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ABC MADRID 23-10-1937 página 4
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ABC MADRID 23-10-1937 página 4

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C. SÁBADO 23 DE C C i Ü S S E DE 1937. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 4, ubre, les. pu. es, en la. común libertad áe los hombres y los pueblos que la integran y enriquecen. Nuestros eneraisos Iievap en la urente el signo dio la derroto copio fataSiSítíi histérica. Esía es nuestra ie, pero con la fe la, reaJidaíí preñada, do esperanzas y segjzi idades de que por ÍBiptzSso popular, por ibiJasrro de los ideales y por una. dirección Inteligente disponemos y v de xia padero g Ejéseito, destallo ¿e loa inedias necesarios y poseído de rana mpr l que eoiisnzeve y enardece. lisa venceranos. ¡Saina! Soldados del Ejército español carne del paeMo, brazo amiado ¿le la, Xiibertad: salad, sa- lüd. a tptlflia eá ripmlbre de. Catalttfia. Pero importa, ahorrar vidas y sacrificios para ene éstos 110 rayan más allá de lo que Impongan las circ ¡io iíísiietes y el deber; y hay que golpeas- la retaguardia vigorizando SES. yiritid. es, y barriendo hasta, el EescQído (ielas diferencias y disensiones, de maiiera jise- Is traidad gjie salo de los iabíoá. se tenga, ea el corazón y sp practique- e a la oqndiietá. Sólo hay pji cañsmo para conseguir a SKizi gañir ia ár. iej- ra. Tan solo I i a y u n modo de poder vivir coa (Jígiiíclact couio hombre y do abrir el caoce de frituras perspectivas que eleven, y asciendan ej nivel de las clases populares ijao Saii su sangre: A continuación, el doetor Negrríri pronunció sté magnífico discurso: Para hablar a España, a toda España, la mejor tribuna es la que Madrid facilita al 3 pWerno. Él precio que per su heroísmo na ganado Madrid es tan alto, que todo acontecimiento (jas se produaca en la papital nace asistido de un prestigio cierto e invulnerable, JÍ ese mérito se acogen las páíatiras del Gobierno, que. aspiran a resonar en la inteligencia y en la. conciencia dé todos los españoles. Absolutamente de tocios. De todos, nadie se asombre, porque arraiga en nosotros cada ve, z más la ilusión de que buena parte de los que embrazaron las armas contra la República regresaran contritos de su desatentada aventura al comprobar que el despropósito con qus se dejaron alucinar ha sido aprovechado por el egoísmo y ambición de determinados paí 7 ses para destruir la independencia de España y reducirnos a con 3i ei (5 n de c. olp. nia strujabls. Si al cabo del tiempo no liemos despedido esa esperanza es porque nuestrafe en la victoria es lioy m s robusta gue ayer jr será mañana más robusta que hoy. -vencer a los déspotas y derruir las castos. Vencer- y vencer pronto para dedicarnos a la tarea de reconstruir España, ideal conum tai el- aTfn y el abraso- y la- paz cíe la X ahora, mi liomenaje de hoy. Ko a Madtíti, que tanjo lo. merece por su licroísmo insuperable, ni a Kasfesdi- Ia- mártir, iii a Astviriag, eijyo nombre pronuncio con intensa epioclóü; un ísopaeisaje a todos ea el símlboSo de nná mujer santificada: Ja ii adre del héroe. A Jj pofee mnj er. -anónima íic ha saMdp que su Mío, él soldado desconocido, cayó y murió en el frente de batalla. A la mujer míe, ponto fruto de s. u; amor, echó si mundo nh troso de su alma, que íiá paído en el profrando saleo da la tierra. coitio simiente dé carne regada coa sangré y coa lágrimas, jtié lia de fructificar ea el largo, y. enastante- es. fa, e. rzo de la Jfamaéi. dad para que e sol ilumine a todos en una sociedad más jnsta- con ana existencia más bella. rjptoría. ISsamnjer ya no Dora. Se h a secadp las lágrimas, y- sft cuerpo se ¿a er gniáq orgníiosa de si hijo, Ücmisiada por la. fe, y Ija mítádo- al Cielo y os dice, cotóto y, o: espaí 5 óles, a vencer, y a Vence? pronto. ¡Viva la ÍÜSertatí! la colaboración solapada, primero, y a invásiñn cínica, después, de dos naciones extranjeras, qué, con menosprecio y burla 3 e lo estataíaó OT materia internacional, encontraron beneficioso él ensayar la potencia destructora, ffe su material b 6 Hpp sobre las vértebras 3 e nuestra Patria, el adíese trar sus Ejércitos para futut- as campañas proyectadas en otros espejarlos europeos, ¿adeniás, al constituir una hipoteca eh su provecho- sobre las principales fuentes nacionales de la rjqtteía ie España. Discurso del jefe del Nuestra potencialidad bélica Inieia su 5 curva ascendente Pero sépanlo cuantos nie oyen: a pesar de todas las vicisitTÍáes, pese a todas las contrariedades, Qáe. eh esté instante piiédaí) atriünjar naestro espirita, el triunfo es seguro. Jjf) s infortunios, quizá, por teeyitabíes y previstas, no quiebra- 11 ntsestro úlmo, y íHiestja fe no es- ciega. Se fonda la seguridad de Ja vtotoria eii la juecesMad, ane nos Tisprl? a de saltar nnegíra Batriaf y en el conociaijento de nnestras íneráas y Je mieslra potencí d! ad fóélica, que Que los descreídos y los desanima- se epptientiíá en la íasp inicial, fle. sn apenas enrva asoericlaate; asceaSénte cada íustante en dos me oigan: ¡Venceremos! Al abordar la seg- ciláa. cajnpaSa de in- un grado de njayor celeridáí! vierno, urna sola a- Srniacióa esenciai, rati- ContratiensHos, reveses e infortunios nos fleamos: ¡Tenoeremos! Txiiinlárá ía Re- coger flrínés; y serenos. La necesidad del pública; prevalecerá España. T fes sacri- triunfó nos alienta. ÍJa cieiícia t e nuestro S ficios de esta grnerra quo EOS hacen, y de poder nos tranQniliza. JPesj? paira el qTie ía giie nos deíéadeiiiog, no- a parecerán peiinde ppbré, el ine vacile, t o JH importa qtseñe- s para la boeiía ganancia ds haber es él resultado final, 5 sobre él no se admittSrmádp el gran, argaüo do la patria en ten dudas. peligro: sn iisdepesdcncia. Que los iíeseteíEl palique diplomática y la verdad flos y los desaiiliaados iiie oSgaii: ¡Vencéjreip. os! El coste fie la victoria no deipendo trágica taato do Jos dsmás como ds nosotros mismos. Me obligo a declarar qiie ningún pre. Hemos llevado al mundo nuestra reclacio lo repata- mes excesivo, iodos sé nos anmaciññ, y el inundo no ha querido aceptojarán parvos si nos garantizan el bien tarla en sus términos exactos. Xas canciinésillmaMe de reafirmar aiite el nlando llerías han trabajado para reformarla, de nnesíya liíjeríad de espaaoles, para trazar, suerte que lo u e era una dramática apepor caminos de paz, los dcstiEOs 9o nraestea lación a la cppeiencia de todos los países fcación, qüo conoca, por su pasado, ía inani- y de todos los Gobiernos, cargada con los dad de toda viólemela encaminada a. sogritos de Ips centenares á criaturas a quie juzga? su independencia y su libertad. Pero, nes la asrfaeiSn alemana y la artillería itapor? arato qiie se nos antoje el coste, neceliana, precipita a l a mueíte, sa convirtiese sitaremos pagarlo entre todos: con sacrien un problema de especulación en torno ficio Je sus vidas, los soldados; coa aplia la interpreíaeiíiirí de los artículos de un cación en el trabajo, los obreros; con; Ja Pacto. que si en Ginebra son letra muerta aíegre renuncia a teda comodidad, las muen España Son carne asesinada. jeres y Ips niSos. Una, vez más, con finas argucias, -preten En nombre del Gobierno, y fie cara a las den nuestros eítemigos extranjeros engañar el irígenuo eanáor de lag democracias euroverdades de la guerra, no ge pueden decir peas. Buscan una nueva dilación que les palabras engañosas. Tamos a vencer, sí; ¿ero la victoria llegará a nuestras manos facilite realizar sus planes. Ganar units ¡se jamo llegan a manos de los- vencedores to- manas, (juiza unssi Hiesés, discutienáó- eSmo ha de actuar uña comisión que investigue Jaa las victorias que ss dirimen con las lo que pasa de uso y etrd lado, es sieínprs armas: ñúmeda. de sangre y de lágrimas. anar tiempo. Italia, con pérf iSa astucia, Así lo han querido quienes retaron a la na aguardado hasta, el último momento pa- Rspública, -nuevo sistesna legal que el puera. aceptar el principio Je la retirada de blo ee di ¿libremente, y la. empujaron a nuestros vflluntítrips y de lag legiones reguuna guerra que a Ips pocos meses fie eos e traBjér s del camBfi? Síccl 95O t Ta s njenzada, no Hubieran padido tiál camuílan sus soldados, y Portugal y Ma rruecos sirven de escondrijo a sus divisio- nos. La cuestión- es ganar tiempo. ¡No les ha dado buen resultado el entretener durante semanas ds palique diplomático al mundo entero, mientras ametrallaban en Asturias a nuestros indefensos compatriotas, aniquilaban en hecatombe épica mujeres y niños, destruían ciudades y pueblos? Pues eso esperan que se repita ganando tiempo. Yo doy desde aquí el alerta a los paisea Sitoss del mando, porque nuestra causa ea la. catisíi de ellos. España aceptará toda medida que pemil ta reducir la contienda a un p 3 eiío interior; pero Que KO SO dejeíi las Seiüoeraciíts ssdu- ci- r por el maquiavelismo de sus peores enejnígós y ssan, una vez más, víctimas do nn torpe esgaño. Que no intenten. de nnevo mermar nces ÍPÓS dereclios, a trueque de Bita pronies íaías. Sóio pedimos nuestro derecíio. Puede la diplqraaeia, e n cuanto es culpable de la deforraacifin Ae nuestro pleito, economizarse la finesa, de hacernos ¡legar sus condolencias para nuestros duelos. Uecházamos todo testimonio de cfaridad, como humillante para la justicia, y nos obligamos a decir desde Madrid, núcleo central del heroísmo español, nuestro reconocimiento para los pueblos que nos estimulan con su adhesión a perseverar en la, reconquista da nuestra independencia. Pieles a ella, nuestra fidelidad no se extingue en la, -tumba, y eso hace que nu- estros. duelos, por tremendos que sean, nos robustezcan la fe. Da ahí que no los ocultemos. Tenemos derrotas que confesar, y victorias que deferir. Da unas y otras sacamos aquella fortaleza da ánimo que nos faculta para mostrarnos seguros del porvenir. Ningún país llamado por sus adversarios para hacer la guerra ha, dejado de contar en su historia victorias y derrotas. Y si alguno, mediante el pueril escamoteo de la verdad, ensayó a electrizar a su retaguardia cún la película permanente de sus triunfos arrolladores, la necesidad de poner su visto bueno a un iratadó de Versallés, sin Versalles, le vol- vio a la realidad de un destino acedo qua acaba, en fuerza de ser conjurado con malo moáos, por repetirse ds ftanera ineluctable. toiias. Derrotas con. dolor y victorias sin alegrías. El dolor de nnestras derrotas, por. q ue lo. pafícee Espa- iía, y la issatistacción de Maestras vieíerifts, pprqwe Jamás osaremos enip vesar con la Ibaiider do nuestro j úbijo Jiingán trozo de la Pfttria donde la giierra há- ya prodiicido estragos en los nomfcres y en las cosas, t k definitiva, la KeI) ñl lica no Isielia por aseg- arar su victoriar 4- UBII porción de la patria, y de los españoles; pretende algo más aaibicioso: ven cer para toda la Patria y para todos I05 espacióles. Siempre el faeroísiwo de los que luchan lía sido íntimamente nuestro dolor y nuestrp orgtrilo. Si algaiia T ea ¿Vos ha Sitio dado engreírnos, es porque nuestros soMados, compensando la difere 21 eia. de arjraamentó con ardor nacional, pusieron en derrota y fuga a las divisiones extranjeras qae recílíieron la orden de peneiferar en Madrid. Ese día, a- l uien inás se ufanó. Por Burgos y Salamanca Irabn tímidos gallardetes que traducían la emoción española do la victoria de Guadala. jara. Fuera de esa ocasión, victorias y deríotas nos lian entristecido por igual. Y así oo- ntatmisrá ocurriendo íiasta el fin de la gaerra, hasta que la victoria dé la Kcpúolica ilniniíie, cpii luz de pEtoicr día de ÍJénesis, los campos y las ciudades, los mares y los montes de la Patria martirizada. En esta guerra, las derrotas r; on dolor y las victorias sin alegrías tenemos imcstras derrotas y, nuestras, vi Una retaguardia fecunda y un sacrii ficio inacabable Entre tanto, nuestra alegría, se Ira a rft fugiar en la fecundidad da la retaguardia, en la capacidad creadora da los íiomprea y las muíer- as, en que te responsabitiáades rosas humüdéíí y anónimas, sacando íuerzas de flaqueza, facilitan con el suj o el trabajo heroico de nuestros soldados. Nuestros ov pullos m 3 íntimos están acogidos y pen áientes de fea yictoriaa aei trabaJo Á J

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