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05/07/1938
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Periódico ABC MADRID 05-07-1938, portada

  • EdiciónABC, MADRID
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o drid, 5 de ¡uHo de 1938 Madrid: un meSj 3,50 pesetas. Provincias: tres meses, 12. América y Portugal: tres meses, 12,50, Extranjero: tres meseSj 30 ptas. ANO XXXIV. HUMERO 10.975. REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN; SERRANO, 61. TELEFONO 51710. APARTADO DE CORREOS NUM. 43 Ó R G A N O DE UNiON REPUBLÍCANA Número suelto, 15- cénfimos LOS CONSEJOS DE DENCIA Y EL DEBER DE LOS CONSEJEROS Sotee ese. verdadero torreiitó de ytunores qué tomando poi tese la nota del GoMerao español en i elación con Sos bombardeos de ciudades abiertas lia iniíiifiado las Oaiicillerfas y las columnas de la Prensa internacional, no Irabiésemos (pierido volver a escriMí Es tema que no debe ser tratado sino con toda clase de precisiones. Y tarea semejatite sólo es accesible para informaciones tle primera mano, o que no se alcanzan, o, de lograrse, imicamente el Gobierno puede fijar la ocasión y la medida en, que sea oportuno atiliyarlas. Na iraMéserüos querido escribir y no Imibiésemos escrito si no nos moviese la conveniencia- -a nuestro Juicio- -de destacar una siiígiiiar derivación del tesna cuya pnMicldad, por otra parte, facilita nuestra tarea. Y, no por quien la descubre, sino por la caliílad y posición de la persona, lo bacenios acudiendo ai, un sensacional articuló que acaba de publicar ínonoieur ÍJCOU en L J Popiilaire de París, en efecto, la nota enviad a París y 3 Jondres por el Gobierno español, el señor Blum asegura, que comprende la indignación qu los españoles debemos sentir contra los que nos vienen liacieiido una guerra Infame, sin perjuicio de. ocultar sus actos detrás de una cortina de precauciones, de conveniencias y de disimulos internacionales. ¡Cómo se comprende- dice -el gesto republieaBo; como se comprende ía necesidad íuriosa de rasgar esa cortina de bipocresías voluntarias, de coger a los verdaderos actores, de enoararse, finalmente, con los verdaderos culpables! Y aun, después de considerar conveniente que lord HaJifas j mon 3l cur Bonnet prodiguen consejos de prudencia a gobernantes que llevan más do veintitrés meses sentanáb plaza de prudentes, añado estas significativas palabaras: jSolaiüeníc baee falta que vean- que vean los Gobiemós de Inglaterra y Francia- -claramente a lo qxie ss obligan por los con sejos que se les atribuyen. Una vez más las democracias occidentales habrán pesado sobre la HepúMica española, esforzándose en romper entre sus manos e arma íerribl que se aprestaba a utilizar. IJa, Gran! pre taña y Franfia deben darse buena cuenta do que, por, éso nilsano, contraen obligaciones nuevas para con los re uMIcano s españoles. ¿Qué obligaciones? Primero, la d actuar con más energía, con más autoridad, con más coiifianisa para poner un tér- mino a, los bombardeos civiles. Y Iwego, no iJifligir un exceso de rigor y de inic iio -proliibirles todos los mee de combatir, en su casa, sobre su propio suelo, a los adversarios que encuentran cara a cara. iJa voluntad de pas, las preocupaciones de Iiumanidad, no deben actuar. exclusivamente contra ellos. Hace ya demasiado- tiempo que- son sus únicas victiMas. Mo creemos necesario añadirle cosnentario alguno a este Juicio de monsieur Blum. Es lástima quQ el Jefe socialista francés no pensase así meses atrás. Aunque para nosotros, para nuestra rasón y 4 para los consejeros, para el deber de los consejeros, no son por ello menos válidas estas razones contundentes. l o seda del Palacio Fonclllon de Hovcm, donde se h a xeunldo el t á rJe COZÍ TOSC íiaclonalg del portido sociolista ironcés. M J SION DE TOULOUS D E LOS v e Sería, rnuy difícil decidir en este momento, entre la meníalidad de míster Chamberlain y la de Benito Mussolini, cuál se muestra más fértil en invenciones extraordinarias. ¿A qué número ascienden ya las recetas ideadas por el primer iriinistro británico para aplicarlas a la infección que provoca en Europa la intervención extranjera en España? ¿Cuántas, destinadas a embrollar el juego con que se encubren sus rnodos imperialistas, han de apuntarse en la cuenta de Mussolini? En el paroxismo de la turbulencia, de la desorientación, del no saber lo que puede ocurrir í- -ada veinticuatro horas, uno y otro- -mister Cliamberlain y Mussolini- -han -dado a luz sus más recientes invenciones. M primero, la Comisión de Toulouse. El segundo, el apartamiento de los voluntarios. Xo nos parece que sea inútil la Comisión de Toulouse. Pero ¿és útil? Estamo. s di. puestos a aceptar que aún haya po r él mundo quien crea que puede s. er objetivo militar taombardeable, por ejemplo, Granollers, la ci- Udad de Alicante o la Gran Vía do Madrid. Y que sea la Comisión de Toulouse quien venga a demostrar irreíuíablcineníe la verdad sobre esta clase de bombardeos. ¿Va a servir ello para algo? Üvl Gobierno inglés tiene en su poder informes transmitidos por sus residentes diplornáticos- -podemos asegurarlo en el caso concreto de Granollers- -que acusan la inexistencia de objetivo militar alguno. El Gobierno inglés acaba de enviar a Salamanca íina nota contra los bombardeos de buques británicos, demostrando con pruebas aducidas por el Control del Comité de Londres que aquellos buques no transportaban mercancía prohibida. Ahora bien, conocida esta experiencia, conocido el carácter puramente informativo que se le otorga a la Comisión de Toulouse, ¿qué consecuencias van a derivarse, de sus informes? Cuando la Comisión co mpruebe y cliga que lia, sido bombai deado un lugar sin objetivos militares, ¿qué piensan hacer os informados? Esta es la cuestióri. Por ahora sólo sabemos, una cosa: que los Estados Unidos no están representados en la Comisión de Toulouse. T que no lo están porque consideraron la obligación atribuíble a ios Gobiernos representados en ella de reprimir los desmanos que fuesen descubiertos y comprobados. Al Gobierno italiano le ha parecido mtíy mal, a pesar de todo, la iniciativa que djó vida a la Comisión de Toulouse. Considera que será un obstáculo puesto en el carmino del Arreglo angloitaliano, cuya vigencia inmediata se desea en Roma, sobre todo cuando Mussolini aca, ba de dar a luz sU; última iniciativa armonizadora ¿Cuál? Convertir la retirada de voluntarios en un inmediato apartamiento de voluntarios extranjeros coiLibatientes en España. El conde Cian. o ha comun eado a lord Perth que, a cambio de la vigencia inmediata del Acuerdo do Konia, Mussolini estaría dispuesto a apartar de los frentes de lucha las fuerzas italianas combatientes en España. Continuarían éstas en la Fe- nínsula hasta que el Plan inglés se ejecutase, pero alejadas de los frentes y sin combatir. El Gobierno inglés ha rechazado la sugerencia. La rechazó al día siguiente de haberse celebrado en los Comunes la última y m á s boirascosa. sesión a que haya tenido que hacer frente el Gobierno Chambérlain. Lo que no sabe nadie todavía es L E A U S por qué siento tantos y tales escozores el Gobierno italiano cuando pone sn sAenclón en la Comisión de Toulcuse. Es posible, sin embargo, que no tardemos en saberlo. J. DE A. E E V I S T á D SIEMPRE IJ I M C E N A U

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