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ABC MADRID 10-09-1941 página 3
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ABC MADRID 10-09-1941 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRÍDDIA 10 DE SEPTIEMBRE Í 94I NUMERO SUELTO 25 CENTS. l DIARIO ILUSTRADO. AÑO TRIGÉS I M O CU A R T O tra España, hacia Ja planicie central; E han cumplido ciento treinta años- r- 8 de cambios. El tiempo pasa sobre ellos al septiembre de I8.I T- -de la fecha en que mismo tiempo que sobre las cosas, y apenas ante nuestros ojos se tendía el valle que cruluego, -entre las brumas las tropas francesas que invadieron a pueden establecer una coordenada para deter- za el Henares, y se decoloraban y hacíande la sol, imminar el valor exacto del pasado. Hay hom- mañana sin lejanías, spbre las que se recorta España perpetraron el hecho vandálico de saprecisas las bres en los pueblos y pequeñas ciudades que la silueta menuda de Guacíala jara. Todos estos quear, el Archivo de Simancas. Ha sido nelio se movieron nunca de allí, y que se haii ido campos y esos edificios distantes estaban gra- cesario todo ese largo espacio de tiempo, lasquedando solos. De su época, de su buena épo- nados de nuestros recuerdos, y a la, mente, y hondas convulsiones que han agitado a nuesca, desapareció todo v el mundo. Su. casa, antes a las palabras acudían rasgos y roitros rtiás tro país y al de Francia, un cambio profundo ruidosa y alegre, parece ahora un cementerio; esfumados aún en el tiempo qu ¿esas manchas en las trayectorias políticas, de ambas nacioen el Casino se acercan paso a paso a esta del paisaje en la niebla matutina. nes para que. la documentación puesta en semesa donde juegan, a esta tertulia, a este balcpn, ¿Recuerda usted... Por aquellos días... cuestro volviera a los estantes de donde fue que da a la calle, y por el que los socios at- isEste era el refrán y el introito de nuestro robada, acaso más que por otra causa por ser la ban furtivamente la vida de la ciudad, y son discurso; pero, al fin, mi amigo sonrió tristecomo espectros a Tos que nadie mira, ni inte- mente al hacer el resumen de todo el diálogo prueba escrita y palpitante de una historia, gloriosa por el heroísmo, de sus armas y la prorroga, ni- sonríe! Son los supervivientes de- -Nuestra generación no ha sido ambiciosa. cer inteligencia de sus hombres. lili tiempo ido, que no. volverá nunca más Hoy recuerdo ese paisaje, y charla de ta Pero, cgn todo, estos hombres no se dan una piz viejo ante esa muchachiía que me revuelEl Archivo de 1 Simancas, despojado en parcuenta exacta de que el tiempo ha pasado. El ve los libros. Toma uno, despliega el vuelo te de cuanto acreditaba afanes españoles, es clima, el espacio, el color, la forma de las raudo de las hojas, y lo vuelve a dejar, des- el signo de que la rapacidad iba de la misma cosas... han inmovilizado sus vidas, y apenas encantada. i manera a lo material. que a lo moral. La resse percatan de que tocio aquello se les va ya- ¿Qué busca usted? -le pregunto. titución de los documentos que fueron sustraíde las manos, y de que el tiempo les empuja- -Una novela de aventuras... ¿sabe? A mí, dos del Archivo de. Simancas es signo que hala novela de matiz de Conflicto sentimental... bla ahora, no sólo de haber sido llevada a cabo irremediablemente a la muerte. En realidad, los resortes de la nostalgia los- -ry. no termina la frase, sino que la corta, in- una aspiración justa, que únicamente el aban- mueve la ausencia. Hay que marcharse y que capaz de. encontrar un adjetivo más claró y dono de una política inhibida de cuanto revolver para sentir e sa inefable emoción del justo que su mohín de burla. presentaba afirmaciones históricas, retrasó esos tiempp, que, súbitamente, nos sitúa en un pa- ¡Nuestra generación no ha sido ambi- ciento treinta años, sino del afianzamiento de sado r e m o t o Entonces advertimos lo que ciosa! -murmuro yo ahora; pero ella no me la personalidad, española mediante la regulasigue está todavía y lo que se ha ido, y, más que esto, entiende ylibro. dando vuelo y aire a las ho- ción ordenada del pasado, para que sea projas de un 1 cómo las cosas que, subsisten han ido tomando Nos esfuerzo que por riesese color de tiempo, que de modo tan evidente go la asustaba, más porencontrá bamos mayor yección en el porvenir... Muchos, muchos documentos que afectaban descubrimos en los museos. Es triste marchar- deleite aventura viva, y en el remanso literario de la Lección se para volver, pero quizá no hay en la vida de amor en un parque que en los Mosquete- a la vida interna de la nación, que eran como humana un estímulo tan 1 penetrante para darse ros, solaz dej siglo anterior. No éramos de la red nerviosa de todo el pretérito de, Escuenta de lo efímero. Advertimos entonces que más sentado juicio, sino que caíamos en exce- paña, fueron llevados a Francia. Entre ellos no es que nosotros hayamos cambiadores que sos, -incomprensibles por inútiles para, los que- -por fortuna, parece que ahora ha sido rescasomos diferentes. Que aquel hombre qué vivió ahora se enfrentan con la vida y la encauzan tado- el testamento de Carlos II, que al- rea allí con sus afanes, sus pasiones, sus, traba- por horas nuevas. No éramos más serios y éra- lizarse el expolio fue buscado con afán y ios, sus ideas... mur; ó, y ha surgido otro hom- mos más tristes; no éramos más alegres y guardado con esmero. ¿Por qué causa? En él bre que lleva sobre sí los recuerdos del muer- éramos más ruidosos esta guerra nuestra y la estaba la síntesis jurídica, mediante la- cual to. Nuestra casa ha permanecido cerrada mu- que hoy coamueve los cimientos del mundo la herencia de los Austrias pasó al nieto de chos años, y todo en ella nos áspera inmóvil, han sido como aquella espina- de roca y jara Luis XIV, el duque de Anjou, segundo hijo del en su lugar, donde siempre estuvo, pero nues- que divide dos vertientes, y parece que nunca tro tiempo se fue definitivamente de ella. Tra- una generación estuvo tan distante de la otra Delfín. Ese documento es la expresión clara y viva de la legitimidad de. un derecho, que tamos de revivir la infancia, la mocedad, la que había de seguirla por la vida. juventud... esfuerzo inútil: las cosas ya no Sin- duda, todas las generaciones, cuando después de más de un siglo pretendían no resirven para vivjr, sino para evocar. Salimos han llegado a girar alrededor de este mal en- conocer- unos franceses de aventura. Lá cona la calle y las gentes no nos conocen. De pron- grasado eje del medio siglo, habrán empezado ciencia llena de escrúpulos det quien reinato, surge un contemporáneo, el hombre que no a creerse apartadas de los hombres que daban ba, aunque fuese una sombra, ¿se había se movió, y le ocurre lo mismo que a. los ob- sus pasos primeros; pero yo estoy seguro de de someter a nada que a la conciencia rejetos de nuestra casa: que no nos sirve para que en ningún momento ha sufrido el mundo pugnara en ese momento en que se iba a envivir, sino para recordar. Este hombre se obs- tan. honda transformación como. en nuestros frentar con la tínica verdad de lá vida: la tina en convencernos de que nuestros tiempos días. Conocimos la diligencia cascabelera arras- muerte; No. Portoea rrero, Harcpurt f el mareran mejores. Yo no voy a los toros- -nó ¡írajidp nubes de- polvo sobre alguna- ¿de las vie- qués dé Villaf ranea, e l conde de. -Sárii Esteban, dice- ya no hay toros, ni toreros. Para esté. 4 fa -rutando España, y hemos rasgado después el duque de ÍMedinasidonia, cuantos nobles hombre ya no existe nada. Y, sin embargo, 6 s; pelos sobre la flecha de un avión; ante acompañaron en sus dudas y vacilaciones a niño han nada para él se ha movido; le vemos así corno k e- ftíOs sentidos degramófono, parpadeado el aquel ser atormentado por el deseo de acertar, fí ¿ry, t 3 ítaítiii (deó el y nuestro codentro del torbellino de su tiempo, sin poder rázo ní. maduro, ha sido atormentado por dolores, no se recataron. lo. más mínimo para proclasalir de él, pero- aún con los anhelos, las ilu- de los quedóos sonreíamos por increíbles al en- mar de qué manera el documento regio fue siones y el apasionamiento de su juventud. contrar relatos iguales en los libros. otorgado, en qué sentido levantaron- su voz los ¿Usted recuerda cómo estaba este paseo el Es seguro que nunca un instante de trans- Consejos, cómo se pronunciaron juristas y teó- primer día de feria? Pero se fueron ustedes a otros sitios, se fueron cerrando casas, y aquí formación más afilado ha podido apartar tan logos de Madrid y de Roma. Pero los franrotundamente dos tiempos inmediatos, ni dos ceses de- la revolución y de la guillotina, por no queda nad; e que merezca la pena. generaciones se han podido amar tan entraña- Vuelto a mi casa, mientras las gentes van a blemente con gustos tan dispares. Y parece que: lo mismo que su poder era ilegal, se imagínalos toros, cojo un libro de aquellos tiempos. en rúe cataclismo, como en aquel descenso ban, con. placer morboso, que- todos. los podePor el balcón entreabierto descubro las fron- brusco desde la arista que separa las vertíeh res- descansaban sübrc lamentables ilegalidades. das del jardín. Hay un silencio profundo, tes, se han revuelto los equipajes y los seii. t i Ese documento, página firme de la Historia h) tfijaijite, que vichtj del campo, dando un mientos. y son los más jóveifes los que M española ha vuelto a Simancas al lado dé otros v rodeó para no penetrar cu 1. a pjaza. de to- protegen contra nuestra espiritualidad trasno- muchds quQ- fueron sustraídos hace ciento tfeinros. El sol va bajando sus tójios, sin fuer- chada y nos defienden contra la dificultad de ta añ s ¡it- Se ¡h ¿necesitado el fruto de la. fonza para penetrar en, las penumbras, y, a las hora? No hemos sido ambiciosos y cHos vtifSiíffiT iÍffida fn ambos pne Mns para que en esta luz, voy viendo sobre las- efeas, y solwe lo soíi por nosotros y por ellos y, encogién- Francia se tuVierala idea del deber y porvparlas páginas le ¡libro, el color deP tiempo, ese dose d homaros; nuite el. matizÉ y Ja. gama, bus- te de España se solicitara aquello a- lo qtie se color que los álamos toman a la orilla del rio, can, para su recreó, la aventm a escnta, porque tenía derecho. en el otoño, mientras ven imperturbables pasar ellos viven la más- dura y gloriosa de todos los tiempos. a su lado la corriente. L EL COLORDEL TJEMPO DOS GENERACIONES LOS DOCUMENTOS L tren se precipitaba, desde la espina doros liombres que permanecen fijos en un DE SIMANCAS sal que divide las dos vertientes de nueslugar iro pueden darse cuenta de los E S ir. ¡M- MIT MAJUANO TOMAS. 11; PE

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