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ABC MADRID 26-08-1939 página 9
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ABC MADRID 26-08-1939 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C SÁBADO 26 DE AGOSTO DE 1939. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 9. UN MENSAJE DE ROOSEYELT A HITLER Daladier critica a Rusia. Enérgica acción del Gobierno francés contra el partido comunista. Discurso de Hess. Tratado anglo- polaco de mutua asistencia. Polonia acepta la propuesta de Roosevelt La paz como fin de la justicia No hace mutilas tíías, cuando aún la tensión internacioaal no era tan crítica, a raíz de constituirse el nuevo Gobierno subrayábamos aquellos enunciados de su declaración que convergían específicamente a los dictados de la paz; Era el impulso reconstructor del Jefe del Estado, que asumía asimismo las funciones de jefe de Gobierno, que llamaba a la voluntad y el entusiasmo de los españoles a colaborar en la empresa de la paz. El tono de esta declaración coincidía asimismo con las manifestaciones que el Caudillo había echo al obispo auxiliar do París: íüiestra mayor proocupación es el trabajo. Tales propósitos no pueden abrigar nunca ni una leve intención belicista. España hizo su guerra, la que tenía ose hacer para salvarse, y la hizo precisamente para conseguir la paz. En la paz y la paz oueremos no sólo para nosotros, sino para el mundo. Tras las palabras elevadas (Je paz del Rey de Bélgica han surgido paternales, justas y ponderadas, las del Sumo Pontífice. Xada está perdido para la paz y todo puede estarlo con la guerra ha dicho el Papa. DGsde su suprema jerarquía espiritual, la voz del Padre Santo ha vibrado en Europa, llegando al fondo de todas las conciencias y con el aliento de la divina inspirador. Es, asimismo, el acento de la justicia. No más que con que los pueblos tengan un sentido estricto de la justicia, la paz del mundo quedaría asegurada. Los españoles, que acabamos de salir de una contienda caí la que se concitaron contra nosotros las más turbias y perversas fuerzas internacionales, quizá por haber vivide esía guerra terrible y tener reciente la sangrienta experiencia, recogemos con el corazón abierto estas palabras confortadoras y deseamos que tengan eco eficaz en aquellos hombres que en los actuales momentos tienen la enorme responsabilidad deja acción y son arbitros piara decidir sobro todos los valores espirituales que durante veinte siglos han creado lo que se llaitna civilización de occidente. Kosctros sabemos que la guerra, en los términos que está preparada, significaría una catastrófica disolución de Europa. Aún aquellos países que consiguieran la más rigurosa neutralidad, no podrían verse libres de las sangrientas salpicaduras. Aún manteniéndose la tensión de los conflictos que impulsan a la acción violenta, hay que reconocer reacciones que abren paso a la esperanza. ítoosevelt se dirige en términos conciliadores a Hitler y al presidente de la, República polaca, y las derechas y el centro de iFranela sc- ialan a Mussolini come el áxbiivo más autorizado para contener la avalancha bélica. Coinciden estos anhelos de paz con medidas de orden interior que el íiobiemo francés ha adoptado centra los comunistas y con el recrudecimiento del terrorismo irlandés en Inglaterra perpetrando en un lugar céntrico de Londres un nuevo atentado. IJCS hechos demuestran hasta, qué punto la posición de la España de Franco fue firme en la guerra, eonm lo está siendo en la paz. Y en qué medida también, en la avanzada de Occidente, nuestro glorioso Ejército dio la batalla a las fuerzas más peligrosas y violentas de Europa. Si España hizo la guerra para conseguir la paz, h r más Que nunca la p; iz representa para los españoles no un camino, sino un punto de llegada. otra índole, me dirijo a usted de nuevo con la esperanza de que la guerra que amenaza y consiguientemente el desastre que acarrearía a todos los pueblos, pueda ser evitada. Preconiza negociaciones germanopolacas, conciliación y arbitraje de neutrales Os suplico, p v- s, y suplico igualmente al presidente de la República do Polonia que los Gobiernos alemán y polaco consienta de común acuerdo, en abstenerse de todo acto d; hostilidad positiva durante un período razonable y se concierten para resolver de común acuerdo todas las divergencias que surjan entre los dos pueblos por cualquiera de los tres métodos siguientes: Primero, por negociaciones directas; segundo, oor la sumisión de las divergencias a un arbitraje imparcial en que puedan poner su confianza las dos partes; tercero, que consientan en la solución de estas diferencias por medio de un procedimiento de conciliación y escojan como conciliadores y mediadotes a ciudadanos de una nación tradicionalmente neutral de Europa o a un ciudadano dé una república americana, ya que estas repúblicas están lejos de las contiendas políticas de Europa. Rechaza métodos de conquista y dominación Dado que Polonia y Alemania son Estados soberanos, se sobreentiende que cualquiera, de los métodos que se adopte, cada una de las dos partes en litigio se comprometerá a respetar completamente la independencia de la otra parte y su integridad territorial. El pueblo de los Estados Unidos es unánime en rechazar los procedimientos de conquistas militares y de dominación Es unánime en rechazar la tesis de que un jefe o un pueblo tenga derecho a caminar hacia sus fines o sus objetivos por medio de una acción que hundiría a millones de personas en la guerra y llevaría el desastre y el dolor a todas las naciones beligerantes y neutrales. Estos fines y estos objetivos, siempre que sean justos y razonables, pueden conseguirse por el procedimiento de las negociaciones pacíficas o con el recurso de uñ arbitraje imparcial Los Estados Unidos, dispuestos a contribuir a la pacificación del mundo Recurro a usted en nombre de los Estados Unidos y creo que también en nombre de las mujeres de todo el mundo que aman la paz para que consintáis en resolver las divergencias que existen entre vuestro pueblo y el polaco por medio de uno de los métodos que he propuesto. No necesito decir que si el Gobierno alemán y el polaco se conciertan para resolver pacíficamente sus diferencias, ti Gobierno americano está. Información telegráfica Roosevelt dirige un mensaje a Hitler La catástrofe parece inminente Washington 25, 2 tarde He aquí el texto del mensaje de Roosevelt a Adolfo Hitler: A su excelencia Adolfo Hitler, Canciller MR. SOOSEVELT del Reich: En un mensaje que os dirigí el 14 de abril manifesté mi confianza en que los jefes de las grandes naciones tuviesen poder para librar a sus pueblos del desastre que los amenazaba; dije que, por lo menos, se cumpliesen inmediatamente todos los esfuerzos posibles, de parte de todos, para encentrar una solución pacífica- y constructiva a todas las cuestiones: pendientes, que- de lo contrario, la crisis en que se debatía el mundo había de terminar en una catástrofe: Hoy la catástrofe parece inminente. No recibí respuesta a nú mensaje de abril, mas como creo- qué la causa de la paz del mundo está por encima de cualquier consideración t de

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