ABC MADRID 05-09-1937 página 2

5 de septiembre de 1937 ¿m S U S C R I P C I Ó N m AÑO XXXIII NUMERO 10.709. REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN; SERRANO, 61. TELEFONO 51710. APARTADO DE CORREOS NUM. 43 ABC Madrid: un mes, 3,50 pesetas. Provincias; tres meses, 12. América y Portugal: tres meses, 12,50. Extranjero: tres meses 30 ptas. ÓRGANO DE UNION REPUBLICANA Número suelto, 15 céntimos L s batalla de los precios y el e reajuste económico No nos parece completa la orden recién dictada por el Gobierno, estableciendo un reajuste y control de precios sobre los artículos de primera necesidad. Porque encontramos en ella, no un detecto que se refiera a su orientación y a ¡o que concretamente dispone, sino do- taitas de diferente volumen que pueden ser subsanadas en plena vigencia de sus preceptos. Pero algo tenemos que anticipar. La orden dictada es un magnifico comienzo para la batalla que liemos le reñir todos- -no solamente, el Gobierno y sus agentes- -contra la obra de sabotaje que vienen realizando los especuladores sobre la moral de nuestra retaguardia: contra los que aprovechan la guerra y las dificultades originadas por su desarrollo para enriquecerse a costa del malestar y el sacrificio del pueblo, ¿Cómo? ¿Cuál sería la actitud del pueblo antifascista que trabaja en la retaguardia, sí en un momento dado encontrase a unos agentes del fascismo ti plena calle, perturbando el orden público o saboteando cualquiera de nuestros servicios civiles o militares? Pues el especulador que no cumpla estrictamente la orden del Gobierno sobre precios, csiá ejerciendo una función análoga a la que pudieran ejercer aquellos agentes del fascismo. Y quien, conociendo el hecho, no le ponga inmediato remedio, denunciándolo ante las autoridades, encubre delito no menos grave que quien encubriese aquel otro que como ejemplo señalamos. Pero la función de vigilancia no puede terminar ahí. Conocemos a nuestros especuladores. Como que son los mismos de todos los tiempos y de todos los lugares, aunque hayan podido caminar las personas, y basta los antifaces con que puedan disfrazarse. Cortadas las posibilidades de ilegítima ganancia sobre un determinado número de artículos de consumo, ¿estamos seguros de que no van a abandonar su tráfico para dedicarse a otro más propicio a la especulación desenfrenada? ¿Estamos seguros los madrileños de que quien hasta ahora negoció y especuló con unos artículos sometidos desde hov a control de precios, no va a servirnos de agente desabastecedor por abandono de un negocio que ya no sirve para enriquecerse a costa del sacrificio del pueblo y por trasladar, posiblemente, su actividad hacia campo propiciopara continuar la especulación? El Gobierno anuncia acciones contundentes contra esta clase de negociantes. Pero es necesario que el- pueblo los vigile v desenmascare al primer síntoma equívoco. La batalla ha de ser dura: pero precisa que triunfen en ¡ella Gobierno y pueblo en acción estrecha v solidaria. ¿Las dos faltas de diferente volumen que encontramos en la orden del Gobierno? La primera. x, nos parece incompleta la lista de artículos de primera necesidad sometidos a tasa oficial. L a segunda, que esta batalla inicial de los precios debe completarse con un general reajuste. La tasa oficial que acaba de establecerse sobre un determinado número de artículos de primera necesidad repercutirá en los beneficios primeros de los productores, no siempre culpables de la especulación internied a. Y esta merma de beneficios no sería insto establecerla sin la compensación adecuada en los precios que rijan para otro orden de producciones no incluidas en la orden reguladora. Tasado el precio final para quien produce trabajando sobre la tierra, por ejemplo, es justo que también queden tasados los artículos de origen industrial que aquél necesita. A este respecto, nos parece digna ele la mayor atención, por su justeza. la I SE AGUO JLA F I E S T A í nota que acaba de publicar la Federación Española de Trabajadores de la Tierra. Los nuevos reclutas hacen su enírada, cen optimismo y alegría, en sus respectivos cuarteles, (Foio Serrano. JL