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ABC MADRID 26-04-1937 página 9
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ABC MADRID 26-04-1937 página 9

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C. L U N E S- 2 6 D E A B R I L D E 1937. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 9. DE POLÉMICAS soluto acatamiento y una leal colaboración hacia el Gobierno. Sean estas palabras serenas, apostillas a las polémicas que presenciamos, estériles o perjudiciales, y desde luego, sencillamente inoportunas. Hay que permanecer unidos con una sola voluntad y una línea. recta de actuación. Se nos pide bien poca cosa comparada con el riesgo que corren en las trincheras los combatientes: que trabajemos en la retaguardia como un solo hombre para secundarles en el sacrificio. Si nuestro propósito no llevase a todos la enmienda, quede cada uno en el plano que le coloque su intemperancia y su intransigencia. Hoy, como Sé ha dicho muchas veces que la ayer y como mañana, nosotros tendreunión sagrada de iodos, los antifascis- mos la satisfacción del deber cumplitas nos daría la victoria. Pues si ello do, que no es otro que el de saber que es así, ¿para qué perder el tiempo en sin ganar la guerra nadie, por muy discusiones bizantinas? Quisiéramos fuerte que se crea, tiene derecho a pedar a nuestras palabras el sentido am- dir compensaciones. plio de ecuanimidad y ponderación que merecen las circunstancias. No es hora de promesas con reservas mentales, CRONJ CA sino de hechos concretos plasmados en consecuencias de positiva eficacia. DÉ lETAGUARDIA Por el camino emprendido sólo lograremos V 7 i enrarecer el ambiente con un malestar Una mancha de sangre en la acera peligroso. Los niños juegan en los jardinillos de los El síntoma aparece- -lo decimos co- parques públicos. Corren y ríen por entre mo fruto de una amarga observación- -los macizos, que tienen un color verde claen cuanto las armas republicanas tie- ro, bajo el luminoso sol de la media tarde. nen triunfos resonantes. A los pocos La comba astil del cielo tenía la serenidad días nacen, no sabemos por qué in- de lo eterno. No se oye un cañonazo. Se olvida en estas horas de calma toda la tra. consciente insensatez, la lucha por la gedia que nos hace cada día mi poco más tajada política. Nos ciega el optimis- viejos de espíritu, que es la peor vejes. mo, y con éste, apartamos del espíriLÁZARO SOMOZA SILVA Cuando la ciudad no estaba bajo el fuetus la preocupación de la guerra, para go enemigo, buscábamos en las horas de poner paño al pulpito y hablar más arte un poco de emoción con que substituir de la cuenta. El más eres t ú salía los placeres epicúreos. Los españoles no LO CORTES NO QUITA por las columnas de los periódicos, y habíamos caído en la tremenda estupidez A LO con ello, dantos un motivo de comen- de matarnos los tinos a los otros, con las La censura nos HEROICO cumr permitirá que para máquinas de guerra Modernas, monstruos tario, con insinuaciones falaces, al ene- de leyenda de esta época super civilizad a. plir un deber de cortesía hablemos por una migo, que atisba todos los movimien- Pero la insensatez, el egoísmo atávico, de vez de subsistencias. Es decir, puede que el ruego sea ocioso, pues, seguramente, en tos ds la retaguardia. unas clases privilegiadas, la ambición des- el mes y medio transcurrido desde que se Es hora de silencios, de sacrificios orbitada del fascismo internacional, ha nos impuso el silencio con el fin de no eny de trabajes. Una sola obsesión: hun- puesto a los más y a los mejores en el tran- torpecer la labor de los que, afanosamente, se preocupaban por nuestra nutrición, dir el fascismo en la tumba de su am- ce de defender la libertad con el sacrificio todas las dificultades estarán resueltas y, bición imperialista. Luego, el pueblo, de la propia vida. Florean los rosales en se podrá abordar el tema. los jardines recónditos de los hotelitos del y no hay que olvidar que ios que re- extrarradio. Se percibe en el paisaje la ecloDe todos modos, no vamos a ocuparaos gresen de las trincheras serán pueblo sión primaveral. La vida de las mucha- de si se come más o se come menos, cosa escaso interés para los madrileños des también, que elija con su soberana vo- chas que empiezan a ser mujeres piden su de que merced a las inyecciones de nutreim de luntad el régimen que desee con la derecho a sentir, el amor entre sonrisas que nos enviaron de Suiza- ¡oh, asombro magnífica expresión del sufragio uni- claras y promesas bellas, expresadas con so invento alemán! -tienen casi vírgenes palabra. lincas. Y, sin embargo, en cam- las hojas de cupones de las cartillas da versal. abastecimiento. Queremos solamente mosPorque pensar que la guerra está en pos, y montes, -crece la negra flor de la trar nuestra gratitud a Valencia, a Alicantrance de terminarse, es un error in- muerte. Primavera de sangre y fuego, de te, a Murcia, a Cataluña, a Aragón, a todas las provincias, en fin, que con rasgo gesigne, que nos expone a contratiem- dolor y de lágrimas. El alma ya no- se satura de emociones neroso nos envían caiii: cr; ps y camiones de pos irreparables y funestos. Es ahora que nos de Se apacuando más despierta ha de permane- puras ylas sentimientos magistrales. humildes, víveres, cosa deinsertamosenteramos por las relaciones que en la correspongaron risas- cer nuestra atención, más afinada nues- llenos ahora delen los hogares ausente v diente sección o por las fotografías de las recuerdo del tra sensibilidad, gara no dar un paso del caído. Se viven las horas todas, de la caravanas que arriban a la urbe. Como lo cortés no resta nada a lo heroi. que no sea firme y ni ocasión de te- noche y del día, pendientes de la noticia dar las gracias a ner que rectifica? Se juega la vida de que ha de traer el telegrama lacónico o el co, queremos que ha enviarlo unatodos los donantes. Al caja de muchos hombres, la economía del país amigo fraterno. Y luego, este recurso de huevos, al que ha descolgado de su despensa los mejores jamónos, al que ha üenado y la seguridad de la República. Y quien creer en el fatalismo para prevenirse conpródigamente no sepa colocares en este plano de al- tra el silbido del obús que proyecta sobre mión, al que do frutas y hortalizas un caha tura moral es que no se ha dado cuen- las calles su lluvia de metralla, destrozan- a las cuestacionescontribuido con su óbolo de Valencia y Barceloc a de su responsabilidad histórica y do los cuerpos de los transeúntes indefen- na, al que ha satisfecho gustoso impuestos sos. La Pálida, madrina de los traidores, en teatros y cafés... pero, la verdad, nos de sus deberes antifascistas. Lo deciresulta un poco duro al mismo tiempo mos rnos con esta roíundez, porque en nues- lanza sobre la ciudad las bolas de una la- trar esta gratitud, sentida sincerísimamentra conducta, desde que se produjo la tería trágica. caen en las calles, céntricas te, tanto que se nos han saltado varias voces Los cbitses tragedia que vive el país, es la de un ab- cono una maldición ds los que han empa- las lagrimas contemplando los- gráficoa do pado la tierra española de sangre y de odio. Se clavan los conos de los proyectiles sobre el asfalta o el adoquín cuando menos se espera. Corre en todas direcciones la multitud a refugiarse en los portales. Instinto de conservación, pero no miedo desmoralizante. Sobre las aceras unas manchas rojas... Madrid no pierde su ejecutoria espiritual ante la bárbara agresión de los que saben que ya no puede ser suyo. Los madrileños, con su actitud, están haciendo el mejor elogio del estoicismo. Se han fundido en su alma dos anhelos infinitos que triunfarán a la corta o a la, larga: ganar la guerra y derrotar al fascismo. Luego se hará la honda revolución que espera el pueblo. Las reacciones que producen esos atentados a la población civil no es la que suponen los enemigos. Hace mucho tiempo- -desde el mes de noviembre- -que los ciudadanos tienen un concepto numan- íiño de la defensa del casco urbano de la capital de la República. Por eso nos contempla el tn- undo con silencio admirativo. A costa nuestra se están salvando muchas ideas que hubieran naufragado entre crueldades terribles. La loba romana acabará por morder, al César. Porque por encima de todas las malas pasiones humanas, flota- en la conciencia del hombre una justicia inmanente y liberadora. Otra ves volvemos a ser el primer plano de la Historia, con rutas luminosas para los que quieran salvarse. Calamos hondo y- miramos lejos... Sainos ejemplo y norma. Con esfuerzo titánico abrimos camino a la verdad esplendorosa del futuro. En la hoguera de nuestra guerra civil se queman todos los sistemas viejos del siglo xix, que vieron el belfo caído del rostro borbónico. ¡Manchas rojas en la acera No importa el sacrificio. Por cada glóbulo desparramado en el pavimento surge una voluntad que está dispuesta a vencer. Cada cuerpo caído, no combatiente, es un precursor de la gran victoria...

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