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ABC MADRID 26-02-1937 página 7
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ABC MADRID 26-02-1937 página 7

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Madrid, 26 de febrero de 1937 AÑO XXXIII. NUMERO 10.541. REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: SERRANO, 61. TELEFONO 51710. NUMERO SUELTO, 15 CÉNTIMOS A MALAGA LE HEMOS HECHO BASTANTES FUNERALES DIARIO REPUBLICANO DE IZQUIERDAS Director: ELFI DI O AL O N SO Nosotros tenemos que decir- -aunque es innecesario decirlo- que cuanto se haga para combatir al fascismo, á quien hay que. hacerle la guerra sin cuartel en ¡a retaguardia, cerno se le hace en las trincheras, tiene nuestro beneplácito; pero ¡ah! recabamos el derecho de discutir lo que nos parezca que. absorbe otras esferas, a las que se les da trato análogo al fascismo. En España ha creado la guerra situaciones difíciles a todos ios hombres, y precisa tenerlas muy en cuenta, principalmente, con explicable obsesión, al fascismo, se pueden tener confusiones lamentables, que si por excepción son injustas, generalizándose producen consecuencias incalculables. Las leyes, las órdenes y las conductas, para aplicarlas deben ajustarse al objetivo para, que son dictadas, y en todos los casos han de tener esta garantía: la de que se puedan cumplir, pues a los ciudadanos hay. que ponerlos en disposición de que cumplan las leyes. Y, además, gobernantes y gobernados de una democracia tienen que tener presente que un hombre, sus opiniones y sus derechos, tienen siempre un valor, sobre todo si no. es ni ha sido nunca fascista. ros que en Madrid están cobrando un jornal sin poder rendir obra, debido a que éstas están paralizadas, según han declarado los ministros ojie recientemente nos han visitado, demuestra que pronto se van a organizar grandes proyectos, que permitan ocupar toda la mano de obra que viene su- friendo endémica desde hace largo tiempo. Además, el poner en marcha con organización adecuada las industrias de guerra, será la base de ocupación de millares de ciudadanos, porque lo que nadie puede ne- gamos es que en España existen multitud de parados porque no tienen donde traba- jar. ni lo han tenido casi nunca. Las forti- ficaciones de guerra, suponiendo, que todo el mundo se convierta momentáneamente en trabajador manual, pueden ser una aparen- te solución, sobre todo para los que tengan aptitud física para esa clase de trabajos; pero lo que es evidente es que ahora ade más de los vagos y parados de siempre, existen parados por las actuales circunstan- cms, que se honran habiendo trabajado siempre, que lo que tienen lo deben al trabajo y Que quisieran seguir trabajando si se les proporciona el medio de trabajar. Creemos que a estos hombres, que son. muchos, no puede imponérseles el procedimiento faraónico del trabajo como castigo 1 al paro involuntario que están sufriendo. Pero hay más, ¿quién les da el certificado de trabajo a los hombres de profesiones llamadas vulgarmente liberales? ¿Ya los pequeños industriales y comerciantes? Si es respecto a consignar las horas de trabajo, ¿qué se quiere decir con ello? ¿Puede ser molestado el poseedor del certificado de trabajo si a esas horas en que se marcan, como de jornada se le encuentra en las calles? Si esto es así, ¿cuáles son las horas de trabajo de un médico, de un periodista, de un arquitecto, de un investigador. Que conste que pedimos estas aclaraciones con absoluta buena fe, pues sabemos que los vagos de oficio, los emboscados, etcétera, no hacen estas preguntas, sino que se buscan un certificado, ¡que yá lo encontrarán! diciendo- que su jornada comienza a las ocho. de la mañana y termina a las doce de la noche. Nosotros defendemos legítimos intereses morales de hombres honrados que se vén amenazados por ios rigores de una orden inflexible, y nos importa poco que alguien- -si lo hubiere- -nos echase en cava que. padecemos sentimentalismo o que nos asusta que trabaje toda la fíente. Muy obtuso será quien esto nos diga, si no nos lo dice con mala fe, pues lo que nosotros queremos, y lo decimos con toda gallardía, es que e. acabe con los fascistas y con los vagos; pero que en dos minutos se pretenda acabar con el paro de iodos los que quieren trabajar, nos parece demasiada ilusión, que tiene, además, el peligro de ser una ilusión cruel. LAS OPINIONES Y LOS DERECHOS DE LOS HOMBRES TIENEN UN Hace muchos años, comentando el estado moral de la conciencia colectiva de la postguerra, escribió un. fino temperamento liberal, Luis de Zulueta, un artículo, cuyo contenido tiene ahora máxima actualidad. En esencia decía esto: Hoy un hombre no vale nada, y llegaba a esta terrible conclusión, después de analizar, cómo en los países europeos; ante el panteísmo del Estado, origen de las dictaduras modernas, la estructura política tendía a eliminar las opiniones, los derechos y hasta la vida de los hombres. Esta consecuencia fatal de la guerra, que consume generaciones enteras, y machaca a golpes de metralla la existencia de multitud de seres fauma. nos, embota las sensibilidades más delicadas, dándole a la época que tiene la desgracia de padecerla, una dominante feroz, contra la cual la civilización tiene que reaccionar por instinto de conservación. A España le lia tocado vivir con exaltación un período de la constante historia de lo antihumano, y nosotros, los representantes del Frente Topular y del antifascismo, que luchamos como dique de la barbarie panteísta, para redimir los derechos del Trabajo, de la Libertad y del Hombre; necesitamos, congruentemente con nuestras intenciones, no dar rienda suelta a los instintos del hombre en lo que éste tiene de común con los seres vivos, que no son humanos precisamente, si o encauzar el sentimiento explosivo de todos hacia las corrientes más dignas de lo que hace valer la pena de sentirse hombre. Al Gobierno, a las autoridades, a los dirigentes todos de la cosa pública, les compete la delicada misión de llevarnos a la victoria, y de crear una vida con las garantías necesarias para que valga la pena de ser vivida. Na! die, con alto sentido de su responsabilidad de conductor, puede dejarse conducir por el murmullo simple que ansia objetivos morbosos. El gobernante gobierna para resolver problemas, ¡dándose cuenta de todas sus consecuencias. El Gobierno actual tiene la enorme ftarea de seleccionar de los estados de opinión, muchas veces forjados sin control y de puras aspiraciones rudimentarias, aquéllos que, en realidad, siryan eficazmente la causa dé la guerra, sin perturbar innumerables cesas, LJ DAS A UNA ORDEN Anteayer hemos dedicado unos comentarios a la orden del ministro de la Gobernanación referente al certificado de trabajo. Mal informados, los titulamos Apostillas a mi decreto por suponer que. tal rango tendría una determinación de esc alcance; pero supusimos equivocadamente, y en tai inciso rectificamos aquel titular. J ro tenemos ningún interés particular en oponerle reparos a la orden ministerial del Sr. Galarza, y hasta estamos dispuesto a declarar, aplicándolo a este caso concreto, que hacemos nuestras unas frases recientes de Pascual Tomás: Y el Gobierno que diga qué es lo que debe hacerse en España para ganar la guerra, y después, nosotros, a cumplir lo que el Gobierno manda con su absoluta responsabilidad. Decimos esto porque no queremos ser discordantes entre los órganos del Frente Popular, que tantos elogios han hecho de esta panacea contra los vagos de la retaguardia. Teniéndolo en cuenta y nuestros deseos de que se termine con el morbo social de la vagancia, nos atrevernos a pedir algunas aclaraciones n -f permitan hacer de la orden instrumento eficaz contra lo que pre tende extirparse y. no arma que pueda dar lugar a crear más enemigos al régimen re. publicano. Es evidente que el deseo del Gobierno de darles ocupación a más de quince, mil obre- Los, fascistas- redoblarán su saña criminal. No permitáis que los niños caigan ametrallados por los aviones ale inanes e italianos.

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