ABC MADRID 22-07-1939 página 21

A B C. SÁBADO 22 DE JULIO. DE 1939. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 2i PARA CONOCIMIENTO DE LOS ESPAÑOLES ÚLTIMAMENTE LIBERADOS E N E L A L C A Z A R T O D O F UE L A PRO VI D E N C I A D E Di O S E (Palabras de Moscardó en el diario El Alcázar 28- X- 1936. ÍLAGRO. TODO. EL SOCORRO DE LA AVIACIÓN La cocina. El molino. La panadería MENSAJES DE FRANCO Este caballero cadete, madrileño, me lleva por los- subterráneos del Alcázar, y me explica la vida de. los defensores. Con el material de la Academia de Inten. pencia se improvisó la cocina para 1.902 raciones. Por dos veces hubo qué cambiar el emplazamiento, porque los proyectiles del 15,5 producían enormes daños. Una vez. cuando se hacía el traslado de los enseres, una granada mató, a cuatrq rancheros. Se condimentaba, el rancho con carne y grasa de caballos y mulos, mezclándose a ella trigo someramente triturado. Había en el Alcázar 400 mulos y 12 caballos, entre ellos uno de concurso, magnífico, que montaba el capitán Silió, s, y que se ha salvado. Cuando llegaron, los libertadores, quedaban cuatro ñiulós 1 y ürí- caballo. El. trigo ha sido la base de la alimenta ción. Se le machacaba para el rancho, con carne de mulo p caballo, y se le hacía bas tísima harina para el pan. El; molino se hizo- utilizando el motor de un. auto y el cíe una moto, jue accionaban los rodillos de una molturadora. La panadería se instaló con un horno de campaña. En los solanos se alineaba el personal defensor. Primeramente y de lo mejor, se sacaban las plazas para enfermos, niños y mujeres. Y todavía los; -sitiados tuvieron la elegancia y el gesto señor de reservar una botella de vino para los primeros que llegaran al Alcázar. Y cuando en las últimas horas de la tarde del domingo llegaban los nuestros a las ruinas, sobre ellas se una botella de Jerez, guardada para aquella hora por los sitiados. (Coii inkación) Y MOLA El 22 de agosto, un avión dejó caer en el Alcázar varios bultos con víveres y los dos siguiciltes documentos, que iban atados con una. cinta- bicolor; por ella se dieron cuenta los sitiados del restablecimiento de la antigua bandera; General jefe del Ejército de África y Sur dc España. A los bravos defensores del Alcázar toledano: -Nos enteramos de- vuestra heroica resistencia y o llevamos un adelanto del auxilio que os vamos a prestar. Pronto llegaremos á ésa. Mientras, resistid a. toda costa, que os iremos llevando los pequeños- socorros que podantes. ¡Viva España! El general) F. Franco Bahamonde. cuando parecía que era llegada la hora del juicio final, en el infernal cataclismo de las dos explosiones, todos a salvo, medio Alcázar cayó sin causar víctimas 5 entre los defensores. Toledo había sido desalojado. El vecindario huyó al campo, y desde mucliO S kilómetros oyeron el espantoso ruido de aquel desgajamiento de sillares, y el sol quedó oscurecido. Una hora de mortal silencio. Se preparó un asalto, y cuando comenzaban los marxistas a escalar las piedras, las piedras se animaron y los fusiles de los defensores, en metódicos y precisos disparos, dieron señales de vida. El ataque quedó rechazado. El día 25, a las cuatro y media de la mañana, cuando nuestras tropas estaban a las puertas de Toledo, fue la segunda voladura, por la parte Noroeste. El embudo que esta explosión produjo tiene cien metros de diámetro y setenta de profundidad. En el patio del convento de Santo Domingo, hundido en el suelo, cuyas piedras partió, está el motor y parte del chassis de un camión, que desde el pie, del Alcázar vino volado por la explosión. Para los que conozcan Toledo y sepan medir distancia y altura, este dato lo dice todo. Dicen que Azaña y Largo Caballero, Prieto y demás miembros del Gobierno, fueron invitados a presenciar la primera voladura y que de Madrid vinieron muchos periodistas con el mismo- objeto. En la voladura segunda, comprendiendo que la terminación de los trabajos de la primera fue advertida evacuando la parte afectada, los sitiados, tuvieron los sitiadores la diabólica idea de dejar funcionando las perforadoras, para confiar a los defensores v sorprenderlos con la explosión. Providencialmente el ardid fue advertido. General jefe del Ejército de África y Sur de España. Un abrazo de este Ejército a los bravos defensores del Alcázar! Nos acercamos a vosotros. Iremos a socorreros. Mientras, resistid. Para ello, os llevaremos pequeños auxilios. Vencidas todas las dificultades, avanzan nuestras columnas, destruyendo resistencias. ¡Viva España! ¡Vivan los bravos defensores del Alcázar! El general, F Franco. 22 deagosto d e 1936. Los enterramientos En la sala de baños, donde los ventanales y las grandes brechas de la artillería de Alijares aseguraban la ventilación, se hacían los enterramientos. Un capitán de Caballería, hombre cuyo jovial carácter se trocó en los días de. asedio, y de la broma y el chiste pasó a los más penosos y caritativos deberes, asumió el papel de sepulturero. De entre los escombros recogía los montones informes de héroes, y llevaba los restos al enterramiento. Eri- los baños y en un gran niáio en la pared reposan para siempre los restos mortales de los que Dios quiso que conocieran antes su gloria que la gloriosa resurrección de España. El 6 de septiembre, muy de madrugada, pasó un trimotor procedente del Ñorte. De los tres bultos que arrojó, sólo pudo recogerse uno, pues los otros dos cayeron junto al teatro Rojas; pero- -y esto era lo que más importaba, para la moral de la tropa- cayeron en la Academia estos dos mensajes Ejército del Norte. Valladolid, 30 de agosto de I936. El general jefe a los bravos defensores del Alcázar de Toledo. Vencemos en todos los frentes y cainiiianws. con paso seguro hacia la victoria. Espero seáis libertados dentro de poco. La, columna Y acfüe va camino de Tahivcrci; la mía, más avanzada, cerca de El Escorial. ¡Viva España! ¡Vivan los- bravos defensores del Alcázar! Un abrazo a iodos, de vuestro general, Emilio Mo! a. Ejercitó del Norte. Valiadolid, 30 de agosto de 1936. El general jefe a los bravos defensores del Alcázar de Toledo. Mi respeto, mi cariño, mi entusiasmo y mi corazón de viejo- infante para los gloriosos defensores de la Cima de la Infantería española. Vuestro general, Emilio Mola. lina brecha y una bandera roja Nos refiere el caballero cadete que los derrumbamiento dejaron al descubierto pasadizos ignorados. La explosión primera abrió una- enorme brecha en el muro del Alcázar, por la parte de la cuesta. Por ella, amparados por la noche, comenzaron a trepar los sitiadores, buscando un lugar desda el que arrojar dinamita y gasolina al interior. A este efecto había preparadas largas mangueras, enchufadas a tanques con presión, de los que se utilizan en los parques ele bomberos de Madrid, y que, llenos de gasolina, fueron llevados a Zocodover. La maniobra fue descubierta. Por un pasadizo secreto que la explosión había dejado al descubierto; avanzaron los sitiados y, colocándose en situación dominante, arrojaron unas granadas de mano contra ellos. Aun hoy se ve el montón informe dé marxistas destrozados en el socavón por donde intentaban penetrar. Una noche escalaron las ruinas unos milicianos, y, amparados por la oscuridad, colocaron sobre las piedras del Alcázar la ban, dera roja. A la mañana se advirtió lo ocurrido, y unos voluntarios, bajo un diluvio de balas, llegaron por entre los escombros, quitaron, la bandera roja y en sü lug- ár pusieron la Bandera de España. 4 La voladuras El día 18 de agosto fue la primera voladura del Alcázar. Hicieron la- mina por la fachada Oeste, por el lado de. la cuesta. ¡Varios días estuvieron funcionando las perforadoras. Hicieron, dos minas. Comenzaron a cargarlas. Tardaron dos oías- cu esta labor. perfectamente, el emplazamiento de la volaDesde dentro, un oficial de Ingenieros sedura. Fueron desalojados los lugares peliguía- atento los trabajos. Se pudo localizar r? sos. Se colocaron señales indicadoras, y iCpntinmrá.