de aquel Monarca en las cosas cer- a la que se rotuló de: Lope de Vega, calle, vantinas, solamente diseñada en mi prece- precisamente, donde radica el convento en dente trabajo. Mis fuentes son (y puede con- que rebosan las cenizas del gran Miguel, sultarlas el señor Pérez Minguez) Mesonero Estos yerros, fáciles de subsanar cualquier Romanos, Jerónimo Moran, y Emilio Cotarelo, principalmente. En efecto, las constantes día, no son, con todo, de gran iiionta. Aquequejas de los biógrafos de Cervantes 1 en el llas calles, barrio de las Musas, centró de escritores igualmente siglo pasado, de que Madrid no honrara la en espíritu y artistas, ypertenecen J unto a la al Manco al Fénix: memoria del genio con algún monumento pú- puerta de Miguel estaba él Mentidcró. de blico, movieron a El Curioso Parlante a re- representantes, y Miguel mismo había vivido, cordar deuda tan grata. Era a mediados de poco tiempo, atrás, en a propia calle de Franabril de 1833 y la casa en que murió Cer- cos, enfrente de Castillo, panadero de la vantes en la calle 1 el León, esquí) a a la de- corte reza un documento; y en la de. las Francos (identificada por Pellicer) ya re- Huertas, y en la de la Magdalena. Respecto construida y reformada varias, vec s durante del Fénix, solía decirmisa en- la de Cantalos siglos XVII y xviii, estaba demoliéndose. rranas: én las, -Trinitarias, en el convento Con este motivo y aprovechando la fecha del donde profesó su hija Marcela. Y no lejos aniversario, El Curioso Parlante publicó el de allí vivía el imán de su corazón, doña día 23 un bello artículo en La Revista Españo- Marta de Nevares Santoyo, en la del ¡Inla. Renovaba los lamentos de los amantes de fante. las letras y dolíase de que ningún monumenNo acabó, como decimos, el amor de Ferto se alzara en memoria del autor del Qui- nando VII por el sin par Miguel en. el in (jote; antes su casa veníase abajo. Unidas tento de comprar la casa y en la colocación estas circunstancias de oportunidad (escribe de la piedra. Sigamos leyendo a Moran: Una Moran) a la belleza del artículo, hubo éste vez preocupado el rey don Fernando. VII ¿011 de llamar la atención del Rey don Fernán? la idea de. los honores que su Patria debía dq VII, excitando vivamente a la par el pa- al gran Cervantes, mandó, poco antes de su triotismo del espléndido comisario de Cruza fallecimiento, a su escultor de cámara, D. Anda, don Manuel Fernández Várela, quien ter- tonio Sola, director de los pensionados esció eficazmente en tan propicia coyuntura, pañoles en Roma para. el. estudio de las besiempre dispuesto a facilitar los fondos que ilas artes, que modelase una estatua de aquel se hallaban bajo su dirección para el mayor genio para su conveniente colocación en la brillo de las artes. Consecuencia de todo esto plazuela de Santa Catalina, llamada hoy. de fue que Su Majestel el Rey dispusiese la ad- ías Cortes. Dos años más tarde, cuando una quisición de la finca para que fuese reedificada lucha civil a- soladora. parecía tener el triste y consagrada en seguida a algún estableci- privilegio de reconcentrar sobre sí la atérw miento literario. Desgraciadamente, las dili- ción toda de los españoles, lució un día én gencias que se practicaron, con tan laudable qu- e, dando tregua a la encrudecida pasión fin no dieron el resultado apetecido, por ha- política, el pueblo de. la corte acudió en masa berse, opuesto el dueño del edificio a su ena- a saludar con entusiasta regocijo á Miguel de jenación pero si por una parte quiso el Mo- Cervantes en la esbelta figura, que lo Nrepre narca que se respetara la propiedad particu- sentaba lar, dispuso por otra, en real orden de 4 de Cómo surgió la idea de este- monumento mayo siguiente, refrendada por el conde de y el modo de llevarla a cabo, se fija exactaOfalia; ministro ele Fomento general del Rei- mente en un artículo de don Javier de Lono, que. la- fachada de la referida casa (pa- sada (rectificación a, ciertos errores de don labrasv textuales de la real disposición) y en Eugenio de Ochoa) dirigido a los redactores el pa rajc iüe pareciese más- a propósito, se de El Artista y publicado en 183: en él colocara el busto de Miguel de Cervantes, de tomo II de este periódico. Según Losada, el que estaba encargado D. Esteban de Agreda, duque de Sari Fernando, al traer Sola a Ma director de la Real Academia. de San Fernan- drid el. grupo de Daoiz y Velarde, le instó do, con una lápida de mármol y la. corres- a no volver a Roma sin llevar el 1 encargo de pondienteinscripción- en letras de; bronce la estatua de Cervantes, de que ya el, es (Jerónimo Moran. Vida de Cervantes, Ma- cultor le había hablado en la Ciudad Eterna drid, 1863, pág. 308. en 1825. A este fin (añade Losada) trató La anécdota del propietario, relatada en el duque de pedir penrfiso a, Su Majestad varios periódicos, es. recogida así ppi Cota- para abrir una suscripción entre la grandeza relo eii sus Efemérides cervantinas, -página qué llenase aquel objeto, y se presentó al 278. El rey quiso también adquirir la finca efecto al señor don Fernando VII, contespara conservarla lo mejor posible; pero el tándole S. M. que él mismo la mandaría ha dueño se negó a cederla, diciendo que: sabía cer a su nombre que en aquella casa había vivido Don QuiEn resumen, no. se puede poner eii duda jote, de que él también era apasionado que Fernando VII era un apasionado inconLa admiración, pues, de Fernando V i l por dicional de Cervantes. Quien- -no lo- creyere, Cervantes (que no acabó aquí) resalta patente. rebata los testimonios aducidos. Sólo cine sus buenos propósitos merecían más. Luis ASTRANA MARÍN M

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