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ABC MADRID 02-04-1940 página 18
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ABC MADRID 02-04-1940 página 18

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC, MARTES 2 BE ABRIL DE 1940. EDICIQX DE LA MAÑAXA. PAG. 18. conserve para e, ontinua, r en la obra de reconstrucción de nuestra Patria, y creemos que Vuecencia es el único hombre, Caudi- lio militar y Caudillo civil, que hay en Es- paña, y po r el cual estamos todos dispues- 1 tos a dar nuestra vida. ¡Viva, España! ¡Viva nuestro Caudillo! Los vivas son contestados clamorosamente por todos los presentes. Hecho el silencio, el Caudillo habla: molestarse, pueden ver r eílejado en el cristal cuanto ocurre en la; calzada, aunque ellos cstér? situadcs en las últimas filas. Aspecto fantástico de los tejados Los tejados de las casas enclavadas á lo largo del trayecto que habían de recorrer- las fuerzas del Ejército nacional ofrecían un aspecto fantástico. Tal era- la enorme cantidad de gente que en ellos se acomodó para presenciar el desfile militar. Y resultaba curiosísimo ver cómo alzaban el brazo, que quedaba recortado en el firmamento, al sonar los Himnos del Movimiento. En definitiva, el pueblo de Madrid no escatimó medios y sorteó cuantos obstáculos materiales lo dificultaban, para tomar parte en el fervoroso, entusiasta e indescriptible homenaje que en el día de ayer, de la Victoria, se tributaba a sus liberadores. Especiales para cierres de solares, columnas de hierro fundido 7 metros y diversos materiales de construccion. de ocasión. Informarán: Teléfono 23002. VIGAS U ADQRAOOl SOMBREROS ElEGANIES P I S A O, 4. TELEFONO 14326 da. El Jefe del Estado estrechó la mano, en el propio zaguán, de Capitanía, a los generales Sáenz de Buruaga, Borbón, Rad 4, Sánchez Gutiérrez, Pruneda, Mil lán- Astray, Farinós, Ruiz del Portal, Ponte, Fernández Pérez, Valdés CabaniUas, Alvarez Arenas, Cebrián, Lla- nderas, Gallego, Urrutia, Cánovas, Gete, Barrón, Soiáns, C- r- v ga y Lafuente Baleztena. Asimismo, saludó a los ministros del Aire, general Yagüe; coronel Beigbeder, ministro de Relaciones Exteriores, y ministro de Industria y Comercio, teniente coronel señor Alarcón de la Lastra. Acto seguido, el Generalísimo subió a los sa. lones del piso principal entre una calle abierta por el brazo en alto de gran- número de jefes y oficiales, que llenaban rpor completo todos los salones. Al llegar al despacho del general gobernador, el general Saliquet dirigió al Caudillo la, siguiente salutación: Excelencia: Como jefe, del Cuerpo- dé Ejército dej Guadarrama, en nombre de todos los generales, jefes y oficiales, aquí presentes y los ausentes, os dirijo un saludo cordial por la honra que nos concedéis al venir a- nuestra casa, para decir a Vuecencia que todo el Ejército de España está a, vuestro lado: que Vuecencia puede contar con nuestra absoluta lealtad y adhesión y con nuestro cariño. Pedimos a Dios que o Brillantísima recepción en Capitanía general Discursos del general Saliquet y delCau, dillo El Jefe del Estado, terminado el gran dioso desfile, se trasladó a Capitanía general. Ki qué decir tiene que en todas las calles del trayecto la muchedumbre vitoreó entusiásticamente al Caudillo, sacando los pañuelos a su paso. El aspecto era francamente magnífico. En Capitanía general, a. la entrada, hallábase formada una compañía de Infantería dei regimiento número 1, con banaera y música, que rindió honores a la llegada del Generalísimo, interpretando el Himno nacional. Desde los balcones, completamente atestados de público, fue objeto, al entrar en el edificio, de una calurosísima ovación. A la derecha de la compañía de Infantería, se, situó la Guardia mora. El Caudillo entró en Capitanía a las dos menos diez minutos de la tarde Le acompañaba, e! general Várela. En la puerta principal fue recibido por el general Saliquet, que le dio la bienveni- Comenzó diciendo que había escuchado con honda emoción las palabras del general SaliqueJ, preñadas de lealtad y afecto. A ello correspondía con los sentimientos más profundos de su corazón. Este momento le recuerda aquellos otros en que se reunía la colectividad castrense para alzar su copa por la grandeza de España. Vosotros sufristeis un estado de decadencia, en el que había que ir a las páginas gloriosas de nuestra Historia y remontarnos muy atrás para encentrar victorias y glorias. Había que luchar por volver a nuestros esplendores, donde conservábamos incólume y potente nuestro amor a la Patria. Y fueron en nuestros hogares cristianos, ejemplo vivo donde se conservó la semilla del heroísmo. Había de llegar nuestro momento y llegó. Luchamos y vencimos. Y llegó este primer aniversario de nuestra victoria. ¡Ya existe España! ¡Y habla fuerte al mundo! y frente a esto, que es la gloria renovada, se alzaron nuestros enemigos de siempre. El Generalísimo siguió diciendo que para conservarla y engrandecerla pedía la misma fe en la lucha que la que se puso en la victoria. Para llegar laxante que educa el intestino.

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