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ABC MADRID 11-05-1937 página 5
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Descripción

La artillería de Krupp ejecuta sobre Madrid el apartado 7. del Plan Thyssen. Foto fcíortii. Las fábricas de armamentos y los beneficios de guerra. Esi posible que los antecedentes expuestos ya en este capítulo subieran al lector una observación. ¿Puede el Estado alemán, con una economía en quiebra, buscador ele empréstitos en el extranjero (ahí están los viajes incesantes del doctor Shach, presidente del Reiehbank, a Londres y a Nueva York para acreditarlo) atender a los compromisos derivados de su militarización y de su rearme y a las aventuras preparatorias en el extranjero al mismo tiem po? No hay que olvidar un detalle fundamental: Que el Estado alemán es Hitler y que Hitler apenas si cubre como pantalla (marioneta dócil y obediente) las maniobras de los fabricantes de armamentos y de la industria pesada. T que estas maniobras se justifican, en cuanto a su potencia económica y a negocios en perspectiva con las siguientes cifras, que aparecen en un estudio de Rudolf Fuchs sobre los beneficios obtenidos en. la guerra europea por los fabricantes de armas. Krupp, cuyos beneficios antes de 1914 ascendían a la cifra de unos 31 millones de marcos anuales, elevó esta ifra durante la guerra a 67 millones. Deutsche- Werke pasó de cinco millones a 11 millones. Rheinmetal und M. F. de millón y medio a 10 millones. Koeln- Pulverf, de cuatro a 12 millones. Skoda, de cinco millones de coronas a 12. Waffenfabrik, de tres millones a 16. Schneider, de seis millones de francos a 11. Y basta con lo transcrito para formar juicio sobre aquella observación que pudiera hacer el lector. Se trata de un magr niñeo negocio sostenido entre 1914 y 191 S sobre, la sangre de 14 millones de muertos. ¡Y quedan, por lo visto, (contemplada hoy desde España la cobardía dé los Gobiernos que se llaman democráticos y pacifistas ante las agresiones del fascismo) tantos nego- cios en perspectiva! España estaba incluida en el apartado 7. del ¡Plan Thyssen. Estamos en el apartado séptimo del Plan Thyssen. Después de Hungría, después de Polonia- -casos ¡que quedan reseñados- los ejecutores del Plan habían pensado en España, posición geográfica útil a la, defensa de Alemania o a los planes dé ataque contra sus enemigos: rías ¡invulnerables, islas estratégicamente situadas, frontera con el sur de Francia, una zona de influencia en Marruecos, dominio del Estrecho de Gibraltar, y, por si esto Juera poco, hierro, cobre, plomo, mercurio; justamente aque- llas materias primas cuya escasez constituía la permanente preocupación de los ejecutores del Plan Thyssen. ¡Magnífico colaborador, bien armado (con pago hasta el último céntimo) y dócil al mandato para la organización de nuevas matanzas de rendimiento incalculable! Pero había un serio inconveniente. Desde 1931. España estaba gobernada por una Bepúbilrca, bastante ingenua y pacifista, es verdad, como aquella de Weimar, que había llegado incluso a estampar en u Constitución la renuncia a la gruérra como instrumentó de política. No era el caso de Hungría, hechura y dominio del almirante Horthy y de los señorea feudales maghiares; ni tampoco el caso de Polonia, hechura del mariscal Pilsudsky. La República; española no quería armarse hasta los dientes, ni ser satélite de la aventura germánica. Ni soñaba con empresas imperialistas Ni operaba sobre un pueblo dispuesto a dejarse esclavizar, ni a servir de combatiente para el mejor negocio de los fabricantes de armamentos. Era, pues, un estorbo que se hacía necesario destruir y aniquilar. ¿Sintiéronse reconfortados y esperanzados los ejecutores del Plan Thyssen cuando, en octubre de 1934, apareció en el ministerio de la. Guerra de Madrid el vaticanista Gil Robles y el general Franco en la Jefatura del Estado Mayor Central? Es este detalle del mayor interés que habrá de aclararse algún día para completar la ln. vestigación sobre los turbios orígenes del alzamiento fascista en España... Según Informaciones que tuvieron eco en algunos periódicos de Barcelona, después de iniciado el movimiento subversivo, parece qué, efectivamente, hubo ya por entonces tanteos, y entrevistas. ¿Tratábase tan sólo de trabajos previos para la gran traición que había de consumarse en julio de 193 (í o es que los ejecutores del Plan. Thyssen (los nazis no querían nada con la, diplomacia de San Pedro) aun encontrando propicio al vaticanista Gil Robles, no aceptaban las andaderas del Vaticano impuestas a su hombre de paja en España? Por aquella, época y segün ha recordado defcpués alguna Prensa francesa dé izquierdas, la revista Militar Vockenblatt publicación nazi de Berlín, insertó unas notas sobre el viaje, a España del agente de Krupp, von Kremer, presentándolo como un simple y normal viaje de negocios (ventas de material de g U erra. al ¡Gobierno esp aiñol) Es ahora cuando realmente puede intuirse el móvil verdaidero de aquel viaje. Los hechos demuestran hoy que los ejecutores del Plan Thyssen esperaron. Quietos, o maniobrando en- las sombras. Como fuera. Acaso entendieron que no ihabía llegado aún el momento propicio para aplicar en España su apartado séptimo. Al fin, en- contraron el hombre y el hecho que buscaban: Sanjurjo y el complot contra la República organizado por generales, banqueros, terratenientes y clérigos, que aquél acaudillaba. Juan DE AGUIRKE la ría fabril de Bilbao, Altos Hornos, astilleros, minas de hierro, uno de los sueños del nazismo en España.

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