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ABC MADRID 21-12-1939 página 9
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ABC MADRID 21-12-1939 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C. JUEVES 21 B E DICIEMBRE DE 1939. EDICIÓN DE XA MASANA. I AG. 9. EN LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA EL CAUDILLO PRESIDIÓ AYER LA SOLEMNE RECEPCIÓN DEL INSIGNE POETA PEMÁN La presencia del Jefe del Estado en el solemne acto celebrado ayer en la Academia Española, ofrece la alta significación de todo el impulso que la Cruzada nacional dio a los valores eternos de la cultura. A la hora de la paz, las más relevantes instituciones que representan las fuersas espirituales del país, se disponen a normalizar su trabajo, adoptando la fórmula de continuidad que tantas veces como se ha interrumpido en nuestra historia, en los momentos críticos, ha encontrado el impulso restaurador. En el curso de la guerra, todos los resortes que afectaban a ía mejor tradición de nuestra cultura, funcionaron a la par que las armas. Frente- a la horda que saqueaba, destruía- e incendiaba, en la misma línea de avance, estaban los hombres que recuperaban, restauraban y reconstruían. En el acto de ayer, las más altas jerarquías del Estado hicieron honor a, estos nobles estímulos, y las más singnificadas representaciones del estudio, de la investigación y del arte sintieron cerca de ellas el aliento del conductor de la victoria, ffic a la hora de la paz gustaba presidir y estimular con SIL presencia las tareas de los hombres de estudio. La llegada del Caudillo A las cinco y media de la tarde hizo su entrada en la Aca. demia el Jefe del Estado, siendo recibido por los miembros del Gobierno y la Junta rectora de la Academia, integrada por el secretario de la Corporación, Sr. Casares; el obispo de MadridAlcalá, doctor Eijo; el Sr. Amezúa y don Rica. rd o León. El Sr. Rodríguez Marra le aguardó en el vestíbulo en atención a su estado delicado de salud, y allí, al encontrarse con el Generalísimo, Su Excelencia se congratuló de saludar a tan preclaro hombre de letras, interesándose por las vicisitudes que atravesó durante la dominación roja. También cea el Sr. Casares conversó sobre este. extremo, diciéndole que había tenido diversas versiones- de la suerte que pudo correr. Acompañaban a Su Excelencia los genera. les Saliquet y Moseardó y el jefe de su Casa Civil, Sr. Muñoz Aguilar. El Jefe del Estado entró a s la Academia por la puerta de. honor, que se abría por primera vez después del año 1928, en que D. Alfonso acudió al edificio para presidir, con el genera, l Primo de Rivera, la sesión conmemorativa del Centenario de Cá novas. Al aparecer el Caudillo en el salón de actos, los académicos, autoridades y el público se pusieron en pie. Pasó a ocupar la presidencia, sentándose a su derecha, el ministro de Educación Nacional, el obispo de Madrid- Alcalá y el Sr. Amezúa, y a su izquierda tomaron asiento los Sres. Casares y Rodríguez Marín. En otros sitios tomaron asie nto los restantes académicos. Antes del seto. Llegada de los miembros del Gobierno y Cuerpo diplomático Brillantísima resultó en extremo la recepción académica celebrada ayer tarde en la Real Academia Española, con motivo del ingreso en la misma del ilustre poeta 15. José María Pemán. Presidió la solemne ceremonia el Jefe- del Estado, con lo cual realzó más el esplendor del acto. Poco después de las cuatro comenzaron llegar a la Academia Española infinidad de personalidades e invitados. Muy pronto quedó lleno el salón de actos, en el que se veían muchas señoras y señoritas. El Cuerpo Diplomático tenía una representación brillantísima. Hallábanse, entre otros, el Nuncio de Su Santidad, monseñor Cicogna i; los embajadores de Italia, Alemania, Estados Unidos, China, Japón; ministros de Rumania, Suiza, Polonia, Noruega, Sueeia, Grecia, Dinamarca, El Salvador, Paraguay, Yugoslavia, Chile, Perú y Finlandia. El Gobierno español estaba representado por los ministros de Asuntos Exteriores, señor Beigbeder; Justicia, D. Esteban Bilbao; Marina, vicealmirante, Moreno; Educación Nacional, Sr. Ibáñez Martín; Aire, general Yagüe; Industria, Sr. Alarcón de la ¿asirá, y Obras Públicas, Sr. Peña. También estaba presente el ministro sin cartera, Sr. Sánchez Mazas. Entre presidentes de academia y académicos qeu acudieron a la recepción del señor Pemán, recordamos a D. Antonio Goiepechea, marqués de Lema, vizconde de Éza, Llanos y Torriglia, señores Royo Villanova, Cotarelo Valledor, Marceliano Santa María, Gascón y Marín, Castañeda, Machado, Alcázar, Sainz Rodríguez, Artigas, Rodríguez Marín, Casares, Marquina, Marín Lázaro, Argente; Gullón, Ámézua, Benlliure, Ricardo León; conde de Romanones, Fernández Floren, marqués de Rafal, Elias Tormo, Mariscal, Pío Zavala. Igualmente concurrieron a la ceremonia el gobernador militar, de Madrid, general Sáenz de Buruaga; el obispo de la diócesis, doctor Eijo; el polígrafo peruano, Sr. Riva- Agüero; don Eugenio d Ors, ex embajador de la Argentina, Sr. García Mansilla; consejero nacional de F. E. T. y de las J. O. N. S. y emb ajador de España en Chile, marqués de Luca dé Tena; subsecretario de Prensa y Propaganda, Sr. Alfaro; marqués de Lozoya, Eugenio Montes, Sánchez Puerta, teniente coronel Vigón, Sancho Dávila, don Romualdo de Toledo, barón de las Torres y padre Peyró, Abierta la sesión por el Jefe del Estado, el Sr. Casares explica el motivo de la misma y designa a los Sres. Marquina y Machado para que se trasladen al salón contiguo y recojan al nuevo académico, señor Pemán. Así lo hacen, e inmediatamente pasa a ocupar su asiento el ilustre poeta, quien, con la venia presidencial, leyó su discursó- de ingreso. Empezó con un cariñoso saludo yare, el Caudillo y miembros de la Real Academia. Contestación del P. Riber A continuación hace un caluroso, elogio de Le contesta, en nombre de la Corporala figura de su. antecesor en el sillón, don ción, el académico P. Riber. Emilio Cotarelo, y en seguida desarrolla el En un hermoso discurso hace UTL atinatema de su discurso, cuyo enunciado es El dísimo estudio crítico de la labor literaria, sentido civil en ¡a poesía española del Sr. Pemán en su aspecto poético y deEn bellísimos párrafos de exaltado fervor hombre de fé, y recuerda, que su- nombre se poético analiza la obra de Don Alfonso el dio a conocer en Andalucía el año 22, y Sabio los proverbios del judío Don Sem hoy, se ve consagrado, con todos los mereTob, la poesía de los trovadores, el rimado cimientos. El que pudo alcanzar todas las del canciller Avala, como primeras aportacoronas imaginables prefiere decorarse tan ciones selectas que tratan dé imprimir sensólo con el título de poeta, y en 1933, tido civil a una desbordada corriente naticuando todo hacía presagiar en España la va y nacional. Pero no se logra meter esa brava espontaneidad española en rigideces. formidable tormenta, Ja voz de Pemán se civiles. La hora llega con el Renacimiento. deja oír en todas partes y es el promotor El Renacimiento español, con un perfecto de la, fe; es el general de los predicadores sentido de armonía y equilibrio, imprime de España. Habla a las muchedumbres y sus palabras tienen alcances insospechados. toda la modernidad renacentista en el fondo nativo español, sin asfixiar ni matar a éste. El P. Riber analiza, una por una, las diversas y cnjuncüosas obras de Pemán, y al Santillana es plenamente un intelectual señalar sus innumerables aciertos pone de renacentista sin de jar de ser profundamente relieve que cuenta con todos los mereciespañol. En su Comedíela de Ponza se mientos para e el galardón que en el día de hoy se le otorga. También fue aplaudidísimo. El discurso del Sr. Pemán cuenta ya desde Burgos y Valláidolid, donde él vivía, un suceso mediterráneo. España empieza a sentirse? acia fuera, hacia el mar. El Imperio está cerca, todavía más cerca se siente en él otro sran poeta de l i Corte de Don Juan II, Juan de Mena. Sus audaces neologismos son actos del Imperio, pero la tribu africana que amenaza siempre en el fondo español se resiste. Los Comune ros, alma de caciquillos agrarios se resisten a Carlos V. Los copleros octosilábicos se resisten a los innovado- res del endecasílabo. Pero de momento vence el Imperio. El soneto de Hernando de Acuña, las canciones del divino Herrera, los Sos ciclos de poemas americanos y europeos, son su voz y expresión. Y rápidamente, de los selectos, la conciencia del Imperio pasa a Ja comunidad. El pueblo, para extremar el valor de una cosa, dice que vale un. Perú Para hablar de un gran arrebato, que? e a rm 6 la de San Quintín nuestras batallas, nuestros objetivos europeos o americanos son convertidos en carne de modismo, demostrando así la unánime participación del pueblo en las empresas imperiales. v El Sr. Pemán continúa su magnífico discurso pleno de imágenes bellísimas y de espléndidas concepciones y dice: Luego con Felipe II, el Imiperio se hace ya esfuerzo, voluntad y dirección y, correlativamente, la poesía de expresión civil empieza a y. ser más crítica y cerebral. Tras de hacer una bellísima evocación de la España, del siglo XVII, alude al momento en que de la pequeña y central Nicaragua brota, la voz de Rubén Darío, que, reaccionando en sentido contrario al pesimismo español del 98, dice: Su salutación del Optimista. Todo el programa del futuro renacer hispánico está ahí en estremecida profecía. Es el primer manifiesto de nuestra sa; nta Cruzada, la primera espiga del julio triunfal. Y ahora hemos visto la profecía cumplida. El vigor español ha despertado. Este momento grande ha tenido también su gi- a- a poeta civil. No tiene nombre. Escribió con sangre su verso sobre la tierra, morena. Dio s. u cuerpo al polvo y su nombre al olvido. Vestía uniforme caqui. Era bajo, tostado, enjuto. Llevaba una estrella en el pecho, y un lucero en la frente. La maravillosa y elocuentísima disertación del nuevo académico e ilustre- poeta, señor Pemán, subrayada con frecuentes muestras de aprobación, es premiada, al final, con una merecida y calurosísima ovación. presenta su gran colección- de noche desde el martes, cinco tarde. AVENIDA JOSÉ ANTONIO (antes Peñalver) 12 Seguidamente, el Sr. Pemán se dirige a la presidencia, y, puestos todos en pie, procede el Jefe del Estado a colocarle la medalla de académico. Le estrecha la mano efusivamente y le felicita. El Caudillo dice: Queda proclamado académico el Sr. Pemán. Se levanta la sesión. Suena, en el salón una entusiástica salva de aplausos, y los gritos de ¡Franco, Franco, Franco! acompañan al Caudillo hasta el vestíbulo. Acompañado por los ministros, autoridades académicas, militares y civiles, abandona el edificio, y, al tomar el automóvil, el numerosísimo público, estacionado en las inmediaciones, lo mismo que hizo a la entrada del GcnersUísimo en la Academia, le tributa una cariñosa despedida, El Generalísimo impone la medalla académica ai Sr. Pemán

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